Evitar el cáncer... ¡Naturalmente! Métodos al alcance de todos para mantenerse alejado de la enfermedad

 Evitar el cáncer...

¡Naturalmente!

Métodos al alcance de todos para

mantenerse alejado de la


enfermedad

A mi madre

Para la Humanidad

“Las artes y las ciencias aman, en efecto, al que las ama, es decir,

a aquellos a quienes Dios ha conferido esa gracia.

Por eso y por más que poseáis todas esas cosas, no deberéis

guardarlas para vosotros solos ni para vuestra exclusiva

satisfacción, sino darlas en beneficio de todos, pues para todos

ha sido creada la medicina”.

(Paracelso, Libro de las Paradojas)

“El médico del mañana comprenderá que él, por sí mismo, no tiene

poder para curar, pero que si dedica su vida a servir a sus

hermanos, a estudiar la naturaleza humana, y así comprender en

parte su significado, a desear de todo corazón aliviar el

sufrimiento, y a renunciar a todo para ayudar a los enfermos,

entonces podrá canalizar a través de él el conocimiento que los

guíe y la fuerza curativa que alivie sus dolores. Y aún así, su

poder y su capacidad de curar estarán en proporción a la

intensidad de su deseo y de su voluntad de servir. Entonces

comprenderá que la salud, al igual que la vida, pertenece a Dios,

y solamente a Dios; que él y los remedios que usa son meros

instrumentos y agentes del Plan Divino para ayudar a los que

sufren a regresar a la senda de la Ley Divina”.

(Edward Bach, conferencia dictada en Southport, 1931)

“Aplicaré mis tratamientos para beneficio de los enfermos, según

mi capacidad y buen juicio, y me abstendré de hacerles daño o

injusticia.

Viviré y ejerceré siempre mi arte en pureza y santidad.

Siempre que entrare en una casa, lo haré para bien del enfermo.

Me abstendré de toda mala acción o injusticia”.

(Hipócrates, fragmentos del Juramento Hipocrático)

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!


El cáncer es una de las principales causas de sufrimiento en el

mundo civilizado. La incidencia de esta enfermedad, lejos de remitir, va

en aumento constantemente. En el año 1995 las muertes por dicha

causa superaban los 75.000 casos sólo en España. Y aunque la

mortalidad haya descendido debido a los avances médicos, no se

observa un paso definitivo hacia la erradicación del mal, ni un

incremento en la calidad de vida de los enfermos. Tampoco existe una

clara información extendida mundialmente a nivel educativo acerca de

la prevención de esta patología. De existir, seguramente sí

empezaríamos a poder hablar de la regresión del cáncer en nuestra

sociedad.

El objetivo de escribir este documento es el de ayudar a difundir

esta información tan necesaria para sanos y enfermos. La obra va

dirigida a los que deseen mantener la salud en buenas condiciones y

evitar la máxima cantidad de riesgos posible; y para los que padecen

dicha patología y quieran tener la información suficiente para decidir

los pasos a seguir.

Es el enfermo, y no el médico, el que tiene la obligación de

informarse bien y decidirse por uno u otro tipo de terapia, ya sea por la

medicina oficial, la natural, la macrobiótica, una combinación de varias,

o incluso ninguna. El último responsable de la vida del enfermo es él

mismo. No es la vida del médico la que está en juego, y por lo tanto no

tiene ningún derecho a imponer ninguna terapia, por más que crea que

es la mejor. En todo caso, sí es la obligación del médico o terapeuta el

presentar la máxima información de que disponga, completa, y sin

ocultar detalles; de una manera fácil de comprender por parte del

paciente, sin falsear datos y con la máxima imparcialidad posible. No

hace falta espetar nombres científicos, asustando y confundiendo al

enfermo para coaccionarle a escoger determinado método. Es la vida de

un ser humano lo que está en juego y debemos tratarle con la dignidad

y la comprensión que merece. Nunca se debe caer en el error de

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

desprestigiar una terapia que nos es ajena y desconocemos,

simplemente por tener referencias vagas. Sólo cuando conozcamos la

ineficacia de un método determinado, contrastado ello científicamente,

podremos opinar en contra. Pero aun y así, no se debe imponer nada.

Desgraciadamente, no siempre se dispone de toda la información

posible. Es por ello que he decidido hacer el presente escrito, en el cual

he intentado exponer todos los caminos de curación de los que tengo

noticia. Me hubiera gustado tener en mis manos un compendio como

éste hace 15 años, cuando mi madre vivía aún, y gozaba,

aparentemente, de buena salud. La medicina natural era entonces

accesible únicamente a un limitado número de personas, y la medicina

oficial era la única alternativa posible. Hoy día existe mucha más

difusión de las terapias naturales, y son mucho más accesibles al

público en general, siendo ello posible gracias a la gran cantidad de

libros existentes sobre el tema, y cómo no, gracias a los medios

telemáticos de nuestra época, en especial, Internet. Aún y así, siendo

muy extenso el volumen de datos acerca del tratamiento natural del

cáncer, frecuentemente se hallan éstos demasiado dispersos, con lo que

se hace muchas veces costoso obtener un compendio medianamente

completo. Es por ello que sé lo útil que puede ser tener una guía donde

apoyarse, y saber dónde y cómo empezar a actuar.

El presente texto pretende dar, pues, una visión del problema a

través de la óptica de la medicina natural, pero no puede tomarse como

una verdad absoluta, pues son muchas las ópticas y tendencias

existentes. Por lo tanto es recomendable que quien se interese por la

terapia contra el cáncer procure recabar toda la información que pueda,

y si le es posible, reciba el asesoramiento de uno o varios profesionales

de la salud debidamente cualificados. El resto, la decisión de qué

camino tomar, es cosa de cada cual. Personalmente no aconsejo ni

desaconsejo ningún tipo de terapia: cada uno debe juzgar por sí mismo

según la información de que disponga.

Para que este documento alcance la máxima difusión entre todos

aquellos que se interesan por la salud, renuncio al uso de mis derechos

de autor sobre esta obra, y doy mi absoluto consentimiento para

reproducirla y distribuirla por cualquier método (informático, mecánico,

etc.), por parte de cualquier persona, biblioteca, asociación, etc.,

siempre y cuando no se modifique nada del texto, y no se use el mismo

para fines lucrativos.

Para que ello sea posible, las sucesivas actualizaciones de este

trabajo se pueden encontrar en la siguiente dirección Internet:

www.florbach.es.org/cancer

En ella estará siempre la última versión del documento

disponible para ser descargado, pues a medida que vaya disponiendo de

nuevas informaciones las iré incluyendo en este trabajo.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Si el presente escrito cae en manos de algún editor interesado en

su publicación, puede hacerlo sin pedirme permiso; lo único que le pido

es que el precio del ejemplar resultante sea lo más económico posible

para el público, y si es posible, se venda a precio de coste; también le

pido que sea reproducido el texto íntegramente y sin modificaciones. Si

alguna página web, revista o publicación periódica desea reproducir

algún fragmento, puede hacerlo, siempre y cuando especifique o facilite

la forma de conseguir la totalidad de su contenido.

Todo ello no significa que el posible libro (o publicación impresa)

donde se reproduzca todo o parte de este trabajo, pueda ser copiado

libremente. El derecho de copia de cualquier edición impresa pertenece

a su editor. Lo que sí es gratuito es el fichero que se puede encontrar en

la página web que he comentado: ese fichero como tal sí puede copiarse,

imprimirse cuantas veces se quiera, transmitirse vía correo electrónico,

alojarse en otra página, etc.

Para contactar conmigo, dispongo del siguiente correo

electrónico:

joribal@hotmail.com

Puede escribirme aquí quien así lo desee para cualquier duda,

sugerencia, rectificación, crítica, etc.

Si alguien desea traducir desinteresadamente el presente escrito

a cualquier idioma y renunciar asimismo a los derechos de autor sobre

la traducción, le agradecería que me mandara una copia de la

traducción para dejarla disponible en la página web antes mencionada.

He intentado ser lo más riguroso posible en la exposición que

conforma este trabajo. Supongo que algunas veces lo habré conseguido,

y muchas otras no. En todo caso, pido perdón por los posibles errores

que haya cometido.

- 6 -

J. Ribal, febrero de 2.002

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

1. ¿Qué es el cáncer?

Antes de entender qué mecanismos son los que hay que

potenciar, y hacia dónde deben ir dirigidos los esfuerzos para aplicar

una terapia efectiva contra el cáncer, necesitamos tener una pequeña

idea de los mecanismos que entran en juego durante la formación y

desarrollo de la enfermedad.

El desarreglo se produce cuando por una mutación en el

material genético de una célula, quedan afectadas las funciones

reguladoras de la tasa de duplicación de la misma. Entonces esta

célula, que se convierte en cancerosa, se duplica formando dos células

idénticas, y por lo tanto cancerosas. Así, cada una repite el proceso, y la

duplicación se realiza sin control y a gran velocidad, formando así los

tumores cancerosos. Una mutación en un gen no implica la aparición

de cáncer, pero aumenta su probabilidad, pues para su formación

patológica debe pasar por dos fases: una primera, llamada iniciación y

una segunda, promoción. Para que un gen sea iniciado, debe haber

estado en contacto con un agente iniciador. Una vez ha sido la célula

iniciada, necesita de un agente promotor para pasar a la segunda fase.

Para llegar hasta aquí, necesitamos pues, que las células de nuestro

organismo estén en contacto con agentes carcinógenos, es decir,

iniciadores y promotores del tumor canceroso.

El organismo tiene una serie de mecanismos bioquímicos para

evitar que se formen y proliferen dichos tumores, inhibiendo la

actividad de los agentes carcinógenos, y desechando células mutadas.

Si de todas maneras dichos mecanismos fallan y se produce una

neoplasia (tumor de nueva formación), disponemos todavía de otra

barrera: la respuesta del sistema inmunológico, el cual se encarga de

interceptar y eliminar las células cancerosas.

A medida que van creciendo, se va desarrollando en los tumores

una red sanguínea que los alimenta, y sin la cual morirían. A este

fenómeno se le llama angiogénesis o neovascularización. El elevado


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

número de células adicionales cancerosas existentes en el organismo

aumenta las necesidades de consumo de nutrientes. Este hecho,

añadido a la falta de apetito habitual en esta enfermedad, es lo que

provoca la pérdida de peso corporal característica del cáncer.

Podemos clasificar los tumores en benignos y malignos. Los

primeros suelen quedar encapsulados y muy delimitados respecto a los

tejidos circundantes. A pesar de su duplicación más rápida de lo

normal, mantienen las características del tejido original al que

pertenecen. No suelen convertirse en malignos, y su principal

inconveniente es que pueden llegar a presionar órganos adyacentes,

dificultando sus funciones vitales.

Los tumores malignos, en cambio, invaden y destruyen los

tejidos circundantes. Por lo tanto, una célula correspondiente a un

tumor maligno, puede invadir el torrente circulatorio sanguíneo o

linfático. Dicha célula puede, así, desplazarse por todo el organismo e

invadir otro tejido, estableciéndose en cualquier lugar y formando así

un nuevo tumor o metástasis. Los tumores benignos no metastatizan.

Las células cancerosas malignas pierden su especialización, es decir, el

tejido de un tumor maligno es siempre similar al de otro tumor maligno,

independientemente del tipo de tejido en el que se hayan formado. Los

tumores malignos se desarrollan más rápidamente que los benignos, y

se pueden dividir en carcinomas y sarcomas. Los primeros se producen

en las células epiteliales, es decir, básicamente en piel y mucosas, y son

los más numerosos. Los segundos se producen en las células

mesentéricas (hueso, músculo, cartílago, tejido adiposo y endotelios).

La leucemia es un tipo de cáncer que afecta al contenido y

equilibrio de células sanguíneas. Puede estar relacionado con un tumor

en la médula ósea, o en algún punto del sistema linfático.

El sistema inmunológico, las defensas del organismo, se

encargan de eliminar las células cancerosas que puedan formarse. El

mecanismo es el siguiente: un macrófago ingiere y asimila una célula

cancerosa, y posteriormente muestra los fragmentos de dicha célula en

su superficie. Los linfocitos B y T asesinos reconocen dichos fragmentos

e informan a otros linfocitos B y T asesinos para que se multipliquen y

activen contra las células de las características especificadas. Cuando el

“enemigo” ha sido aniquilado, los linfocitos T supresores desactivan a los

anteriores B y T asesinos, permaneciendo activos únicamente unos

cuantos, como memoria preventiva.

Podrían llegar a existir hasta 10.000 células cancerosas en un

organismo, sin que se llegara a desarrollar la enfermedad, según el

inmunólogo Michael Williams. Podemos constatar por ello el

incalculable valor que tiene la labor de nuestro sistema defensivo, al

evitar continuamente que dichas células alteradas formen una

neoplasia. Cuando la respuesta del sistema defensivo, por la causa que


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sea, queda temporal o continuamente mermada, alguna de estas células

malignas puede prosperar en una nueva formación cancerosa.

Por lo tanto, podemos constatar que para que se forme un

cáncer deben cumplirse varios requisitos:

• Mutación adecuada para que las células se multipliquen sin

control. Los agentes carcinógenos son imprescindibles para

ello.

• Fallo de los mecanismos bioquímicos de defensa contra los

tumores.

• Fallo del sistema inmunológico.

¿Cuáles son estos agentes carcinógenos? ¿Por qué fallan los

mecanismos anticancerígenos naturales? ¿Por qué fracasa el sistema

inmunológico?

Estas son las grandes cuestiones que nos permitirán abordar

tanto la prevención como el tratamiento del cáncer. Aunque todavía

queda mucho por descubrir en cuanto a los complejos mecanismos que

entran en juego en las formaciones cancerosas, existen numerosos

productos suministrados por la Naturaleza, los cuales, algunas veces

sin que sepamos exactamente por qué, actúan eficazmente contra los

tumores, reduciéndolos e incluso eliminándolos.

En los próximos capítulos intentaremos dar una exposición

detallada de los mecanismos que favorecen la aparición de tumores

cancerosos, así como los productos y métodos naturales que nos

ayudan a evitar y suprimir dicha anormalidad.


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2. Elementos que favorecen

la formación de cáncer

Hemos hablado anteriormente de la existencia de unos agentes

llamados carcinógenos o cancerígenos. Por agente carcinógeno se

entiende todo aquello que es capaz de inducir o provocar cáncer. A

parte de dichos agentes, hemos visto que para que se produzca una

tumoración deben fallar los sistemas de defensa tanto bioquímicos

como inmunológicos. Estos fallos no se producen de manera aleatoria, y

responden también a determinadas causas que estudiaremos más

adelante.

Entre los elementos que producen o facilitan directa o

indirectamente la aparición de cáncer, podemos considerar, entre otros,

los siguientes:

• Mala alimentación

• Tabaco

• Promiscuidad sexual

• Aditivos alimentarios

• Alcohol

• Exceso de exposición solar

• Contaminación ambiental

• Productos químicos industriales

• Radiaciones electromagnéticas

• Factores psicológicos

• Medicamentos químicos y procedimientos médicos

Observemos en la figura 1, la distribución estadística de causas

de muerte por cáncer en España en el año 1995, aunque dichos datos

son relativos, pues un cáncer no suele originarse por una única causa.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Sólo en Estados Unidos, cada día más de 3.000 personas

reciben la noticia de que tienen cáncer. Podemos hacernos una idea de

la cantidad de muertes que podían haberse evitado de haber seguido un

programa de prevención adecuado: ¡prácticamente todas! Llevando una

vida lo más sana y natural posible se pueden evitar millones de

muertes. ¿No merece la pena?

Figura 1

Muertes por cáncer en España en 1995

Podemos observar que la gran incidencia de cáncer es uno de los

tributos que debemos pagar por el progresivo alejamiento de la

Naturaleza y por la vida antinatural que la sociedad nos impone. En

otras palabras, el estilo de vida que se nos ha impuesto es altamente

cancerígeno. Ello no significa que todos los individuos de la sociedad

acaben contrayendo cáncer por los hábitos antinaturales impuestos,

pero sí que nos hacen más propensos hacia dicho mal. Como

consecuencia podemos deducir que una utópica vuelta a la Naturaleza

por parte de la sociedad, un paso atrás en cuanto a comodidades, ocio y

tecnología, conllevaría un gran paso adelante hacia la salud y el

auténtico bienestar físico. Aunque probablemente esta vuelta atrás no

se produzca, nada puede impedirnos llevar una vida lo más sana y

natural posible, consiguiendo erradicar de esta manera no sólo el

cáncer, sino también otras muchas enfermedades plaga de esta era

actual (diabetes, Alzheimer, arteriosclerosis, infartos, hipertensión,

depresión, etc.).


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2.1 Alimentación

Por desgracia, la calidad de los productos alimenticios es cada

vez más baja, debido a la desnaturalización progresiva de los métodos

de producción, envasado, conservación, etc.

El ser humano recibe una alimentación cada vez más

antinatural y desequilibrada, que muchas veces empieza ya en su más

tierna infancia. Incluso la leche materna, el alimento más natural y

saludable para el recién nacido, es en muchos casos sustituido por

otros productos sintéticos que pueden llegar a condicionar el estado de

salud del bebé para toda su vida.

El interés económico ha sido el causante del progresivo

decremento en la calidad de los alimentos ingeridos. Se llevan a cabo

producciones masivas de alimentos en detrimento de la calidad de

éstos. Las plantas se tratan con abundantes químicos tóxicos, los

animales de granja se alimentan a base de harinas y piensos

desnaturalizados, y a menudo también tóxicos. La manipulación

biológica de dichos animales es altamente irrespetuosa con ellos, y su

vida resulta en muchos casos penosa, dolorosa e indigna para un ser

vivo. La contaminación del aire y las aguas determina también cierto

grado de toxicidad en aves y pescados.

Esta toxicidad en los alimentos que ingerimos producirá

lógicamente un aumento de la toxemia (índice de toxicidad) de nuestro

organismo. Este hecho aumentará no sólo la probabilidad de contraer

cáncer, sino también otras muchas enfermedades. Pero lo más

importante en relación a la alimentación es el desequilibrio alimenticio

que se practica habitualmente. La cantidad y proporción de los

alimentos que ingerimos debe ser medianamente estudiado y

planificado, pues de lo contrario consumimos alimentos que nuestro

cuerpo no necesita, y dejamos de consumir otras sustancias que

pueden sernos vitales para conservar la salud.

En el próximo capítulo entraremos en detalle acerca de los

elementos que debería contener una dieta equilibrada. Pero también es

importante que la procedencia de dichos elementos sea lo más natural

posible y lo menos contaminado y manipulado que podamos hallar. Por

norma general, cuanto menos manipulado esté un producto, más sano

y nutritivo será. Podríamos concluir: entre el suelo y la boca, cuantas

menos manos mejor.


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2.1.1 Sobrepeso y sedentarismo

Existe una antigua metáfora hindú que explica que a cada

persona, al nacer, se le asigna un monte de alimentos. Cuanto menos

tarde en consumir ese monte, antes morirá; en cambio, si lo raciona

adecuadamente (no comiendo más de lo necesario), su vida puede ser

mucho más larga. Es decir, comer demasiado acorta la vida. Ya

Hipócrates indicó que la muerte prematura era más frecuente entre la

gente obesa. Decía un jeroglífico hallado en una antigua tumba egipcia:

“Una cuarta parte de lo que comes te mantiene vivo. Las otras tres

cuartas partes mantienen vivo a tu médico”.

Se ha podido comprobar que la obesidad, a parte de representar

un serio riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes, aumenta

la probabilidad de contraer cáncer colorrectal. En estudios realizados en

laboratorio, se ha comprobado que cuanto más se sobrealimenta a un

animal, mayor es la incidencia de tumores cancerosos en él. De igual

forma, en el ser humano se ha demostrado estadísticamente que a

mayor sobrepeso, mayor riesgo de cáncer.

El auténtico riesgo estriba en las calorías que no se queman, es

decir el total de calorías ingeridas menos la cantidad de ellas que hemos

gastado a través de la actividad, el metabolismo, etc. Por lo tanto, no

sólo el sobrealimento es peligroso, sino también el sedentarismo. Y

cuando se juntan ambas cosas, el resultado es desastroso. Se calcula,

por ejemplo, que las personas sedentarias tienen el doble de

probabilidades de contraer cáncer colorrectal que aquellos que

practican algún ejercicio.

El hecho de tener un sobrepeso más o menos importante va

unido a unos niveles lipídicos superiores a lo normal. Ello implicará

fácilmente un nivel alto de colesterol y otras grasas, lo cual, como

veremos más adelante, aumenta el riesgo de cáncer. Además, otro factor

que facilita la aparición de cáncer es el desequilibrio hormonal de los

estrógenos: se ha comprobado que un exceso de los mismos representa

un factor importante en la aparición de cáncer de mama. Si a esto

unimos el hecho que el exceso de grasa corporal va unido a un aumento

de estrógenos en el organismo, nos daremos cuenta de la relación

existente entre el sobrepeso y el riesgo de cáncer.

Si tenemos en cuenta que los tumores necesitan una gran

cantidad de energía y nutrientes para sobrevivir, será fácil deducir que

un cuerpo sobrealimentado es un terreno óptimo para cualquier tumor.

Además, el sobrepeso disminuye la actividad de varias enzimas, entre

las que destacan la catalasa y la superóxido dismustasa. Estas enzimas

tienen un gran poder antioxidante y por ende, anticancerígeno, con lo

cual una vez más la obesidad predispone hacia el cáncer.


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La vida civilizada actual nos hace propensos al sedentarismo.

Los trabajos son a menudo sedentarios; el ocio se rellena con infinidad

de actividades sedentarias; disponemos de un gran número de inventos

que nos evitan el tener que ejercitar los músculos: coches, aviones,

escaleras mecánicas, ascensores, etc.

2.1.2 Aditivos alimentarios

Los productos alimentarios que produce la industria pasan por

una serie de procesos y manipulaciones necesarias para su fabricación,

empaquetado, almacenamiento y distribución. No es lo mismo

elaborarse uno mismo la comida mediante los productos de su huerto,

que envasar y distribuir comida precocinada. En primer lugar, las

explotaciones masivas siempre representan un detrimento de la calidad.

En segundo lugar, el tiempo transcurrido entre la recolección y el

consumo humano es mucho mayor en el caso del producto industrial.

De este modo, hay que añadir a los preparados industriales

varias sustancias químicas, normalmente sintetizadas en laboratorio,

para que conserven sus propiedades y su apariencia, para darles un

color determinado, para espesarlos, etc. Así tendremos una gran

cantidad de aditivos posibles: colorantes, conservantes, antioxidantes,

emulgentes, estabilizantes, espesantes, acidulantes, potenciadores del

sabor, edulcorantes, etc.

Muchos de ellos son inofensivos, pero algunos pueden producir

trastornos más o menos graves, e incluso generar cáncer. De todas

maneras no hay que fanatizarse con este tema; sencillamente deberían

ingerirse los alimentos en el estado más natural que nos sea posible. Lo

ideal sería tener un huerto propio y criar uno sus propios animales de

granja, pero esto es cada vez más difícil en nuestro mundo. De todas

maneras, lo que sí podemos hacer a nuestro nivel, es echar un vistazo a

los ingredientes antes de comprar un producto alimentario. Si tenemos

la opción de adquirir productos ecológicos o biológicos, deberíamos

hacerlo. Hablaremos más adelante de estos productos; algo que

debemos tener en cuenta, por ejemplo, es que los vegetales con mejor

presencia no siempre son los más sanos.

2.1.3 Hornos microondas

Se ha especulado y polemizado bastante acerca de la seguridad

de los hornos microondas, en cuanto a las radiaciones emitidas y su

efecto sobre los alimentos. De las radiaciones hablaremos más adelante.


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En cuanto a su efecto sobre los alimentos, la Alianza sobre

Radiación Electromagnética de Australia (EMRAA), facilita los siguientes

datos:

• Un estudio de Richard Quan demostró que calentar leche

humana en un horno microondas reduce sus propiedades

inmunológicas. Se observó un descenso de actividad de la

lisozima (una proteína con acción antivírica) y de los

anticuerpos. También se ha evidenciado un aumento en el

número de bacterias.

• Un estudio realizado por Hans Hertel y Bernard Blanc

demostró que los alimentos cocinados en microondas

deterioran la salud, provocando un descenso en los niveles de

hemoglobina, descenso del colesterol “bueno” y de glóbulos

blancos.

• El investigador japonés Fumio Watanabe observó que la

carne y leche cocinada en microondas perdía del 30 al 40%

de vitamina B

12

, concluyendo que dicho modo de cocinar

acaba con las vitaminas mucho más rápidamente que los

hornos convencionales.

• Las bacterias contenidas en los alimentos sobreviven mucho

más fácilmente en un microondas que en un horno

convencional.

• El plástico diseñado para contener los alimentos durante el

uso del microondas contamina la comida.

En consecuencia, la EMRAA recomienda:

• Usar un horno convencional siempre que sea posible.

• Usar recipientes de vidrio o cristal para cocinar con

microondas.

• Dejar reposar unos minutos la comida cocinada en un

microondas antes de ingerirla, para permitir que se

normalicen las células.

2.1.4 Productos transgénicos

Ante las presiones de los sectores contrarios a la creación de

seres transgénicos, la comunidad científica se limitó a asegurar que no

revertían ningún tipo de peligro para el ecosistema mundial, y tampoco

para el consumo humano. Esta respuesta no se hallaba refrendada por

ningún estudio científico, pues no existían datos concretos sobre el

efecto de estas prácticas. Además, el sentido común parecía indicar que

el uso de material transgénico era algo sumamente antinatural:

hombres jugando a ser dioses, jugando con algo que se escapa

ampliamente a los conocimientos razonativos humanos.


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Pues bien. Ya disponemos de los datos de los primeros estudios

realizados sobre el efecto de los productos transgénicos. Por un lado, se

ha descubierto el efecto letal que tiene el polen del maíz transgénico Bt

sobre las larvas de las mariposas monarca (Danaus plexipus). A esta

conclusión han llegado dos estudios realizados por dos universidades

diferentes: la Universidad de Iowa y la Universidad de Cornell. Otro

estudio, realizado por un investigador alemán, ha mostrado que los

genes de ciertas plantas transgénicas pasan a las bacterias del aparato

digestivo de las abejas.

Esto es sólo el principio. Todavía no existen datos sobre el efecto

en los seres humanos. Pero, ¿qué nos hace pensar que saldremos

inmunes de este experimento antinatural?

2.2 Tabaco

Se estima que en España murieron el año 1995 unas 23.000

personas a causa de cáncer provocado por el tabaco. Esto representa

aproximadamente, una muerte cada 23 minutos. Se espera en los

próximos años un aumento de este número, principalmente por el

aumento de tabaquismo entre las mujeres. Podemos hacernos una idea

de la repercusión social y económica de este fenómeno, sin contar con

el sufrimiento que ocasiona a millones de personas en todo el mundo. Y

por si esto fuera poco, fumar es también causa de otras enfermedades

mortales, que no están recogidas en estas cifras.

Se han descubierto hasta ahora un total de 43 sustancias

carcinógenas en el humo de tabaco. Una de las peores es el monóxido

de carbono, que extrae el oxígeno de los glóbulos rojos, lo cual, añadido

al efecto de la nicotina sobre el corazón, fuerza a éste a bombear más

rápidamente, provocando ello el característico cansancio de los

fumadores al esfuerzo más mínimo. Otra sustancia peligrosa es el

alquitrán, que forma una sucia capa, tapizando los pulmones por

dentro, y siendo el principal causante de cáncer.

Entre los tipos más habituales de cáncer que produce fumar,

encontramos cáncer de pulmón (el 90% de cánceres de pulmón está

directamente causado por el tabaco), laringe, esófago y vejiga. Pero

también puede producir cáncer de boca, páncreas, estómago, riñón  y

cuello del útero. Además es causa frecuente de:

• Enfermedades pulmonares como el enfisema pulmonar, la

bronquitis crónica, o el asma.


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• Enfermedades coronarias: angina de pecho e infarto de

miocardio. También agrava enfermedades como  la diabetes y

la arteriosclerosis.

• Enfermedades cerebrovasculares: duplica la probabilidad de

accidentes cerebrovasculares, como embolias y hemorragias

cerebrales.

• Enfermedad oclusiva arterial periférica: oclusión progresiva

de un vaso sanguíneo que llega a impedir el flujo hacia un

miembro, normalmente una extremidad, que debe ser

finalmente amputada.

• Problemas digestivos. Úlcera péptica.

• Problemas dentales y de encías.

• Envejecimiento prematuro.

• Osteoporosis, en las mujeres.

• Efectos sobre al embarazo: retardo del crecimiento

intrauterino, aborto espontáneo, prematurez, muerte fetal y

neonatal, desprendimiento de la placenta, ruptura prematura

prolongada de membranas, alteraciones del desarrollo físico y

mental del niño, muerte súbita en la infancia, y en algunas

ocasiones, secuelas irreparables. El monóxido de carbono

pasa a la sangre del feto.

• Lactancia: la nicotina puede pasar a la leche materna. Esta

sustancia es la que crea adicción, con lo cual se produce en

ocasiones una adicción al tabaco por parte del bebé.

El riesgo de morir por culpa del tabaco es del 50% en fumadores

activos. Diez años después de dejar de fumar, dicho riesgo baja hasta el

30%. En términos estadísticos podemos afirmar que cada cigarrillo

resta 7 minutos de vida.

En cuanto a la inhalación pasiva de humo de tabaco, se ha

comprobado que quien no fuma pero vive con un fumador aumenta en

un 30% el riesgo de contraer cáncer de pulmón. Se ha podido

comprobar que la concentración de compuestos cancerígenos es

significativamente más elevada en el humo exhalado que en el humo

inhalado directamente. El humo exhalado por el fumador contiene, por

ejemplo, de 2 a 15 veces mas monóxido de carbono que el que sale

directamente del cigarrillo. Se calcula que fueron unas 53.000 las

personas que murieron en 1995 por humo pasivo en Estados Unidos.

A parte de la cantidad de tabaco consumida diariamente, un

factor todavía más agravante es el tiempo durante el cual hayamos

fumado. Por ejemplo, es mucho peor fumar un paquete de cigarrillos

diario durante dos años que fumar dos paquetes diarios durante un

año.

¿Qué pasa cuando alguien deja de fumar? A las 24 horas de

haber fumado el último cigarrillo, el cuerpo empieza a reaccionar para

limpiarse. Puede presentarse entonces el llamado síndrome de


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abstinencia, que consiste en síntomas como mareo, dolor de cabeza,

insomnio, tos fuerte, ansiedad, etc. Cuanto mayor sea la intoxicación de

nuestro organismo, más fuertes serán los síntomas depurativos. Puede

evitarse todo esto practicando una retirada gradual, imponiendo una

dosis cada vez menor de tabaco.

Quien deja de fumar puede experimentar un aumento de peso

que suele oscilar entre 3 y 5 Kg. Lo más importante es no apagar la

ansiedad que produce el abandono del cigarrillo, mediante comida a

todas horas. De lo contrario sí puede darse un perjudicial aumento de

peso. Es muy importante la mentalización.

2.2.1 Marihuana

La marihuana es una droga extraída del cáñamo (Cannabis

sativa). A pesar de que produce menos adicción que el tabaco, ha

podido comprobarse que el humo de esta planta introduce en la sangre

una cantidad 5 veces mayor de monóxido de carbono que un cigarrillo.

También ensucia los pulmones con 3 veces más alquitrán que el tabaco,

produciendo también enfermedades como enfisema pulmonar, cáncer

de pulmón, etc.

Los efectos perniciosos de esta planta se producen al fumarla:

estudios recientes parecen demostrar los beneficiosos efectos curativos

de algunas sustancias presentes en la marihuana, pero no en el humo

que se desprende al quemarla.

Existe un compuesto en el humo de la marihuana (llamado

delta-9-tetrahidrocanabinol, o THC) que afecta directamente al sistema

inmunológico, disminuyendo su capacidad de respuesta. Además, su

uso continuado produce trastornos mentales, como pérdida de voluntad

y memoria. También atrofia las glándulas sexuales, produciendo

esterilidad e impotencia.

Paralelamente, el Dr. Zuo-Feng Zhang, de la Universidad de

California dirigió un estudió que reveló que el uso de marihuana

duplicaba la probabilidad de padecer cáncer en cuello y cabeza. Según

el estudio, los componentes carcinógenos de esta planta son mucho

más fuertes que los del tabaco.

En casos desesperados, fumar esta planta puede proporcionar

efectos beneficiosos: alivia los dolores producidos por el cáncer y los

síntomas de la quimioterapia, como los mareos o la falta de apetito. De

este modo en algunos casos, a pesar de sus contraindicaciones, puede

ayudar a recuperar peso y fuerzas. Estratégicamente se puede optar por

este tipo de práctica, la cual debería abandonarse en cuanto fuera

posible por los efectos negativos citados anteriormente.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

No está demostrada la relación entre cáncer y otro tipo de

drogas, aunque es evidente lo nefastas que son todas ellas para la

salud, ya sean naturales o sintéticas.

2.3 Hábitos sexuales

Parece haber una correspondencia entre los hábitos sexuales y

algunos tipos de cáncer, especialmente el de cérvix (cuello del útero).

Según se ha podido comprobar, los siguientes factores aumentan el

riesgo de contraer dicha enfermedad:

• Inicio precoz de la actividad sexual (antes de los 16 años).

• Primer embarazo antes de los 18 años.

• Múltiples parejas (promiscuidad sexual).

• Múltiples embarazos.

• Uso de anticonceptivos orales.

• Anticonceptivos mecánicos.

• Infecciones por virus del papiloma humano.

En los colectivos femeninos donde se practica el celibato, la tasa

de cáncer de cérvix es muchísimo menor. Así, por ejemplo, las monjas

de las diferentes órdenes religiosas están mucho menos expuestas a

este tipo de cáncer. Se especula acerca la causa de dicho fenómeno.

Una de las hipótesis señala que los virus de las enfermedades venéreas

son los culpables de este tipo de tumores. De todas maneras, la

explicación de este hecho no está todavía esclarecida.

La vida sexual del varón promiscuo también puede aumentar el

riesgo de carcinogénesis en la mujer. La promiscuidad sexual aumenta

también el riesgo de contraer cáncer de pene, vulva y ano.

El uso de anticonceptivos orales, puede además causar cáncer

de mama, debido a su contenido en estrógenos sintéticos. El riesgo de

dicho cáncer es menor en las mujeres que han dado el pecho a sus

hijos.

Durante el tratamiento de cualquier cáncer, es muy importante

que la persona que padece el mal ahorre cuantas más energías mejor.

Ello significa descansar lo suficiente y no agotarse, y practicar

actividades físicas en función del estado de salud. Se deben centrar

todas las energías en curar el tumor. La energía sexual es considerada

por algunos autores como vital para la curación, con lo cual deberíamos

ahorrarla tanto como nos fuera posible.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

2.4 Alcohol

Si bien las bebidas alcohólicas no son directamente

carcinógenas, pueden actuar como potenciadoras de otras sustancias

que sí lo sean. Se ha comprobado que la ingestión de alcohol aumenta,

en los fumadores, el riesgo de padecer cáncer de laringe, esófago, etc.

También está muy relacionado con cánceres hepáticos. También se ha

comprobado que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer de mama.

El alcohol etílico es una sustancia cuya ingestión es totalmente

innecesaria para el organismo. Existe una mínima cantidad de alcohol

etílico en la sangre, inferior a 10 miligramos por litro, que el mismo

organismo se encarga de generar, por lo cual su aporte dietético no

tiene sentido alguno. Su ingestión agota la producción de vitamina A y

priva al organismo de selenio. Incluso los bebedores moderados

aumentan su riesgo de contraer cáncer.

Otra acción carcinógena indirecta del alcohol es la de reducir las

defensas naturales del organismo, exponiéndolo así a un riesgo mayor

de carcinogénesis. También perjudica la acción purificadora del hígado,

aumentado nuevamente el riesgo de neoplasia. Existe una enzima

hepática llamada alcohol-deshidrogenasa, la cual genera sobre el etanol

de las bebidas alcohólicas un metabolito llamado acetaldehído, el cual

tiene fuertes propiedades carcinógenas.

Y si bien el alcohol no es directamente cancerígeno, sí lo son

otras sustancias existentes en las bebidas alcohólicas. De este modo, el

consumo de cerveza y vino aumenta el riesgo de cáncer colorrectal,

mientras los licores fuertes hacen lo propio con el cáncer esofágico.

Se ha hablado mucho de lo saludable que resulta tomar a diario

un vasito de vino tinto de buena calidad. De hecho, varios estudios han

demostrado sus efectos saludables. Por ejemplo, existe un pigmento en

el vino tinto, llamado antocianina, que se ha demostrado útil para

rebajar los niveles de colesterol. Otra sustancia presente en el vino

tinto, el resveratrol, es un buen antioxidante y antiagregante, lo cual lo

convierte en un protector cardiovascular, a parte de impedir la

formación de tumores. Dicha sustancia, aplicada directamente en

animales transgénicos que desarrollan tumores espontáneamente,

retarda la aparición y extensión de los mismos.

Bien, entonces, el vino es un producto con propiedades

medicinales. Pero reflexionemos acerca de ello: ¿por qué el vino posee

estos compuestos? La respuesta es obvia: porque está elaborado a base

de uvas. Es lógico pensar que los efectos beneficiosos del vino provienen

de la uva, y no de su fermentación. Por lo tanto, ¿por qué añadir a un

producto medicinal de primer orden como la uva, un compuesto

perjudicial como el alcohol? ¿No será mucho más sano consumir uvas

de forma natural? No es necesario degradar la calidad de los frutos


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

curativos que nos da la Naturaleza para poder disfrutar de sus

beneficios. A parte de lo dicho sobre la uva, podemos encontrar

antocianina en las naranjas, rábanos, berenjenas, cerezas, sandías,

fresas, etc. Podemos encontrar resveratrol en los cacahuetes. Podemos

encontrar taninos en infinidad de plantas medicinales. No hace falta

fermentar ni degradar ningún producto sano y natural.

2.5 Exposición solar

Los rayos solares son un elemento que puede llegar a producir

cáncer en la piel si nos exponemos de forma irracional a su acción. De

hecho, este tipo de cáncer es cada vez más frecuente, en parte debido al

debilitamiento de la capa de ozono, lo que permite una acción más

enérgica de los rayos ultravioleta. Pero la luz solar es un tipo de

radiación sin el cual no podría existir la vida en nuestro planeta. La

composición de dicha luz es lo que la hace tan saludable, y a la vez

mortífera si abusamos de ella.

En primer lugar, debemos tener en cuenta en el espectro de la

luz solar, la radiación infrarroja (IR). Se trata de las ondas con menor

frecuencia vibratoria. La acción de estas ondas invisibles es la de

calentar los cuerpos con los cuales chocan, siendo las responsables del

calor solar. De esta forma, estimulan la acción de las glándulas

sudoríparas de la piel y dilatan los capilares periféricos.

Con una frecuencia vibratoria superior, encontramos el espectro

visible. Está formado por una combinación de ondas de distinta

frecuencia correspondientes a todos los colores visibles para el ser

humano.

En la parte alta del espectro encontramos los rayos ultravioletas

(UV), responsables de la pigmentación de la piel y de los eritemas o

quemaduras solares. La capa de ozono de la atmósfera se encarga

principalmente de filtrar parte de estos rayos ultravioleta, con lo cual

podemos deducir que actualmente, y debido a la regresión de esta

protección natural, el sol incide en la superficie de nuestro planeta con

un índice anormalmente superior de dichos rayos.

La luz solar es una fuente de salud si se usa con racionalidad.

Las distintas frecuencias vibratorias contenidas en los rayos están

perfecta y naturalmente equilibradas, excepto quizá por la

concentración excesiva de rayos ultravioleta producida por el

debilitamiento de la capa de ozono atmosférico. Aún y así, los rayos

solares siguen siendo imprescindibles para permitir la perpetuación de


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

la vida en nuestro planeta, con lo que sus efectos salutíferos siguen

siendo innegables.

El uso de lámparas de espectro limitado (infrarrojas, lumínicas o

ultravioletas), al producir una luz totalmente desequilibrada en su

composición, no tienen ni mucho menos los efectos saludables que

puede proporcionarnos el sol aplicado de forma correcta. Se ha podido

relacionar la aparición de cánceres de piel con el uso de bronceados

artificiales usando lámparas ultravioleta. Dicho método de bronceado

está ya prohibido en algunos países.

Como hemos dicho, el sol usado sin ningún tipo de racionalidad

o precaución puede resultar dañino y producir cáncer en la piel. Más

adelante estudiaremos cómo se puede aplicar la exposición solar como

terapia de una forma segura, y evitar así sus efectos dañinos.

2.6 Contaminación ambiental

La sociedad del llamado “mundo civilizado” permite una serie de

comodidades que serían impensables hace cien años. La prosperidad

económica de algunos países nos ha permitido a muchos tener una vida

relativamente fácil. La ciencia y la tecnología proporcionan al hombre

muchas distracciones y pasatiempos. Ello se debe a que no debemos

enfrentarnos diariamente a los elementos naturales para sobrevivir, con

lo cual sobra tiempo para el aburrimiento. Viajamos rápidamente, nos

comunicamos rápidamente, accedemos rápidamente a un gran surtido

de productos y servicios. Nos distraemos con la televisión, el ordenador,

y un sinfín de aparatos electrónicos. Obtener alimentos es tan fácil

como llenar el carro de la compra en el supermercado, al cual vamos

cómodamente en nuestro veloz coche. Las tareas domésticas las

realizan los eficaces electrodomésticos, mientras vemos el partido de

fútbol en la televisión. Esto sí que es vida.

Pero hemos olvidado nuestro entorno real para el que fuimos

diseñados: la Naturaleza. Ya no estamos en contacto con el aire puro,

sino que respiramos monóxido de carbono, dioxinas, xenoestrógenos

sintéticos y muchas otras sustancias perjudiciales, constantemente. Ya

no podemos beber el agua pura de los arroyos, sino agua embotellada

en plástico, agua del grifo cargada de cloro o algún refresco cargado de

química. Nuestros pies ya no hollan la tierra, sino que estamos

completamente aislados del suelo a través de suelas, asfalto, hormigón,

etc. Difícilmente percibimos el aroma natural de los árboles, la tierra

húmeda, los frutos silvestres y las flores, pues los únicos olores que

llegan a nuestro olfato son los de los tubos de escape de los

automóviles, el humo de cigarrillo, perfumes sintéticos, colonias,


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

ambientadores, etc. La comida ya no proviene de nuestro propio huerto,

sino que debemos conformarnos con la calidad de los productos de las

empresas alimenticias.

Ese es el precio que debemos pagar a cambio de las

comodidades de la sociedad actual. Pero eso no termina aquí. El precio

más caro recae precisamente sobre nuestra propia salud. La ausencia

de estímulos naturales y la excesiva presencia de agentes nocivos nos

van debilitando la salud de forma lenta pero segura. La acción de estos

agentes es directa o indirectamente carcinógena, puesto que producen

una importante intoxicación en el organismo. La gran distancia que nos

separa de la Naturaleza nos separa también de la salud.

¿Por qué queremos colonizar otros planetas? ¿No nos basta con

haber destruido uno? Hemos destrozado el aire, el agua y la tierra. No

hay quien respire en una ciudad: industrias de todo tipo, incineradoras,

automóviles, etc., producen humos carcinógenos sin parar. Vertidos de

todo tipo en los ríos, metales pesados en las capas freáticas, materiales

radiactivos en los fondos marinos: ¿dónde queda el agua pura? La tierra

está llena de sustancias tóxicas, la vitalidad del suelo es cada vez más

débil; los vegetales que en ella crecen son cada vez menos saludables.

El agujero en la capa de ozono es cada vez más impresionante, cada vez

debemos extremar más las precauciones con el sol. Se calcula que se

extingue una especie cada ocho horas, y actualmente hay unas 33.000

especies en peligro de extinción. En el último cuarto del siglo XX ha

desaparecido un 10% de la superficie boscosa mundial, han

desaparecido la mitad de los ecosistemas de agua dulce, el

calentamiento del planeta sigue avanzando, etc. Y al mismo tiempo la

producción de madera ha crecido un 75%, el consumo de cemento se

dispara un 400%, la cantidad de vehículos es cada vez más

desorbitante, etc.

¿Y por qué todo esto? El interés económico, las ansias de poder,

la pereza, el conformismo, y miles y miles de factores psicológicos que

convierten al hombre en prisionero de su propia cárcel. No presumamos

ser los reyes de la creación, pues ni tan siquiera hemos podido

controlarnos a nosotros mismos. Admitamos abiertamente que hasta

ahora hemos suspendido la lección. Nuestro fracaso es poco menos que

evidente.

Todo esto tiene marcha atrás: volver a la Naturaleza nos quitará

ciertos lujos, pero podremos vivir en armonía con nuestro entorno y con

nosotros mismos, mejorando así la salud del planeta y la nuestra. No

necesitamos investigar los procesos genéticos, pues no nos incumben

en absoluto: centrémonos en vivir y dejar vivir dignamente a todos y

veremos como las terribles enfermedades desaparecen paulatinamente.

¿Por qué iniciar nuevas asignaturas cuando todavía no hemos aprobado

la presente?


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Este retorno a lo natural es prácticamente imposible;

difícilmente sucederá. Aun y viéndonos en la situación crítica en la que

nos encontramos, lejos de dar marcha atrás, cada vez la sociedad

civilizada avanza más deprisa hacia la catástrofe; los índices

económicos son cada vez más favorables en los países del Primer

Mundo, mientras los países subdesarrollados están cada vez más

sumidos en la miseria. De esta manera, los recursos que generosamente

nos ha ofrecido desde siempre nuestra Madre Tierra están siendo

torpemente esquilmados.

Aun y así, algo podemos hacer. Pero ese algo empieza por

nosotros mismos. No pretendamos cambiar la sociedad si no

cambiamos nosotros mismos. Seamos lo más respetuosos posible con

nuestro entorno; acerquémonos tanto como nos sea posible a la

Naturaleza y veremos cómo la misma Naturaleza se encarga de

recompensarnos. Démosle a nuestro organismo lo que más necesita, y

él nos dará el bienestar y la salud.

2.7 Productos químicos industriales

Son muchos los productos químicos que entran diariamente en

contacto con nuestro organismo. Ya hemos hablado anteriormente de

los aditivos alimentarios, la contaminación atmosférica, etc.; nos

referimos ahora a los productos que por una u otra causa entran en

contacto con nuestra piel. Como siempre, lo más saludable será todo

aquello que sea natural. No basta que la etiqueta del producto diga

“100% natural”. Esto tampoco significa que todos los productos

sintéticos sean carcinógenos. Sencillamente, deberíamos poner especial

atención en la composición de todo aquello que entre en contacto con

nuestra piel.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la piel es un

órgano vital. Su función eliminadora a través de las glándulas

sudoríparas es tan importante, que cuando dicho órgano es privado de

sus funciones sobreviene la muerte. El ejemplo de las quemaduras

extendidas en más de 2/3 partes de la piel es un claro ejemplo: dichos

accidentes suelen terminar fatalmente. También podemos citar el caso

de las bailarinas que embadurnaron su cuerpo con una sustancia de

color bronceado que impedía totalmente la sudoración: media hora

después caían exánimes, muriendo al poco rato. Existen casos similares

que demuestran esa función vital de la piel.

La función absorbente de la piel también es conocido: las cremas

y pomadas aprovechan esta acción. Así, si nuestro cuerpo está en


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

contacto con agentes naturales, absorberemos salud a través de la piel.

Si estamos en contacto con agentes tóxicos, absorberemos toxinas.

Podríamos hablar en primer lugar de los jabones de aseo, geles

de ducha y champús para el pelo. Tengamos primeramente en cuenta

que la piel tiene en condiciones normales un pH aproximado de 5,5.

Esto significa que está impregnada de un manto ácido que nos protege

contra el medio exterior. Cuando nos aseamos, este manto se pierde,

dependiendo de la agresividad del jabón o champú. Lógicamente, un

jabón, gel o champú natural será más respetuoso con la piel. El jabón

casero realizado con aceite y sosa cáustica resulta excelente.

Deberíamos buscar el producto más natural posible.

En cuanto a la frecuencia de aseo con jabón, podríamos afirmar

que hacerlo demasiado a menudo obliga a la piel a sobreesforzarse para

mantener su acidez dentro de los límites saludables. Hay quien afirma

también que no debería usarse nunca jabón para asearse, pues el agua

sola no destruye la sana acidez de la piel. En todo caso, lavar el cuerpo

diariamente con jabón sí puede resultar excesivo, aunque cada cual

debe decidir por sí mismo. Hay que tener en cuenta que muchas veces

el olor corporal excesivo puede venir provocado por una alimentación

demasiado tóxica o desequilibrada.

También podemos entrar en contacto con desodorantes,

maquillajes, cremas, tintes, lacas y fijadores de cabello, etc. Como

siempre, la recomendación es que usemos la mínima cantidad posible

de productos de este tipo, y que los que usemos sean lo más naturales

posible. El caso de los maquillajes utilizados para disimular granos y

otros defectos, no resulta la mejor opción: una anomalía en la piel debe

ser interpretada como una puerta de salida de un problema más

interno. Si en lugar de favorecer esa eliminación la tapamos con

maquillajes, retrasaremos el cierre de esa puerta, y además obligaremos

al organismo a absorber toxinas adicionales contenidas en el cosmético

en cuestión. El cosmético más natural para la piel es la arcilla. Una

mascarilla de arcilla, por ejemplo, ayuda a desintoxicar las impurezas

faciales sin ensuciar el organismo, potenciando las vías de salida de las

toxinas. El inconveniente de estas mascarillas es meramente estético,

pues al favorecer la expulsión de venenos, se produce un aparente

agravamiento del defecto a tratar. Este agravamiento no se prolonga

mucho tiempo, y es señal de que la piel realiza bien su función

eliminadora. Una vez limpia de impurezas, la piel permanece fina y

desintoxicada, y no se precisan polvos enmascaradores. Una dieta sana

evita también la formación de impurezas en la piel.

En cuanto al uso de detergentes, lejías, lavavajillas, etc., es

recomendable evitar el contacto con la piel, mediante el uso de guantes

de goma. También es recomendable no usar insecticidas de spray, pues

pueden resultar tóxicos al inhalarlos, a parte de representar un

agravante para la capa de ozono atmosférico.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

La carcinogeneidad de todos estos productos estriba en el hecho

de intoxicar nuestro organismo, pues no todos ellos son directamente

carcinógenos.

2.7.1 Pesticidas, herbicidas y abonos químicos

Los vegetales de consumo corriente son cada vez menos vitales

debido al fuerte aumento que ha experimentado el uso de productos

químicos. Acelerar la producción es la prioridad en las explotaciones

agrícolas. De esta manera, olvidamos que la tierra también es un ser

vivo, y que como tal, tiene un metabolismo que debemos respetar si

queremos que dé productos sanos durante mucho tiempo. Mediante el

empleo de abonos químicos y la sobreexplotación del suelo, éste va

perdiendo su fuerza, hasta el punto que lentamente se agota y muere.

El desequilibrio que produce el abono químico contribuye todavía más a

la debilidad de la tierra, y por ende, de las plantas que en él crecen. Una

manzana “golden”, por ejemplo, llega a pasar por más de 20

tratamientos químicos antes de ser almacenada para su posterior

consumo humano.

Aparte de los restos químicos que quedan en la superficie del

vegetal, éste también absorbe sustancias anómalas. Todos estos

productos son nocivos para el consumo humano debido a su toxicidad

demostrada.

Así, debido a esta debilidad, los vegetales son mucho más

propensos a las enfermedades, pues las defensas naturales que también

ellas tienen, quedan mermadas. Es entonces cuando aparecen las

plagas, que destrozan las cosechas a sus anchas, favorecidos por la

debilidad del vegetal. Para evitar esto, se aplican otros elementos

sintéticos: los pesticidas. Éstos acaban con la plaga, pero al mismo

tiempo contribuyen a aumentar la debilidad y enfermedad del suelo y la

planta, y exterminan la llamada fauna útil, es decir, los seres (insectos,

microorganismos, etc.) encargados del buen funcionamiento del suelo.

Entre las funciones de estos seres está la descomposición de los

nutrientes del subsuelo para que sean asimilables directamente por las

plantas a través de sus raíces. Podríamos decir que forman el sistema

digestivo de la planta. También existen seres vivos inofensivos para las

plantas que se encargan de la depredación de las plagas nocivas. Si

usamos pesticidas y abonos químicos, morirá la fauna útil además de la

plaga, se intoxicará y debilitará el suelo, y los vegetales sufrirán una

importante degradación de su salud. De esta manera, cuando aparezca

una nueva plaga, se extenderá con mucha más fuerza por la falta de

depredadores y la debilidad del vegetal, con lo cual se deberá doblar la

cantidad de pesticida a aplicar, cerrándose así un fatal círculo vicioso.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Lo mismo podemos decir de los abonos químicos: cuanto más

débil esté el suelo, más abono deberemos aplicar para mantener la

producción deseada. Y cuanto más abono usemos, más debilitaremos el

suelo a corto plazo. Uno de los efectos de dicha agresión a la tierra es la

falta de magnesio de la misma: cada vez es más difícil encontrar

verduras que contengan magnesio. De ahí, a la necesidad, muchas

veces, de tomar suplementos de magnesio para estabilizar nuestra

salud. En definitiva, con el uso indiscriminado de estos productos

químicos, nuestro alimento vegetal contiene cada vez menos sustancias

nutritivas, y más sustancias tóxicas. En consecuencia, el consumo

humano a base de estos productos produce una desvitalización e

intoxicación evidente actualmente en nuestros cuerpos.

Además, el efecto tóxico contaminante de los productos químicos

es nocivo directamente para las personas. Se calcula que en el año

1987 se produjeron en todo el mundo 20.000 cánceres debido al uso de

pesticidas, que fueron directamente ingeridos por personas cercanas a

las explotaciones agrícolas tratadas, a través del aire, agua, etc. Es

lógico pensar que este número aumente cada año, pues cada vez es

mayor el uso que se hace de estos venenos.

La otra cara de la moneda es la creciente demanda de vegetales

de agricultura ecológica o biológica. El cultivo ecológico potencia la

fortaleza y vitalidad de las plantas mediante un respeto absoluto hacia

el suelo. No se usa ningún tipo de producto químico. El abonado se

realiza con estiércol y compost orgánico. Se intenta reforzar las defensas

naturales de las plantas para que no aparezcan plagas devastadoras. El

uso de pesticidas naturales se realiza solamente en casos extremos,

pues normalmente no se precisa de ellos: un cultivo ecológico forma un

pequeño ecosistema que se autorregula constantemente, con lo que

habitualmente no aparecen plagas, enfermedades en las plantas,

desequilibrios bioquímicos, carencias nutricionales en el suelo, “malas

hierbas”, etc.

No hace falta decir que un vegetal así cultivado contiene una

gran vitalidad, y su valor nutricional es incomparablemente mayor al de

un producto de agricultura convencional.

En cuanto a los pesticidas naturales, pueden usarse para su

elaboración algunas plantas que se han demostrado eficaces, como son

el ajenjo (Artemisa absinthium), la equinácea (Echinacea angustifolia), la

cola de caballo (Equisetum arvensis), el piretro (Tanacetum

cinerariifolium), el poderoso nim (Azadirachta indica), la ortiga (Urtica

dioica), etc. También existen otros métodos naturales para prevenir

enfermedades y plagas, como la homeopatía, las flores de Bach, etc.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

2.8 Radiaciones

Cada vez son más los aparatos electrónicos y avances

tecnológicos con que nos provee la moderna civilización: teléfonos

móviles, ordenadores, hornos microondas, televisores, etc. Todo ello ha

representado un cambio realmente espectacular en la vida del hombre

civilizado, en muy pocos años.

Pero una vez más, nos hallamos ante una serie de logros

humanos que nos aíslan de la Naturaleza y del disfrute de las cosas

sencillas de esta vida. A parte del posible efecto psicológico negativo que

representan para nosotros, estos avances pueden presentar en muchos

casos un riesgo adicional: estamos hablando de las radiaciones

electromagnéticas.

Por radiación se entiende cualquier emisión de energía que se

propague a través del aire o el vacío. Dichas radiaciones consisten en

pequeños paquetes de energía llamados fotones que se propagan

describiendo ondas senoidales; es por ello que podemos hablar de

ondas electromagnéticas. Las dos características principales de dichas

radiaciones son la frecuencia vibratoria y la intensidad. La frecuencia

describe el número de ciclos por segundo que trazan los fotones, y se

mide en hercios (Hz). Así, 1 Hz es un ciclo por segundo. Un kilohercio

(KHz) representa 1.000 ciclos por segundo; un megahercio (MHz), un

millón de ciclos por segundo, y un gigahercio (GHz), mil millones de

ciclos por segundo. La intensidad de una radiación electromagnética

representa la cantidad o densidad de ondas emitidas.

Cuanto mayor es la frecuencia de oscilación de la onda

electromagnética, mayor es la energía de cada fotón. Los efectos

biológicos de una radiación o campo electromagnético serán entonces

mayores cuanto mayor sea su intensidad y cuanto mayor sea su

frecuencia. El flujo de ondas electromagnéticas se denominan campos

electromagnéticos (EMF), o radiaciones electromagnéticas (EMR).

La siguiente tabla muestra un resumen de los distintos tipos de

ondas electromagnéticas existentes y sus posibles efectos biológicos:


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Frecuencia Denominación Características Posibles efectos

0 Hz

(sin vibración)

>0 Hz

a

300 Hz

>300 Hz

a

1 MHz

>1 MHz

a

10 GHz

>10 GHz

a

300 GHz

Campos

estáticos,

eléctricos o

magnéticos

Campos de

frecuencia

extremadamente

baja (ELF)

Campos de

radiofrecuencia

(RF)

>300 GHz Radiaciones

ionizantes

Inducen cargas y

corrientes

eléctricas

Inducen cargas y

corrientes

eléctricas

Inducen cargas y

corrientes

eléctricas


Calentamiento;

bastante poder

de penetración

Calentamiento;

poco poder de

penetración

Producen

ionización

2.8.1 Campos electromagnéticos estáticos

?

Cáncer

Cáncer

Cáncer;

pérdida facultades

Se caracterizan por la ausencia de frecuencia vibratoria, es

decir, son constantes, sin oscilación. Los campos eléctricos estáticos no

penetran en el cuerpo, y no parecen tener efecto sobre la salud. Los

campos magnéticos estáticos penetran el cuerpo sin perder intensidad.

Intensidades muy altas de este tipo de campo tienen algunos efectos

circulatorios y nerviosos, pero dichas intensidades no se encuentran en

la vida diaria.

psíquicas

Cáncer;

problemas

neurológicos;

cataratas;

esterilidad

Cáncer

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

2.8.2 Campos de frecuencia extremadamente baja

(ELF)

Las ondas de campos ELF tienen frecuencias de hasta 300 Hz.

Su efecto inmediato es la inducción de cargas y corrientes eléctricas.

Dichos campos pueden ser eléctricos, magnéticos o una combinación de

ambos. Aparece un campo ELF eléctrico cuando una carga o voltaje

alterno está presente. Dicho tipo de campos no penetra en el organismo,

aunque algunos estudios lo han asociado a un incremento en la

incidencia de algunos cánceres, especialmente infantil, y otros

problemas de salud.

Los campos ELF magnéticos aparecen cuando existe una

corriente alterna circulando. Dichos campos atraviesan el organismo

con suma facilidad sin atenuarse en apariencia. Algunos estudios

epidemiológicos han mostrado, como en el caso anterior, un aumento

en la incidencia de cáncer, en especial en niños.

La mayor parte de generadores de esta clase de campos son las

aplicaciones que usan corriente alterna. En nuestras casas podemos

encontrar una gran variedad de aparatos eléctricos de este tipo.

Además, por las paredes de la mayoría de casas circulan también

cargas y corrientes debido a la instalación eléctrica trazada. Los

aparatos que funcionan con electricidad generan este tipo de ondas,

normalmente de una intensidad muy baja, que disminuye a medida que

nos alejamos del aparato en cuestión, o del cable eléctrico que lo

alimenta. Cualquier aparato conectado a la red genera un campo

eléctrico, independientemente de si está encendido o apagado. Al

encenderlo, generará además un campo magnético. La frecuencia

vibratoria de los ELF generados por estos aparatos suele coincidir con

la frecuencia de vibración de la red eléctrica, es decir, 50 o 60 Hz.

A parte de las “dosis” habituales de ELF presentes en nuestras

casas y oficinas, cuya existencia no presenta un excesivo peligro para la

salud, existen fuentes de mayor intensidad que deberíamos evitar. Por

ejemplo, vivir cerca de una torre de alta tensión está relacionado con un

aumento del riesgo de contraer cáncer; los arcos de seguridad

detectores de metales (como los que hay en los aeropuertos) emiten su

radiación ELF electromagnética más o menos intensa; etc.

Algunos estudios parecen indicar que los campos ELF pueden

suprimir la producción de melatonina, una sustancia anticancerígena

sintetizada por el organismo. En un estudio de laboratorio se

sumergieron células cancerosas en una solución de melatonina, y se

aplicó un ELF de 50 HZ a muy baja intensidad: resultó que el efecto

oncostático (paralizador del cáncer) de dicha sustancia fue

completamente eliminado.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

El Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de

Estados Unidos concluyó que los campos ELF deberían ser

considerados un “posible carcinógeno para los humanos”.

En general, algunas recomendaciones relacionadas con los ELF

son:

• Evitar estas fuentes adicionales de ELF.

• Dormir alejados de aparatos eléctricos enchufados a la red.

• Minimizar cuanto sea posible el número de aparatos

eléctricos.

• Diseñar el trazado eléctrico de la casa teniendo en cuenta las

distancias a los cables de corriente.

• Construir las líneas de alto voltaje rodeando las ciudades y

no atravesándolas.

De todas maneras, la OMS reconoce que el estudio de los efectos

de los campos ELF sobre la salud es todavía escaso e insuficiente para

tener conclusiones definitivas.

2.8.3 Campos de radiofrecuencia (RF)

Son fuentes de RF los monitores, displays y pantallas, las

alarmas anti-robo, las antenas emisoras de radio AM y FM, los

calentadores por inducción, la telefonía móvil, los repetidores de

televisión, los hornos microondas, los radares, los enlaces vía satélite,

las comunicaciones por microondas, la luz solar, etc.

No es de extrañar que el nivel de radiación electromagnética en

el ambiente esté cada vez más saturada de este tipo de ondas. Ello nos

convierte en receptores constantes de radiación RF. La intensidad a la

que estamos expuestos en una ciudad típica es muy baja comparada

con los niveles de radiación que se necesitan para producir efectos

adversos para la salud. De todas maneras, algunos estudios parecen

indicar que los efectos de la radiación son acumulativos, con lo que

podría afectar lo mismo permanecer un año en la ciudad que estar

expuesto una sola hora a una radiación 8.500 veces mayor. De todas

formas todavía queda mucho por investigar sobre el efecto de

exposiciones prolongadas a intensidades bajas.

Dentro del espectro de la radiofrecuencia podemos citar la

radiación ultravioleta (UV), la luz visible, la radiación infrarroja (IR), los

campos microondas, etc. Los campos RF tienen frecuencias vibratorias

comprendidas entre 300 Hz y 300 GHz. Por encima de 1 MHz, producen

calentamiento, pues aumentan la energía de las moléculas con las que

chocan las ondas. Incluso niveles bajos de energía RF producen un

aumento de temperatura. Numerosos estudios han sugerido que la


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

exposición a campos RF demasiado débiles para producir calentamiento

puede tener efectos adversos para la salud, incluyendo cáncer o pérdida

de memoria, entre otros. Los campos RF con frecuencia menor a 1 MHz

inducen en primer lugar cargas y corrientes eléctricas, afectando

principalmente a los tejidos nerviosos y musculares. Por encima de 10

GHz, el poder de penetración es muy reducido, aumentando a medida

que baja la frecuencia.

El calentamiento de los tejidos puede provocar diversas

respuestas psicológicas y termorreguladoras en el organismo, como

dificultad en realizar tareas mentales o físicas. También puede afectar al

desarrollo fetal: un aumento de 2 o 3 ºC durante algunas horas puede

ocasionar defectos de nacimiento. Dichas radiaciones pueden además

ocasionar opacidades del cristalino (cataratas), o problemas de fertilidad

en varones.

Numerosos estudios han sugerido el posible vínculo entre la

exposición a campos RF y el aumento del riesgo de cáncer. Otros

estudios han indicado que los campos RF cambian la tasa de

proliferación celular, alteran la actividad enzimática y alteran los genes.

Trabajos recientes han demostrado que la exposición a campos RF

puede causar cambios en el encefalograma, dolores de cabeza o

insomnio, entre otros trastornos.

Los campos RF naturales (luz solar) tienen una intensidad

extremadamente pequeña, y no presentan ninguna amenaza para la

salud.

Hornos microondas

Existen convenios acerca de la magnitud máxima permitida en

la radiación emitida por los hornos microondas. Aun y así, a medida

que el aparato va envejeciendo y las juntas de la puerta del horno van

sufriendo su proceso de deterioro, la radiación aumenta en intensidad

en el exterior. Es altamente recomendable vigilar el estado de dichas

juntas, así como permanecer alejado del horno durante la cocción.

Telefonía móvil

Los sistemas actuales de telefonía móvil operan a frecuencias

entre 800 y 1.800 MHz. Ello significa que las ondas emitidas pueden

producir efectos adversos en la salud. El más evidente es el

calentamiento de los tejidos. Todavía no se ha demostrado que el uso

racional del teléfono móvil pueda acarrear trastornos graves para salud,

pero existen indicios que parecen sugerir la relación entre uso frecuente

del teléfono móvil y tumores cerebrales.

- 32 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Un reciente estudio descubrió que aplicando un campo RF de

frecuencia similar a la usada en telefonía móvil aumentaba la incidencia

de cáncer en ratones genéticamente manipulados. Dichos ratones

estaban colocados a 65 cm. de la antena transmisora de RF. Otros

estudios han demostrado que el teléfono móvil puede causar cambios

en la actividad cerebral y en los tiempos de reacción, además de

provocar trastornos en el sueño.

Este tipo de radiaciones ha mostrado ser el causante de daños

genéticos en el ADN de células nerviosas de ratas de laboratorio. Las

células nerviosas tienen poca capacidad de reparar los daños en su

ADN, con lo cual, los efectos de la radiación continuada se van

acumulando, a medida que se van produciendo más daños genéticos.

Particularmente, la degeneración acumulativa en el ADN de las células

cerebrales ha sido asociado a enfermedades neurodegenerativas como

Parkinson, Alzheimer o Huntington. También se asocia con la aparición

de tumores cerebrales.

También se ha podido comprobar que estas radiaciones afectan

al comportamiento, y son un agente estresante reconocido.

El efecto de las radiaciones es mucho menor a medida que

alejamos el teléfono móvil del oído, por lo que se recomienda altamente

utilizar el sistema de “manos libres”, o cualquier otro que permita alejar

la antena del teléfono de nuestra cabeza. En cuanto a las instalaciones

de antenas emisoras para teléfonos móviles, también pueden tener

alguna repercusión sobre la salud. Dichas antenas suelen instalarse en

lo alto de edificios habitados. Si bien la distancia entre los habitantes

del inmueble y las antenas es mucho mayor que en el caso del teléfono,

las primeras emiten a una intensidad mucho mayor. Aun y así, la

radiación es mucho menor, pero existe un agravante: mientras la

exposición en el caso del teléfono se limita a los intervalos más o menos

cortos en los que se produce la llamada, en el caso de las antenas, la

exposición es continua. Si a esto añadimos la posibilidad de que los

efectos sean acumulativos, deducimos que el efecto de las antenas

puede ser bastante pernicioso.

De todas maneras, debemos tener en cuenta que estamos

hablando de un invento relativamente reciente para tener datos

epidemiológicos completos. Se desconoce todavía el efecto que puede

tener a largo plazo el uso racional del teléfono móvil, con lo que

deberíamos extremar las precauciones en este sentido.

2.8.4 Radiaciones ionizantes

Tienen una frecuencia vibratoria extremadamente alta, superior

a los 300 GHz, con lo que sus fotones tienen la suficiente energía como


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

para producir ionización, es decir para romper moléculas contenidas en

el interior de las células, creando así átomos y moléculas con carga

positiva y negativa. En cambio, las EMR no ionizantes (NIR: campos

estáticos, ELF y RF) no tienen dicha capacidad, pues su frecuencia

vibratoria es insuficiente. Incluso las NIR de alta intensidad son

incapaces de producir ionización en los tejidos. Son ejemplos de

radiaciones ionizantes los rayos X o los rayos gamma.

Es conocido el efecto altamente cancerígeno de los rayos X, de la

radioterapia, de la radiactividad nuclear, etc. Es aconsejable evitar las

radiografías de rayos X. De todas maneras, si es inevitable por motivos

médicos, deberíamos pedir que se protegieran las zonas del organismo

no involucradas mediante placas de plomo (opaco a los rayos X). Los

aparatos de rayos X que vemos en los aeropuertos para la detección de

objetos peligrosos, deben ser tenidos en cuenta: no deberíamos

introducir en ellos ningún producto para el consumo humano

(medicinas o comida), pues de lo contrario ingeriríamos productos

ionizados. En cuanto a las radiaciones gamma, son todavía más

perjudiciales.

En las capas altas de la atmósfera existen una serie de

radiaciones cósmicas ionizantes que a nivel del mar son prácticamente

inexistentes. Por lo tanto, viajar en avión implicará absorber una

cantidad más o menos importante de dichas radiaciones, dependiendo

de la altura del vuelo y la duración del mismo.

2.8.5 Bioconstrucción

A parte de las radiaciones creadas por el hombre, existen una

serie de fuerzas telúricas y cósmicas naturales que en algunos casos

podrían ser nocivas para la salud. En cambio, usadas de forma correcta

son más beneficiosas que perjudiciales. La bioconstrucción engloba una

serie de conocimientos útiles para evitar los efectos adversos de las

citadas fuerzas en nuestras casas.

En primer lugar, cabe mencionar la existencia de un reticulado o

cuadrícula electromagnética que se extiende a modo de paredes o

tabiques energéticos de unos 21 cm. de grosor. Son las llamadas líneas

de Hartmann, pues al Dr. Hartmann se debe su descubrimiento. Estas

líneas se extienden de norte a sur y de este a oeste, y están separadas

entre sí por una distancia de unos 2,5 metros. Existen varios métodos

para localizar estas líneas en nuestra casa, mediante varillas metálicas

o alguna técnica similar de radiestesia.

Los puntos más negativos de este reticulado son las

intersecciones entre las líneas transversales y las longitudinales, es

decir cada vértice de la cuadrícula. Por lo tanto, si nuestra cama está


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

situada de tal modo que una parte de nuestro cuerpo queda expuesto

toda la noche a una intersección, ello podría acarrearnos a largo plazo

algún problema en esa zona del cuerpo. Por lo tanto, si sospechamos

que se pudiera producir este caso, podríamos cambiar la cama de sitio y

observar algún posible cambio. Parece ser que los efectos de dichas

intersecciones podrían agravarse cuando por debajo del punto en

cuestión pasa una veta de agua subterránea.

Muy antiguamente, los hombres conocían estas líneas y sabían

localizarlas, usando estos conocimientos para construir sus casas y

pueblos. Además, conocían cómo desviar las líneas: se ha descubierto

que antiguos monumentos megalíticos y piedras colocadas

aparentemente de forma aleatoria realizaban la función de desviar esas

energías para fines concretos. Por otro lado, los animales detectan

también estas líneas. Por ejemplo, allí donde un perro suela recostarse

a descansar podemos estar seguros de que no existe ninguna

confluencia negativa. En cambio, los gatos sí tienen preferencia por

estas intersecciones, que seguramente son beneficiosas para su salud,

con lo cual no deberíamos fiarnos de los lugares donde suela reposar

un gato.

En cuanto a la colocación de la cama se aconseja hacerlo de tal

modo que la cabeza apunte al norte o al este, y los pies al sur o al oeste.

En cuanto a la casa siempre será preferible vivir en una planta baja.

En algunos países es una práctica frecuente construir las casas

de tal modo que faciliten el drenaje del gas radón, un gas natural

radiactivo más pesado que el aire, que se infiltra en los hogares por las

puertas de las plantas bajas y puede llegar a acumularse en casas mal

diseñadas. También es importante elegir los materiales con los que

construiremos nuestra casa, pues existen algunos (como el amianto,

por ejemplo) que pueden resultar nocivos para la salud. No es el

objetivo de este trabajo profundizar más en ello, aunque el tema es

bastante amplio.

2.9 Factores psicológicos

Ya hemos visto la importancia del sistema inmunológico en la

gestación y desarrollo de los tumores cancerosos. Por lo tanto, cualquier

proceso inhibidor de la respuesta inmunitaria es de hecho un potencial

agente carcinógeno. Si a esto unimos la estrecha relación entre los

estados emocionales y el vigor de dicha respuesta inmunitaria,

deducimos que los estados psicológicos negativos resultan un

importante agente carcinógeno.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

En efecto, un choque emocional, la angustia, la ansiedad, el

miedo, la depresión, el nerviosismo, etc., pueden reducir la respuesta

inmunitaria y generarse entonces un cáncer o cualquier otra

enfermedad. De hecho, cada vez está más aceptado que detrás de toda

enfermedad hay siempre una componente psicológica que ha permitido

su desarrollo: todas las enfermedades son entonces psicosomáticas en

mayor o menor grado.

El estrés sería un ejemplo evidente de la importante relación

entre emoción y estado físico. Por un lado, este estado provoca un

desarreglo en el metabolismo de los lípidos, que desemboca en un

aumento de colesterol, independientemente de la dieta de la persona

estresada. En segundo lugar, se ha podido comprobar en algunos

estudios que el estrés debilita en gran manera el sistema inmunológico.

El riesgo de enfermedad cardiovascular aumenta en una persona

estresada, y también lo hace el riesgo de contraer cáncer. No es de

extrañar, entonces, que estemos hablando de la importancia de la

psicología en el cáncer.

En cuanto a la depresión, se ha podido comprobar que dormir

más horas de la cuenta es un factor que predispone a padecer dicha

enfermedad, la cual es muy perjudicial para los procesos defensivos del

organismo.

Ya apuntó Galeno, en el siglo II, que las mujeres melancólicas

tenían más probabilidad de contraer cáncer de mama. En un tratado

sobre el cáncer de 1759, el cirujano londinense Richard Guy escribe:

“las mujeres son más propensas a padecer enfermedades cancerosas

que los hombres, en especial aquéllas que tienden a ser sedentarias y

melancólicas, y que ante una desgracia de la vida reaccionan con gran

pesar”.

Según palabras de James Paget, cirujano y patólogo británico

del siglo XIX, “difícilmente podemos poner en duda que la depresión

mental no sea un factor importante que se suma a las otras influencias

que favorecen el desarrollo de la formación cancerosa”.

Actualmente existen numerosas estadísticas que relacionan la

aparición de un tumor canceroso con problemas económicos, laborales,

sociales, familiares o de cualquier otro tipo.

El cerebro es un órgano que tiene un potencial hasta ahora

desconocido. Tiene poder sobre todos los demás órganos y tejidos del

organismo: puede inducir una dolencia en cualquier parte del cuerpo y

curarla posteriormente. Esto lo demuestran los sorprendentes casos en

los que ha intervenido la autosugestión, o lo que se ha conseguido

mediante la poco aconsejable hipnosis. La mayoría de las enfermedades

son, en realidad, una somatización producida por el cerebro. El

verdadero problema estriba en el pequeñísimo control que tenemos


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

sobre nuestra mente. Se calcula que más del 90% de las

funcionalidades del cerebro nos son desconocidas.

Los eventos que no aceptamos, que no podemos superar,

producen una herida mental o emocional que permanece abierta o

“enquistada” en una zona más o menos consciente de la mente. Por lo

tanto, una actitud flexible y templada ante la vida, nos ayudará aceptar

todos los sucesos de forma más saludable. Los niños, cuya psicología es

más vulnerable a los ataques del entorno, sufren choques emocionales

con más facilidad; de hecho, una gran parte de nuestras heridas

psicológicas suelen provenir de sucesos acaecidos en nuestra infancia.

Una vez ha finalizado el suceso desagradable y dejamos de

sufrir, creemos que ya está superado el problema. Muchas veces no es

así. En realidad, ni tan siquiera podemos hacernos una idea de la

cantidad de quistes subconscientes que cargamos en nuestro interior y

que condicionan nuestra salud.

Cuando nuestras heridas emocionales son fácilmente

observables, es decir, cuando residen en una zona por encima de la

subconsciencia, no debemos caer en el error de taparlas mediante

máscaras alegres. Guardarse los sufrimientos se ha demostrado como

una gran fuente de enfermedades.

Las heridas subconscientes son otra fuente de enfermedad, pues

permanecen inevitablemente escondidas. Por lo tanto debemos hacer un

trabajo de introspección en busca de heridas, traumas, choques, etc.

Descubriremos primero los más evidentes, e intentaremos profundizar

en los más inconscientes. Más adelante profundizaremos en ello.

Ninguna terapia contra el cáncer debería prescindir del

tratamiento mental adecuado, pues ninguno de nosotros carecemos de

problemas psicológicos, traumas, miedos, frustraciones, angustias u

otros mecanismos que, aunque sean considerados como normales o no

patológicos dentro de la Psicología o Psiquiatría oficial, pueden suponer

una amenaza para nuestra salud física.

2.10 Fármacos

Existen miles y miles de compuestos y preparados químicos

diferentes fabricados por las grandes multinacionales de la industria

farmacéutica. La efectividad de estos productos para erradicar dolencias

concretas es evidente. Pero al mismo tiempo, el uso de este tipo de

productos sintéticos entraña un peligro por todos conocido: los efectos

secundarios. Como hemos dicho ya anteriormente, la acción de estos


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

medicamentos se limita normalmente a las reacciones naturales del

organismo o síntomas, apagándolos de forma efectiva. Frecuentemente

se observa, al tomar medicinas de este tipo, la aparición de otros

síntomas, unidos a la desaparición de los primeros. ¿Por qué ocurre

ello? Pues es bien sencillo: la sustancia introducida en el cuerpo apaga

la reacción limpiadora del cuerpo y además lo intoxica. No es de

extrañar que aparezca una nueva reacción contraria al medicamento,

pues el organismo lo repele.

Existe otro efecto secundario que no está considerado como tal,

y es la intoxicación asintomática del organismo. Cuando el

medicamento nos corta los síntomas y no aparece ninguna otra

molestia, consideramos que estamos curados, cuando en realidad

nuestro organismo está peor que antes de tomarlo.

No es de extrañar, entonces, que estos productos y métodos de

inhibición de la respuesta orgánica intoxiquen nuestro cuerpo, hasta el

punto de representar indirectamente un potencial carcinógeno.

Existen, además, estudios que confirman la relación directa

existente entre algunos medicamentos farmacéuticos y la aparición de

ciertos tipos de tumores malignos. Es el caso, por ejemplo, de la

aspirina, los anticonceptivos orales, la quimioterapia, radioterapia, etc.

También podríamos hablar de los empastes dentales de amalgama

(empastes metálicos), por suerte ya prácticamente erradicados.

Además, muchos medicamentos crean una adicción tal que una

vez iniciado un tratamiento con ellos, se convierten en algo

indispensable para el resto de la vida. Si dichos medicamentos actuaran

sobre la causa de la enfermedad, podrían abandonarse una vez

estuviera ésta eliminada. En cambio, al actuar únicamente sobre el

efecto, no sólo no eliminan la causa, sino que muchas veces la

potencian, con lo que es usual tener que aumentar progresivamente la

dosis de medicina con el paso de los años. No podemos afirmar,

entonces, que estos productos sean curativos.

Los remedios naturales extraídos directamente de las plantas no

producen efectos secundarios, pues no sólo no se oponen a la reacción

del cuerpo, sino que la potencian. El proceso de curación puede, en

ocasiones, ser más largo que en el caso de los productos farmacéuticos,

pues su acción no se dirige al síntoma, sino a la causa que lo produce,

tardando más en desaparecer las manifestaciones sintomáticas, pero

dejando el cuerpo totalmente sano.

Entonces, ¿por qué la comunidad científica se empeña en seguir

por estos derroteros antinaturales? Sencillamente, los científicos están

al servicio de quien les paga, es decir, las grandes multinacionales de la

industria farmacéutica, que no van a permitir bajo ningún concepto que

nada empañe su macronegocio. Además, los consumidores preferimos


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

tomar un producto que nos alivie los síntomas rápidamente, aunque

ello nos intoxique el organismo.

2.10.1 Vacunas

Uno de los campos en los cuales estamos más desinformados es

en el campo de las vacunas. A parte de ser una práctica altamente

antinatural, este método médico vulnera claramente el principio

hipocrático “primum non nocere” (primero, no dañar). La manipulación

de datos epidemiológicos o la información parcial que de los mismos se

nos presenta, ha convertido a las vacunas en algo en lo que nadie se

atrevería a dudar. Sin embargo, las vacunas no son ni mucho menos ni

tan efectivas ni tan inocuas como nos han hecho creer. Sin ir más lejos,

todos conocemos la inefectividad de la vacuna contra la gripe, que año

tras año se inocula en millones de ciudadanos.

La desinformación llega incluso a nivel legal en muchos países,

donde no existe la obligación de vacunar a los hijos, en contra de lo que

se cree. Las vacunaciones masivas sistemáticas son ineficaces y en

algunos casos altamente perjudiciales.

Existen alternativas naturales a este tipo de prácticas. En

primer lugar, lo más importante es potenciar el sistema inmunológico a

través de una vida lo más sana y natural posible. En segundo lugar

existen los llamados nosodes homeopáticos, los cuales no entrañan

peligro alguno.

El auténtico desencadenante de una enfermedad no es el

microorganismo que penetra en el cuerpo, sino las condiciones previas

que dicho microorganismo encuentra para desarrollarse. Cuando

muchas personas están expuestas a algún microbio, no todas

desarrollan la enfermedad correspondiente, sino sólo aquéllas cuyos

organismos sufren una falta de salud previa. Ningún microorganismo

puede proliferar si no encuentra el terreno apropiado. Incluso el mismo

Louis Pasteur declaró: “El germen no es nada; el terreno lo es todo”.

No todas las vacunas son negativas. Lo que sí es negativo son

las vacunaciones sistemáticas indiscriminadas, sin motivo alguno. Sólo

deberían usarse las vacunas ante un peligro concreto que amenace a

una comunidad. De todas maneras, la mejor defensa, como siempre, es

un buen sistema inmunológico. Además, las vacunas representan una

fuente de intoxicación adicional para el organismo, siendo así un agente

contrario a la Naturaleza.

No deseo extenderme mucho en este punto, pues existen

actualmente numerosas organizaciones encargadas de dar una

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

información completa acerca de las vacunas, consideradas por muchos

(científicos y no científicos) como el “error médico del siglo XX”.

2.11 Factores hereditarios

Según los estudios existentes, el cáncer no es contagioso.

Tampoco parece haber una clara correspondencia entre cáncer y

herencia, si bien es cierto que el tipo de vida que llevemos va a incidir

de forma más o menos directa en la constitución de nuestros

descendientes.

Por ejemplo, según un estudio de la universidad de Emory, el

consumo habitual de cocaína altera los genes de las células cerebrales:

a partir de muestras extraídas a cocainómanos habituales, se comprobó

que de 9.000 genes investigados, más de 400 estaban afectados. Este

estudio se limitaba a muestras de tejido cerebral, pero podemos

comprender que nuestros hábitos pueden influir fácilmente en nuestra

genética, y por lo tanto, en la de nuestros descendientes.

La constitución física de una persona es algo fácilmente

diagnosticable a través de un examen iridológico. Observando los iris de

familias cuyas costumbres eran sanas y naturales, se pudo verificar

una mejoría genética que aumentaba de generación en generación. Del

mismo modo, la vida artificial de la civilización marca una degeneración

física (y mental) constante dentro de la especie humana.

Un organismo debilitado por una vida antinatural, y

posiblemente por una constitución heredada ya enfermiza, engendrará

probablemente (con las correspondientes excepciones) un ser con una

constitución débil. Además, la educación que recibirá la nueva criatura

le llevará seguramente a cometer los mismos errores que sus padres. De

este modo, las propensiones hacia la enfermedad se pasan de padres a

hijos. No es de extrañar, así, que según los datos epidemiológicos, la

probabilidad de padecer cáncer aumenta si tenemos antecedentes de

esta enfermedad en nuestros ascendientes familiares.

Existe otro hecho que agrava el problema: la educación produce

también en muchas ocasiones el traspaso de miedos, frustraciones,

odios y otras características psicológicas negativas a nuestros

descendientes, con lo cual es fácil transmitirles mecanismos

psicológicos que sean decisivos en la consecución de un posible cáncer.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

3. Prevención y terapias

existentes

El hecho de que no exista en nuestra sociedad una educación

exhaustiva acerca de cómo se previene el cáncer, es la causa principal

del alarmante número de casos existentes. En esta “era de la

información”, somos bombardeados con miles y miles de datos inútiles.

Información de todo tipo llena nuestras cabezas constantemente. Pero

en realidad no sabemos algo tan útil y necesario como el modo de evitar

nuestra muerte prematura. ¿Por qué no sustituir la cantidad de

información por calidad? ¿Por qué la sociedad no se centra en educar

eficazmente acerca de estos temas tan vitales? Los recursos que se

gastan en la difusión de materias de carácter lúdico y materialista son

inmensamente superiores a los esfuerzos dedicados a la difusión de

estrategias de preservación de la salud.

De este modo, la principal terapia contra el cáncer es la

prevención. Podemos así reducir de una forma impresionante la

probabilidad de contraer ésta y otras muchas enfermedades. Si todo el

esfuerzo que actualmente se aplica en buscar un remedio alopático

contra el cáncer se destinara a profundos programas de prevención y

educación en materia de salud desde un punto de vista natural,

probablemente la incidencia de cáncer caería drásticamente en nuestro

mundo. Pero probablemente esto no interese a las grandes

multinacionales productoras de fármacos.

En cuanto a la terapia a utilizar una vez la enfermedad ha

aparecido, deberá ser holística, es decir, tratando todo el organismo

como un solo ente indivisible. Cuando aparece un tumor localizado en

una zona del cuerpo, no está enferma esa zona: es el organismo entero

el que ha enfermado. Hipócrates (460-377 a. C.), médico griego que

precisamente dio el nombre a esta enfermedad, y considerado el padre

- 41 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

de la Medicina, dijo “no existen enfermedades, sino enfermos”, lo cual

significa que no hay que considerar ese tumor (ni ningún otro síntoma)

como una enfermedad, sino que hay que considerar a esa persona como

a un enfermo que necesita sanar. Por consiguiente no trataremos el

tumor, sino a la persona. Y cuando esa persona esté sana, el tumor

desaparecerá como consecuencia lógica de haber adquirido el estado de

salud. No es correcto atacar la enfermedad, sino fortalecer la salud,

para que ésta desplace a la enfermedad.

Tremendo error de la medicina oficial es tratar los órganos del

cuerpo como entidades separadas. No se dan cuenta de que el

organismo funciona como una unidad indivisible. Todos los sistemas

médicos de la Historia, en todas las latitudes, han sido holísticos. La

aparición de los especialistas orgánicos es algo relativamente reciente

dentro de la medicina oficial. Este enfoque de la medicina no permite

estudiar las interrelaciones íntimas existentes entre todos los sistemas

y aparatos orgánicos.

¿Cómo curará un dermatólogo un eczema producido por una

disfunción hepática? ¿Cómo actuará un ginecólogo contra una

leucorrea causada por un defecto intestinal? ¿Podrá un cardiólogo

limpiar la sangre impurificada que provoca la fatiga del corazón?

Procediendo del modo convencional no se actúa sobre las causas de la

llamada enfermedad. El médico se limita sencillamente a tapar los

síntomas mediante medicamentos químicos. De este modo, la verdadera

disfunción permanece escondida en espera de una nueva crisis

sintomática. Dichos síntomas no son más que la respuesta del cuerpo

para eliminar esa anomalía que le impide llevar a cabo sus funciones

con toda normalidad.

Por lo tanto, para la medicina natural, la ausencia de síntomas

no significa necesariamente tener salud. Una persona enferma puede no

tener síntomas porque su cuerpo todavía no ha reaccionado contra la

posible anormalidad latente. En realidad, cuando los síntomas aparecen

es porque el organismo ha decidido “limpiar” la enfermedad, expulsarla.

Si el médico se limita a apagar esos síntomas, esas puertas por las que

la enfermedad es expulsada, se convierte al paciente en un enfermo sin

síntomas. Lo que para la medicina natural es enfermedad asintomática

está considerado salud por la medicina oficial.

Otra de las diferencias entre la medicina natural y la oficial, a

parte del tratamiento holístico, es la manera de actuar sobre el

organismo. La medicina natural respeta plenamente la máxima

hipocrática “primum non nocere”: primero, no causar daño. La terapia se

debe realizar con productos naturales inocuos, que estimulen el buen

funcionamiento de todos los órganos y sistemas, potenciando las

defensas orgánicas, las vías de eliminación, etc., para que la

enfermedad sea expulsada. Los medicamentos no deben luchar contra

la patología, sino potenciar las fuerzas y acciones del organismo para

que sea éste quien luche contra dicha enfermedad. De ahí, otra frase

- 42 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

atribuida a Hipócrates: “no son los remedios, sino la Naturaleza la que

cura, consistiendo la virtud de aquellos en ayudar a ésta”. En cambio,

los productos de farmacopea resultan a menudo dolorosos y dañinos

para el organismo, pues atacan agresivamente el síntoma, intoxican el

cuerpo y debilitan la naturaleza vital del enfermo, siendo ineficaces para

curar y muy eficaces para inhibir las reacciones naturales del cuerpo

(los síntomas). Además, los sistemas de diagnóstico de la medicina

oficial resultan a menudo dolorosos, mientras el diagnóstico realizado

mediante las técnicas de la medicina natural resulta totalmente

indoloro. Primum, non nocere.

Los medicamentos de la medicina oficial, sobre todo los más

agresivos, suelen provocar efectos secundarios adversos. Dichos efectos

consisten en la reacción del organismo contra la sustancia

medicamentosa, que el cuerpo considera tóxica. La acción del remedio

es, pues, atacar directamente a la enfermedad, pero como efecto

colateral, el resto del organismo se ve más o menos perjudicado. La

medicina natural carece de efectos secundarios, pues las sustancias

utilizadas son, como ya hemos dicho, naturales e inocuas, actuando

únicamente como fortalecedoras de la respuesta natural del organismo,

pero nunca obstaculizando sus funciones. Como consecuencia, la única

reacción molesta que podemos notar es el recrudecimiento temporal de

los síntomas que el mismo cuerpo genera, indicando ello que el propio

organismo acelera la eliminación o limpieza de la enfermedad. De este

modo se llega a la verdadera y completa curación, y no meramente a

una ausencia de síntomas.

Cabe añadir que las terapias naturales son perfectamente

compatibles con los métodos convencionales de quimioterapia y

radioterapia, y representan un importante complemento que protege al

organismo contra los efectos secundarios del tratamiento alopático.

El estado natural del organismo humano es la salud, es decir, la

naturaleza tiende a subsanar todos los desarreglos que se producen en

el cuerpo. Para perder dicha salud es necesario actuar contra ella. Por

lo tanto, cuando sobreviene la enfermedad, normalmente es porque algo

no se está haciendo correctamente. El gran médico y alquimista

Paracelso (1493-1541) reduce a cinco las posibles causas de toda

enfermedad. Desde este punto de vista, todas las enfermedades son

curables, excepto la causa que él bautizó como Ens Dei (entidad divina).

En el hinduismo se habla de Karma. Podría definirse ello brevemente

como la Ley de Causa-Efecto o Acción-Consecuencia, que nos obliga a

pasar por determinadas circunstancias dolorosas con el fin de que

aprendamos algo que la vida pretende enseñarnos.

No obstante, ello no es óbice para intentar la curación y el

bienestar por todos los medios a nuestro alcance. De hecho es nuestra

obligación velar por nuestra salud. El resto, Dios dirá. Lo importante es

no desanimarse, pues el desánimo restará efectividad a cualquier

tratamiento que decidamos utilizar.

- 43 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Dijo Paracelso: “Vosotros, médicos, dejad ya de una vez por todas

el estudio de vuestros polvorientos libros, así como las discusiones

inútiles. Observad la Naturaleza y buscad en ella los remedios naturales.

Basad vuestro conocimiento y experiencia en la observación de los

procesos naturales y, sobre todo, acudid a la cabecera del enfermo y ved

lo que le sucede y le puede ayudar”. Su firme oposición a los métodos

antinaturales y al uso de la Medicina en beneficio propio, le obligó a

vivir incomprendido y en soledad. Veamos otro ejemplo de ello: “Los

boticarios son enemigos míos porque yo no lleno sus bolsillos. Mis recetas

son sencillas y no reclaman 40 o 50 ingredientes. Lo que yo busco no es

enriquecer a los boticarios, sino curar a los enfermos”.

Decía Voltaire (1694-1778): “Los médicos aplican drogas de las

cuales conocen poco, en cuerpos de los cuales saben menos, para

enfermedades de las cuales no saben nada en absoluto”.

En cuanto a la prevención y tratamiento del cáncer, debería ir

enfocado, además de lo considerado anteriormente, a suprimir la

exposición a los agentes carcinógenos y potenciar las defensas

naturales del organismo contra la producción de tumores. La medicina

natural no consiste en tomarse una serie de productos para conseguir

tal o cual efecto: se trata más bien de realizar un profundo cambio físico

y psicológico, un cambio de vida que muchas veces deberá ser radical, y

que requiere que pongamos mucho de nuestra parte. Por decirlo de

alguna manera, hay que ganarse la salud a pulso; no nos la puede dar

ningún médico ni ningún terapeuta; sólo nosotros mismos estamos en

capacidad de conseguirla. Recordemos que es la Naturaleza la que cura,

no el medicamento.

En definitiva, el principal causante de cáncer es el mismo

hombre. Por lo tanto, sin necesidad de investigaciones adicionales, lo

ideal (aunque utópico) sería que el mismo hombre erradicara todos los

malos hábitos y todas sus creaciones antinaturales, y que volviera a la

Naturaleza, aprovechando los conocimientos de que disponemos

actualmente sobre salud y medicina natural. Esto no significa abolir

absolutamente todo lo que no sea bucólico; únicamente aquello que nos

perjudica tanto física como mentalmente.

Para ver un ejemplo de ello, el Dr. Albert Schweitzer llegó a

Gabón como misionero, en 1913. Apreció que el cáncer apenas existía

en ese país, y que a medida que pasaban los años aumentaba

notablemente su incidencia. El doctor llegó a la conclusión de que ello

se debía a que el estilo de vida de los nativos se parecía cada vez más al

del mundo “civilizado”.

En el capítulo anterior hemos repasado ya los agentes

carcinógenos más importantes. Estudiaremos a continuación diferentes

estrategias a seguir para la prevención y curación de la enfermedad.

- 44 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

3.1 Métodos de la medicina oficial

3.1.1 Cirugía

Los avances científicos y tecnológicos que ha experimentado la

cirugía en estos últimos tiempos representan, a mi modo de ver, el más

encomiable logro que ha conseguido la ciencia moderna para la

Humanidad. Los riesgos relacionados con las intervenciones quirúrgicas

han experimentado un dramático descenso gracias a los nuevos

conocimientos y las nuevas técnicas. En el caso concreto de tumores

cancerosos, la extracción de los mismos mediante cirugía se realiza

muchas veces de manera altamente eficaz.

Sin embargo, la mayoría de las intervenciones que se practican a

diario en todo el mundo (no solamente la extirpación de tumores),

podrían ser evitadas llevando un modo de vida sano y natural. Además,

en el caso concreto del cáncer, dicha intervención puede en algunos

casos aumentar el riesgo de metastatización del tumor que intentamos

extirpar. La evaluación de los riesgos y los beneficios de la intervención

quirúrgica deben ser evaluados siempre por un buen médico.

3.1.2 Quimioterapia

El término quimioterapia se usa para designar el tratamiento

contra el cáncer mediante una serie de compuestos que actúan

especialmente contra las células de rápido desarrollo como las

cancerosas. Existen más de 50 medicamentos de esta clase. La terapia

consiste en la aplicación (oral, intramuscular o intravenosa) de una

combinación de uno o más de estos compuestos. La característica

fundamental de éstos es, como ya hemos dichos, que atacan a las

células de crecimiento rápido. De esta manera, los tumores se ven

perjudicados con la acción de la quimioterapia.

Los efectos secundarios de esta terapia se desprenden, del hecho

que en el organismo existen otras células que crecen rápidamente y no

forman parte de ningún tumor. Estamos hablando, principalmente, de

las células pilosas, las pertenecientes al sistema inmunológico, las del

epitelio gastrointestinal, los glóbulos rojos y los espermatozoides. En

consecuencia, la quimioterapia puede provocar la pérdida total del

cabello, anemia, reducción drástica de la respuesta inmunitaria,

vómitos, náuseas, diarrea, etc., a parte de la lógica intoxicación

orgánica. Estos efectos desaparecen cuando se interrumpe la terapia,

dejando secuelas en alguna ocasión. En muchas ocasiones, es

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

precisamente la quimioterapia lo que convierte al cáncer en una

enfermedad tan horrible y dolorosa, pues reduce considerablemente la

calidad de vida del paciente.

El doctor M. Moss, después de más de 25 años investigando

sobre el cáncer, llegó a la conclusión que la quimioterapia no alarga la

vida del enfermo. El mismo médico personal del expresidente de

Estados Unidos Ronald Reagan, declaró en una ocasión que la

quimioterapia destruye los tumores pero también al paciente.

Además, hay que destacar el hecho de que aunque estas

sustancias atacan a las células cancerosas, pueden producir un efecto

carcinógeno sobre las células sanas del organismo, siendo un pequeño

factor de riesgo adicional de aparición de un nuevo tumor. Podemos

citar como ejemplo el Tamoxifén, medicamento utilizado para prevenir la

formación de nuevos cánceres de mama, pero que al mismo tiempo

aumenta la probabilidad de contraer cáncer de útero.

Las sesiones de quimioterapia son administradas de forma

discontinua, para favorecer la recuperación natural de las células sanas

en los períodos de descanso. Éstas se recuperan más rápidamente que

las cancerosas, y de este modo el tumor va perdiendo su fuerza hasta

quedar eliminado.

3.1.3 Radioterapia

La radioterapia consiste en la radiación de alta energía (rayos X

o rayos gamma), sobre la zona concreta donde se localiza el tumor

canceroso. Igual que en el caso de la quimioterapia, esta radiación

ataca agresivamente las células cancerosas, pero presenta el

inconveniente de actuar negativamente sobre las células sanas sobre

las que también incida la radiación. Es inevitable afectar los tejidos

adyacentes al tumor, aunque se limite al máximo la zona de exposición

al haz radiactivo. De este modo, las células sanas que son radiadas

aumentan su predisposición a generar una nueva mutación cancerosa.

Una vez erradicado el posible tumor mediante quimioterapia o

radioterapia, el enfermo abandona el tratamiento, pero su organismo

está considerablemente más intoxicado y débil que antes de empezar el

tratamiento. Si ese paciente no elimina la causa que produjo el tumor

que ha sido erradicado (o extirpado mediante cirugía), tiene bastantes

probabilidades de recaer más adelante en una nueva formación

tumoral. Por lo tanto, desde el punto de vista de la medicina natural, al

abandonar la terapia seguirá enfermo, a menos que dedique esfuerzo a

preservar su salud mediante una vida sana y acorde a las leyes de la

Naturaleza. Para quien ha terminado con éxito (o sin él) un tratamiento

quimioterápico, radioterápico, o una combinación de los dos, o ha

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

sufrido la extirpación de un tumor, la prevención es todavía más

recomendable que para cualquier otra persona que nunca haya sufrido

esta enfermedad. Lo más importante no es atacar el cáncer en sí, sino

eliminar radicalmente la causa que lo produjo.

3.2 Doctrina térmica de Lezaeta

Enunciaremos ahora la teoría que expuso Manuel Lezaeta y

bautizó con el nombre de “doctrina térmica de salud”. Según palabras

del mismo Lezaeta, “…toda dolencia está constituida por fiebre

gastrointestinal, en grado variable. Es esta fiebre la causa y también el

punto de apoyo del desarreglo funcional del organismo, vale decir, es el

enemigo de la salud y única causa de muerte. No hay enfermo sin fiebre”.

Distingue Lezaeta entre fiebre externa, que es la que conocemos

comúnmente como fiebre; fiebre interna o gastrointestinal, que es el

aumento de la temperatura en el tubo digestivo; y fiebre local, que

aparece localizada en alguna zona u órgano del cuerpo donde exista

inflamación.

La fiebre externa afecta a todo el organismo en general, y es

básicamente curativa, siendo su función la de eliminar toxinas y

microbios. Es una de las mejores medicinas existentes que nos ha

proporcionado la Naturaleza. Ya desde antiguo era muy apreciada esta

reacción del cuerpo. La única precaución que deberíamos tomar contra

la fiebre externa es vigilar que no sobrepase los 39 o 40 ºC, aplicando

métodos hidroterápicos adecuadamente. Hablaremos más adelante de

la hidroterapia.

En cuanto a la fiebre interna o gastrointestinal, viene producida

por desarreglos intestinales, y se caracteriza, por un lado, por el

aumento de temperatura en el vientre, y por otro lado, por el

enfriamiento del resto del cuerpo, sobre todo manos y pies. Este tipo de

fiebre es destructivo, y según Lezaeta es el origen de todas las

enfermedades: “Fiebre y no microbio es el enemigo que hay que combatir

en todo enfermo, cualquiera que sea el nombre o manifestación de su

dolencia. Salvo accidente, sólo se muere de fiebre”.

El frío en el cuerpo, manos y pies siempre helados, no tiene por

qué ser un problema circulatorio, sino que muchas veces es debido a

dicha fiebre gastrointestinal: la sangre se acumula en el vientre,

produciéndose el lógico déficit circulatorio en la piel y resto de órganos.

Este desequilibrio térmico denota falta de salud, y a partir de ahí, las

posibles reacciones que el cuerpo origine, serán síntomas más o menos

- 47 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

desagradables según la magnitud del desarreglo y la vitalidad del

organismo.

Según Lezaeta, este desequilibrio térmico o desarreglo funcional

del organismo con fiebre interna es la consecuencia de una vida

antinatural. Para readquirir la salud, será preciso que se produzca el

equilibrio térmico. La curación es cuestión de equilibrar temperaturas

en el cuerpo. En el caso del cáncer será imprescindible comprobar si

existe dicha fiebre interna. Paso fundamental para la curación será

colaborar con la Naturaleza para restaurar las temperaturas corporales.

Las enfermedades infecciosas no son consecuencia de la acción

de un microbio, pues éste no puede sobrevivir en un organismo sano y

perfectamente equilibrado. La enfermedad viene por desarreglo

funcional del organismo. En ese estado patológico previo, cualquier

microorganismo que penetre en el cuerpo tiene bastantes posibilidades

de sobrevivir y multiplicarse tranquilamente. Pero la causa de la

enfermedad no debemos buscarla en el microbio, sino en el estado de

salud o enfermedad, anterior a la entrada del mismo.

3.2.1 Equilibrio térmico

Una vida sana y natural traerá como consecuencia el equilibrio

térmico del cuerpo, es decir, la salud. En estado de salud, ningún

agente externo puede provocar enfermedad alguna, pues todas las

funciones orgánicas (nutrición, eliminación, defensa, etc.) funcionan

perfectamente. Aunque parezca una perogrullada, podemos afirmar que

está sano solamente aquél que tiene salud. La ausencia de síntomas no

tiene por qué denotar salud.

Una vez aparece la fiebre interna, ya estamos enfermos: las

funciones vitales ven sus capacidades más o menos mermadas: la

nutrición se efectúa defectuosamente, pues el laboratorio

gastrointestinal se halla a una temperatura anormal que altera los

procesos químicos y bacterianos; en consecuencia la toxemia corporal

aumenta y los órganos excretores se ven más o menos desbordados de

trabajo; estas alteraciones y gastos de energía extra acaban mermando

la respuesta del sistema inmunitario y el resto del organismo en

general. A partir de ahí, somos vulnerables al mundo exterior, y

podemos contraer cualquier enfermedad que el cuerpo no sea capaz de

controlar.

Para equilibrar térmicamente un organismo enfermo una vez

haya aparecido la fiebre interna (con o sin síntomas), debemos calentar

lo que está frío y enfriar lo que está caliente. Por lo tanto, se deberá

refrescar el vientre y afiebrar la piel.

- 48 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

En el caso de fiebre local, también deberemos enfriarla.

El primer paso que debemos aplicar para refrescar el aparato

digestivo será aplicar una limpieza del mismo mediante ayunos o dietas

purificadoras. Debemos evacuar el intestino, con lo cual puede ser

necesario en caso de estreñimiento o falta de evacuación, aplicar un

enema diariamente. Un intestino sucio provoca fermentaciones y

putrefacciones en su interior que incrementan la temperatura del

mismo y producen sustancias tóxicas que son directamente absorbidas

y vertidas en la sangre. De todas formas, no se recomienda tomar

laxantes, pues irritan la mucosa intestinal.  Por el solo hecho de limpiar

el tubo digestivo, la temperatura intestinal irá descendiendo

paulatinamente.

Así, no solamente para el cáncer, sino para cualquier

enfermedad causada por fiebre interna, deberíamos tener en cuenta

estas recomendaciones.

Para refrescar el vientre y calentar la piel de todo el cuerpo, son

extremadamente útiles las aplicaciones de hidroterapia, que más

adelante detallaremos.

3.2.2 Diagnosticar el desequilibrio térmico

Podemos saber si padecemos fiebre externa, pues sus síntomas

son evidentes en muchas ocasiones, y además disponemos del

termómetro, pero ¿cómo podemos saber si tenemos fiebre interna?

Normalmente la congestión gastrointestinal es asintomática, a no ser

que suframos dolores abdominales.

Lezaeta indica que el pulso nos muestra la existencia de dicha

fiebre. Así, para un adulto, sobrepasar las 70 pulsaciones por minuto

puede ser señal de congestión interna. De todas maneras, este

diagnóstico puede no ser acertado en muchos casos, con lo que

deberíamos recurrir a otros sistemas.

La suciedad o limpieza de la lengua es otro buen sistema. Una

lengua perfectamente rosada indicará limpieza del tubo digestivo,

mientras que una lengua sucia, blancuzca, indicará congestión y

suciedad gastrointestinal. Debemos tener en cuenta que la punta de la

lengua corresponde al estómago, la parte media al intestino delgado, y

el fondo al intestino grueso.

Disponemos de otro sistema de diagnóstico: la iridología. No es

mi propósito profundizar en este método, pues precisaría un libro

aparte. De todos modos, a través del iris es bastante fácil diagnosticar

la congestión o fiebre interna. Si nos fijamos en el gráfico de la figura 2,

que representa un iris, podemos observar varias zonas concéntricas: en

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

el centro se halla la pupila, orificio por el que entra la luz en el globo

ocular. Alrededor de la pupila, aproximadamente a 1/3 de distancia

entre la pupila y el borde del iris, se encuentra lo que se denomina

collarete, corona del iris o corona nerviosa autónoma. Anatómicamente

se denomina “ángulo de Fuchs”. La corona está formada por un círculo

de arterias y venas, y presenta más o menos relieve, siendo muy claro

en algunos iris, o prácticamente inapreciable en otros.

Figura 2

Gráfico del iris

La zona entre el reborde pupilar y la corona es la que se

corresponde con el tubo digestivo. De este modo, en iris marrones, si

apreciamos que esta zona está visiblemente más oscura que el resto del

iris, podemos concluir que existe más o menos suciedad y congestión

gastrointestinal, y en consecuencia, fiebre interna. En iris no

pigmentados (azules o verdes), esta suciedad se puede ver como una

pigmentación de la zona digestiva, la cual aparece manchada de un

color distinto al del resto del iris. De todas formas, puede darse el caso

de heterocromías parciales, es decir, zonas pigmentadas y zonas no

pigmentadas, sin que ello signifique necesariamente congestión alguna.

Este tipo de diagnóstico es altamente eficaz, pero complejo. Si no

tenemos mucha experiencia en esta técnica no debemos buscar otros

signos en el iris que el que hemos indicado, pues podríamos realizar un

- 50 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

diagnóstico erróneo. No todas las manchas indican patología, con lo que

deberíamos tener únicamente en cuenta el estado general del tubo

digestivo en cuanto a su posible congestión.

A nivel anecdótico, existe un signo que demuestra la importancia

de la fiebre gastrointestinal: muchas veces existen líneas oscuras

radiales partiendo de la corona. Son los llamados rayos solares, con

origen en la zona digestiva del iris, y final en cualquier parte más

externa. Si tenemos en cuenta que en el iris se reflejan todas las partes

del cuerpo, los rayos solares nos indicarán cómo la fiebre intestinal

(indicada en el iris como un círculo interior oscuro) puede llegar a

afectar a cualquier otro órgano del cuerpo. Cuando limpiamos el tubo

digestivo, acaban desapareciendo los rayos solares, y por lo tanto queda

sanado el órgano afectado.

3.2.3 Fiebre curativa

Como hemos dicho anteriormente, la fiebre externa, que afecta a

todo el organismo, es un mecanismo curativo. En realidad, la mayoría

de las remisiones espontáneas de tumores de las que se dispone buena

documentación, están precedidas de enfermedades que han provocado

fiebre alta. El poder limpiador de la fiebre es evidente. En lugar de

inhibirla, deberíamos potenciarla si es que deseamos mantener un buen

estado de salud. Eso sí, debemos impedir que alcance valores

peligrosos, mediante aplicaciones hidroterápicas.

Ha podido comprobarse que el cuerpo humano genera, en

respuesta a determinado tipo de toxinas, una sustancia llamada factor

necrosante tumoral (TNF), el cual produce fiebre generalizada. Dicha

sustancia actúa directamente sobre algunos tipos de tumores

cancerosos. Se ha comprobado experimentalmente, que el crecimiento

de tumores es mucho mas lento (e incluso recesivo) cuando existe

fiebre. Actualmente, la inoculación de TNF en el organismo se realiza

terapéuticamente, pero de manera cautelosa, pues presenta algunas

contraindicaciones. Lo mejor, como siempre, es que sea el mismo

organismo quien reaccione contra el mal.

Actualmente, muchos profesionales de la salud están desviando

sus investigaciones hacia el fenómeno de la fiebre para curar el cáncer.

- 51 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

3.3 Dieta natural

Decía Hipócrates: “sea el alimento tu medicina; sea tu única

medicina el alimento”. Moses Maimónides, filósofo del siglo XII, escribió:

“cualquier enfermedad que pueda ser curada por la dieta no debe ser

tratada de ningún otro modo”.

A la hora de buscar una dieta ideal aparecen docenas de teorías

distintas, cada una de ellas con su correspondiente explicación

científica que nos induce a pensar que es la mejor opción. Si todas

estas tendencias se presentan como la mejor alimentación posible,

¿cómo podemos saber cuál es la dieta más perfecta que existe?

Montignac, Adamski, frugivorismo, vegetarianismo, crudivorismo,

carnivorismo, macrobiótica, omnivorismo, ovo-lacto-vegetarianismo, y

un largo etcétera. Cada “maestrillo” tiene su “librillo”. ¿Cuál es el

“librillo” perfecto?

Personalmente creo que como todo en esta vida, no existe la

dieta ideal. Cada persona tiene un metabolismo diferente, aunque nos

movamos siempre dentro de unos parámetros comunes. De esta

manera, podemos pensar que cada persona tendrá su dieta ideal,

aunque ésta, lógicamente tendrá un importante denominador común

para todo el mundo.

Podemos fijarnos en datos estadísticos relacionados con el

consumo de carne y pescado, por ejemplo. Según dichos estudios, las

comunidades vegetarianas sufren menos tumores cancerosos que el

resto de personas que consumen carne y pescado habitualmente.

Ya tenemos un punto de partida. Es mejor no consumir este tipo

de alimentos habitualmente. Sigamos avanzando en este terreno: otro

estudio, realizado por la Universidad de Heidelberg, reveló lo siguiente:

los vegetarianos que de vez en cuando se saltan su norma dietética y

consumen carne o pescado esporádicamente, sufren todavía menos

tumores que los vegetarianos estrictos. Bien, según esto, parece que

tampoco debemos suprimir carne y pescado drásticamente de nuestra

dieta...

Entonces, ¿cuál es la dosis de carne o pescado que debemos

consumir? Como ya hemos expuesto anteriormente, cada persona

tendrá un metabolismo diferente, y es nuestro deber intentar hallar la

dosis de carne y pescado que debemos consumir. Podemos escuchar a

nuestro cuerpo (no a nuestra gula) para saber cuando y cuánto

debemos consumir ciertos alimentos. Los posibles efectos del exceso o

defecto de carne, podrían ser, según he podido ir observando:

• Exceso de carne: reumatismo, gota, artritismo, litiasis renal

y biliar, enfermedades coronarias, urea y acidez de la sangre,

- 52 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

nerviosismo, apatía, pesadez, depresión, agresividad, exceso

de actividad sexual, etc.

• Defecto de carne: debilidad, lentitud de reflejos y

movimientos, anemia, impotencia sexual, frío (recordemos

que también puede ser debido a fiebre interna), delgadez

extrema, ojos hundidos en las órbitas, falta de color rosado

en la piel, etc.

Deberíamos tener en cuenta que la vitamina B

12

 (cobalamina) se

encuentra únicamente en alimentos de tipo animal (huevos, lácteos y

carnes). Por otro lado, se ha comprobado que quien consume carne roja

a diario triplica su probabilidad de contraer cáncer de colon, respecto a

quien la consume únicamente una vez al mes.

A pesar de lo expuesto, existe una carne especialmente nociva:

la de cerdo. Completamente al margen de motivaciones religiosas o

filosóficas, existen estudios científicos que demuestran los nefastos

efectos de la carne de este animal sobre el cuerpo humano, aunque

dicho animal haya sido criado de forma natural. Uno de los principales

inconvenientes de la carne de cerdo está en la gran similitud bioquímica

que sus tejidos guardan con los tejidos humanos. De esta manera,

muchas moléculas son directamente asimiladas y procesadas por el

organismo humano, sustituyendo a las antiguas, produciéndose un

reblandecimiento de tendones, músculos, etc. A parte de ello, está

perfectamente demostrado el efecto tóxico y el desequilibrio orgánico

que produce esta carne, a parte del efecto negativo que produce sobre la

psicología del consumidor. Por lo tanto, los embutidos de cerdo, así

como su carne, grasa y otros derivados, deberían ser completamente

eliminados de nuestra dieta.

Ciertamente, muchas comunidades y credos religiosos profesan

la prohibición del consumo de carne de cerdo. Encontramos este

fenómeno en el Islam y el Judaísmo como principales exponentes, pero

existen muchos otros colectivos que se abstienen de tomarla.

Por citar algún ejemplo de ello, veamos un fragmento de la

Biblia: “Éstos son los manjares que debéis comer: el buey y la oveja, y la

cabra, el ciervo y el corzo, el búfalo, el capriciervo, el pigargo, el orige, el

camello pardal. Todo animal que tiene la uña hendida en dos partes y

rumia, lo podéis comer” (Deut. XIV, 4-6). Y prosigue: “Asimismo tendréis

por inmundo el cerdo; porque si bien tiene la uña hendida, no rumia”

(Deut. XIV, 8).

De todos modos, es aconsejable abstenerse totalmente de tomar

carne y pescado de cualquier clase durante la terapia contra el cáncer.

La dieta vegetariana, complementada opcionalmente con algo de huevos

y leche, resulta muy depurativa. Por otro lado, a nivel de prevención no

debemos abolir la carne por completo, tal como se ha explicado.

- 53 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

En cuanto al pescado, resulta muy aconsejable su inclusión en

la dieta, sobre todo el azul, como ya veremos más adelante. De todos

modos, tampoco debemos abusar de esta proteína.

En definitiva, aunque el presente escrito no pretende dar una

explicación dietética profunda (para eso ya existe mucho material

publicado), a mi modo de ver debería seguirse una dieta básicamente

compuesta por productos vegetales, complementándola de vez en

cuando con carne y, sobre todo, pescado, lo cual, dependiendo de la

persona, puede ser una vez a la semana, una vez al mes, una vez al

año, etc. Debemos intentar descubrir qué nos pide el organismo a cada

instante.

Algunas recomendaciones generales:

• Usar ingredientes de la máxima calidad posible, de

procedencia fiable (natural).

• La ingestión de líquidos será alta, siendo la mejor bebida el

agua natural. Así favoreceremos la excreción y limpieza del

organismo.

• No beber demasiado durante las comidas, pues ello resta

efectividad a los ácidos gástricos.

• La verdura debería consumirse cruda cuando sea posible,

para evitar la desnaturalización de las vitaminas y la pérdida

de minerales. Si decidimos cocinarlas, lo mejor es hacerlo al

vapor.

• Consumir las frutas y verduras de la temporada, evitando,

cuando sea posible, los productos de invernadero o cámara

frigorífica.

• No consumir productos refinados, sino integrales (cereales,

harinas y arroz). El refinado extrae del grano las vitaminas,

minerales y fibra, dejando solamente hidratos de carbono,

atrofiando así los intestinos.

• Evitar completamente los productos curados, ahumados,

preparados, precocinados y embutidos de todas clases. El

alimento debe ser lo más parecido a como lo entrega la

Naturaleza.

• Consumir cuanto menos azúcar mejor. Se puede prescindir

perfectamente de este elemento, pues una dieta equilibrada

ya contiene azúcares suficientes. Para edulcorar, lo mejor es

la miel. Los edulcorantes artificiales son nefastos para la

salud (aspartamo, sacarina, etc.).

• Evitar excitantes como el café, chocolates o refrescos de cola.

• No consumir más carne o pescado del necesario. En este

punto, más vale pecar por defecto que por exceso.

• Comer los alimentos crudos antes que los cocinados, dentro

de la misma comida.

• Ir a dormir con el estómago lo más vacío posible.

• No llenar el estómago del todo en las comidas.

- 54 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

• No picar entre horas.

Es importante equilibrar el aporte de nutrientes, sin llegar a

fanatizarnos. Los pequeños desequilibrios son fácilmente compensados

de manera efectiva por parte de nuestro organismo: no existe en el

mundo laboratorio tan perfecto como nuestro propio cuerpo. Siempre

que nos movamos entre unos límites razonables, tendremos la salud a

nuestro lado.

Una buena dieta podría ser la basada en frutas (frescas, ácidas y

secas), ensaladas, aceite de oliva virgen, arroz integral, pan integral y

cereales integrales. En menor proporción, legumbres secas, frutas

oleaginosas (nueces, almendras, avellanas, etc.), miel, tubérculos, etc.

Para aliñar las ensaladas, lo mejor es el aceite de oliva o el jugo de

limón; el vinagre parece tener un efecto negativo sobre los glóbulos

rojos, por lo que no debería usarse. Son también saludables, con

moderación, los productos lácteos y los huevos. Se puede complementar

la dieta con carne y pescado según necesidades del organismo.

Las frutas deberían ser ingeridas con la piel, pues en ella residen

gran parte de sus nutrientes, aunque si no conocemos la procedencia

exacta de la fruta ni los tratamientos a los que ha sido sometida,

procederemos a su lavado, o incluso prescindiremos de la piel. En el

caso de las verduras, también las lavaremos bien, pero no dejándolas

en remojo, pues el agua absorbería parte de sus nutrientes: lo mejor es

realizar el lavado bajo un chorro de agua.

Es altamente aconsejable evitar el uso de utensilios de cocina

hechos con aluminio o cobre (ollas, cacerolas, etc.).

En cuanto a la sal, lo mejor es prescindir totalmente de ella,

pues una dieta sana y equilibrada ya aportará las sales minerales

necesarias al organismo. En caso de no poder prescindir de ella, la

mejor es la sal marina obtenida por destilación de agua de mar, y aún y

así, su uso debería ser lo más moderado posible.

Tomar bebidas (o comidas) muy calientes puede producir en

algunos casos cáncer de esófago. Tampoco deberíamos tomar alimentos

muy fríos.

De todas maneras, y como he dicho anteriormente, no existe una

dieta perfecta para todos, y cada persona debe buscar lo que le es más

saludable, siendo imprescindible excluir el autoengaño.

3.3.1 Radicales libres y antioxidantes

Los radicales libres son moléculas oxigenadas muy reactivas e

inestables que se forman constantemente en el organismo como

- 55 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

productos de desecho del metabolismo. Se forman billones de ellos

constantemente. Su efecto es dañino y destructivo, actuando sobre

cualquier tipo de tejido. Entre los devastadores efectos de los radicales

libres, podemos encontrar irritaciones celulares de todo tipo;

envejecimiento prematuro; oxidación del colesterol, lo cual facilitará la

formación de ateromas o depósitos lipídicos arteriales (arteriosclerosis);

mutaciones en el ADN celular, lo cual puede desencadenar un cáncer;

etc. En definitiva, su papel es altamente indeseable.

Afortunadamente existe otro tipo de moléculas que se encargan

de neutralizar los efectos de los radicales libres: estamos hablando de

los antioxidantes. Estos compuestos son utilizados por el organismo

para protegerse de manera efectiva del ataque de los radicales libres. El

conjunto de los antioxidantes está compuesto por enzimas, vitaminas,

minerales, aminoácidos y otros compuestos que se encadenan y

combinan con los radicales libres, despojándolos de su peligrosidad.

Al final del capítulo se incluye una tabla de alimentos mediante

la cual podemos comprobar que una dieta sana y natural generará

menos radicales libres, y aportará más antioxidantes al organismo. Y al

contrario, la mala alimentación y la vida antinatural aportará pocos

antioxidantes y generará una gran cantidad de radicales libres.

Veremos a continuación cuales son los antioxidantes más

importantes.

Beta-caroteno y vitamina A

El beta-caroteno es una sustancia que podemos encontrar en

algunas hortalizas, como la zanahoria o la col. Su acción antioxidante

es poderosa. El organismo puede convertir fácilmente el beta-caroteno

en vitamina A, y aunque ambas sustancias son indispensables para la

vida, muchos investigadores creen que es precisamente el beta-caroteno

quien nos protege más activamente contra el cáncer.

Investigadores de la Universidad John Hopkins llegaron a la

conclusión de que las personas que presentan niveles bajos de dicha

sustancia en la sangre, tienen un riesgo 4 veces mayor de contraer

cáncer que quienes disponen de niveles muy superiores. Existen otros

estudios que corroboran este resultado, constatándose que la vitamina

A y el beta-caroteno protegen de forma muy eficaz contra los tumores.

Además de los efectos preventivos de estas sustancias, se ha

podido comprobar que también pueden invertir el crecimiento de

tumores ya formados. Algunos cánceres han sido curados mediante

tratamientos a base de zanahoria y cebolla.

- 56 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Vitamina C

Son muchas las funciones que realiza dicho compuesto en

nuestro organismo. Presente básicamente en las frutas ácidas, es un

potente protector anticancerígeno, como parecen demostrar decenas de

estudios realizados en todo el mundo. A parte de su acción

antioxidante, es un potente fortalecedor del sistema inmunológico.

También juega un importante papel como desintoxicador hepático.

Existen unas sustancias denominadas nitrosaminas, que se

forman en el tubo digestivo como consecuencia de la interacción entre

los nitratos y nitritos presentes en los alimentos y las aminas de los

jugos digestivos. Estos compuestos resultantes resultan ser

carcinógenos. La vitamina C bloquea la formación de estas

nitrosaminas en el tracto digestivo, protegiéndonos una vez más de las

formaciones tumorales. Los nitritos y nitratos podemos encontrarlos en

muchas frutas y verduras (las cuales aportan también la vitamina C

neutralizante), y en alimentos ahumados y curados. Se ha podido

comprobar que los alimentos ahumados pueden producir cáncer, sobre

todo gástrico, debido a su contenido en un poderoso carcinógeno

llamado benzopireno.

Vitamina E

Se trata del antioxidante más efectivo contra los radicales libres.

Al igual que la vitamina C, es un fortalecedor del sistema inmunológico

y bloquea la formación de nitrosaminas.

Ácido fólico

Aunque no existen datos muy concretos al respecto, parece que

el ácido fólico (también conocido como vitamina B

9

) ayuda a combatir

ciertos tipos de cáncer, especialmente el colorrectal. Es curioso el hecho

de que en la Edad Media se usaba pan con mucha levadura (rica en

vitamina B) para “reducir los bultos”.

Suplementos vitamínicos

La mejor manera de ingerir vitaminas es a través de la

alimentación, especialmente frutas y verduras. Por lo tanto deberíamos

tener preferencia por esta forma de vitaminas en detrimento de los

preparados vitamínicos de laboratorio. Existen numerosos estudios que

demuestran la inefectividad de estos preparados comparados con los

productos naturales ricos en vitaminas.

Según dos estudios realizados respectivamente por el Instituto

Nacional del Cáncer de Estados Unidos y el Instituto de Salud Pública

- 57 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

de Finlandia, los suplementos vitamínicos sintéticos fuera de la dieta no

realizan ninguna función de protección contra el cáncer.

Selenio

Ha podido comprobarse que en las zonas donde la tierra es rica

en selenio existe menos incidencia de cáncer. En dichas zonas, las

verduras pueden absorberlo, aumentando de esta manera el consumo

humano de este elemento. Las experiencias realizadas en laboratorio

han corroborado esta hipótesis. Sería interesante abonar la tierra con

algún producto natural rico en selenio, para aumentar el poder

anticancerígeno de los vegetales.

Zinc

El zinc es un elemento indispensable para la buena calidad de

las divisiones celulares. Es necesario para la formación de más de 100

enzimas diferentes. Promueve la formación de linfocitos B. La carencia

de zinc provoca la atrofia de la glándula timo. Es por todo ello que es un

elemento vital para el sistema inmunológico.

Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts mostró

que los animales alimentados a base de una dieta pobre en zinc tienen

más probabilidad de contraer cáncer que aquellos que han sido

alimentados con zinc abundante.

Enzimas

Los compuestos bioquímicos denominados enzimas son básicos

para asegurar las funciones vitales de todos y cada uno de nuestros

órganos. Si consideramos el organismo como una gran factoría química,

nos daremos cuenta de la importancia de las enzimas, pues son

necesarias para asegurar todas las acciones y reacciones bioquímicas

que en él se producen. Ni vitaminas, ni minerales, ni proteínas, ni

ningún nutriente podría ser usado efectivamente por el organismo de no

ser por las enzimas. El sistema inmunológico las necesita también para

llevar a cabo sus funciones de defensa. Si se produce una bajada en el

nivel de enzimas del organismo, el sistema inmunológico queda

debilitado. Las enzimas también actúan contra los radicales libres.

Puesto que las enzimas tienen un período de vida limitado,

deben ser reemplazadas con regularidad. ¿Cómo? Existen nueve

enzimas básicas, provenientes de la comida, las cuales el organismo se

encarga de transformar en más de 3.000 variedades distintas de ellas

para distintos propósitos. La formación de enzimas por parte del

organismo depende de la vitalidad de la persona, habiéndose observado,

- 58 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

por ejemplo, que por término medio las personas mayores de 70 años

tienen en su organismo la mitad de enzimas que los jóvenes de 20 años.

Desgraciadamente, al cocer los alimentos a temperaturas

superiores a 48 ºC, se produce la destrucción de las enzimas. Es por

ello que se recomienda tomar los vegetales crudos y en estado natural

siempre que sea posible. Debido a la manipulación a la que son

sometidos los alimentos industriales, pocas enzimas llegan íntegras al

producto final. Insistimos una vez mas en la necesidad de consumir

alimentos lo más naturales y menos manipulados posible.

El doctor Ernst Freund pudo comprobar que en la sangre de los

pacientes de cáncer que estudió faltaban 3 importantes enzimas.

Investigaciones recientes han descubierto el papel de dos de estas

enzimas, siendo una de ellas muy importante en la lucha antitumoral:

teniendo en cuenta que los tumores se envuelven en una capa de

fibrina para no ser reconocidos por el sistema inmunológico, el papel de

esta enzima es muy útil, pues su presencia causa la generación de

macrófagos que rompen esta capa de fibrina, quedando así el tumor a

merced de las células asesinas.

Se ha ensayado con aportes suplementarios de enzimas en un

gran número de personas, sin que se haya observado ningún efecto

secundario, puesto que las enzimas no son drogas sino alimento. Este

suplemento reveló, según el Dr. A. E. Leskovar, un incremento del

700% en el número de macrófagos, y del 1.300% en el número de

linfocitos asesinos. En estudios realizados en Europa se ha comprobado

que mediante el uso de enzimas se puede detener el crecimiento de

tumores tempranos, administrándose por vía oral e inyectándose los

compuestos enzimáticos en la zona del tumor.

El Dr. Chin Po Kim, reconocido inmunólogo, citó una mortalidad

total del 23% en pacientes con cáncer tratados únicamente a base de

suplementos enzimáticos. Esta es aproximadamente la misma cifra que

presentan los pacientes tratados con los métodos convencionales de

quimioterapia y radioterapia, con la importante diferencia de que el

tratamiento enzimático no produce los desagradables efectos

secundarios de los métodos convencionales. Paralelamente, otros

estudios han demostrado que el uso de enzimas conjuntamente con

quimioterapia y/o radioterapia mejora considerablemente la respuesta

del paciente y reduce los efectos secundarios del tratamiento alopático.

3.3.2 Grasas, colesterol y cáncer

Es un hecho comprobado que las enfermedades

cardiovasculares guardan una estrecha relación con el cáncer, de tal

manera que todo aquello que aumente el riesgo de contraer una

- 59 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

enfermedad cardiovascular, también aumentará el riesgo de contraer

cáncer. De ahí que niveles altos de colesterol predispongan a una

formación tumoral. Esta es la explicación de por qué la ingestión alta de

grasa (sobre todo animal) está tan ligada a la carcinogénesis.

Pero, ¿qué es el colesterol y cómo aumenta su nivel en sangre?

Podríamos definir el colesterol como un producto graso complejo que

forma parte de todas las células, el cual es necesario para la formación

de hormonas y de vitamina D. También juega su papel en la digestión,

pues forma parte de los jugos biliares. Para asegurarse un nivel

adecuado de colesterol, el hígado genera aproximadamente un gramo

diario de esta sustancia. El resto, proviene de la dieta.

El problema viene cuando por una anomalía en los procesos

metabólicos de los lípidos o por una mala alimentación, el nivel de

colesterol en sangre aumenta excesivamente, pues al organismo no le es

fácil eliminar rápidamente este excedente. La principal vía de

eliminación del colesterol es su transformación en sales biliares, que

son vertidas al intestino y más tarde reabsorbidas, perdiéndose sólo

una pequeña parte en las heces. Es por ello que la eliminación es lenta,

y el nivel excesivo puede ser duradero. Cuando ello ocurre, existe una

tendencia a la aterogénesis, o formación de depósitos grasos en las

paredes de las arterias, con el consecuente estrechamiento y rigidez

arterial (arteriosclerosis), aumentando así el riesgo de patologías

cardiovasculares y cáncer, como ya hemos dicho anteriormente.

Una de las causas reconocidas que puede producir disfunciones

en el metabolismo de las grasas es el estrés. También el sedentarismo, o

el exceso en el consumo de alimentos grasos, sobre todo animales,

pueden disparar los niveles de colesterol. Un estudio realizado por el Dr.

John McDougall del Hospital de Sta. Helena (California) demostró que

una dieta de 12 días basada en alimentos sin colesterol, junto con un

poco de ejercicio moderado y una eliminación más o menos efectiva del

estrés, pueden reducir aproximadamente un 11% el nivel de colesterol

en sangre. Esta reducción conlleva un 25% menos de riesgo de padecer

una enfermedad coronaria.

El colesterol se divide básicamente en dos tipos: lipoproteínas de

alta densidad (HDL) o colesterol “bueno”, y lipoproteínas de baja

densidad (LDL) o colesterol “malo”. La presencia del primer tipo no

entraña peligro alguno, pues más bien protege contra las enfermedades

cardiovasculares. El problema existe cuando los niveles de LDL

colesterol son excesivos, pues dentro de unos límites razonables su

presencia es positiva. Además, el alto contenido de grasas (de cualquier

tipo) en sangre aumenta su coagulabilidad, con lo que aumenta el

riesgo de trombosis.

Para que se produzca una aterogénesis es necesario que el LDL

sea excesivo. Pero serán los radicales libres los encargados de oxidar

dicho LDL (peroxidación), el cual se va a quedar atrapado en la pared

- 60 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

arterial. La presencia de antioxidantes, pues, reduce el riesgo de

arteriosclerosis. Parece ser que la ingestión de uvas (Vitis vinifera)

impide que el colesterol se adhiera a las arterias, gracias a un

componente presente en su piel y semillas. Sea como sea, parece haber

una estrecha relación entre LDL alto y cáncer.

Las grasas simples están formadas por una molécula de glicerol

(alcohol análogo a la glicerina), a la cual van unidos uno, dos o tres

ácidos grasos, según se trate de un monoglicérido, un diglicérido o un

triglicérido. En estado natural, las grasas están compuestas por

triglicéridos. Mediante el proceso industrial llamado hidrogenación, se

producen monoglicéridos y diglicéridos, los cuales son menos

saludables. En cuanto a los ácidos grasos, son los compuestos que

definen la calidad de la grasa: su densidad, digestibilidad, etc.

Se dividen los ácidos grasos en saturados e insaturados, según

contengan o no insaturaciones (carbonos desapareados o con doble

enlace) en su molécula. Dentro de los insaturados, podemos distinguir

entre los monoinsaturados, con una insaturación, y los poliinsaturados,

con más de una insaturación. Así, las grasas formadas principalmente

por ácidos grasos saturados se denominan grasas saturadas, mientras

las que están formadas en su mayor parte por ácidos grasos

insaturados se conocen por grasas insaturadas (monoinsaturadas o

poliinsaturadas).

Las grasas saturadas suelen ser sólidas y de origen animal

(mantecas), mientras las insaturadas son, por lo general, líquidas y de

origen vegetal (aceites). En el mencionado proceso de hidrogenación, se

eliminan las insaturaciones de las grasas vegetales, a base de átomos

de hidrógeno, consiguiendo así las nada saludables grasas vegetales

hidrogenadas sólidas, como las margarinas y otros compuestos. Son

ejemplos de ácidos grasos saturados el ácido palmítico, el ácido

esteárico, el ácido láurico y el ácido mirístico. El principal ácido graso

monoinsaturado es el ácido oleico. Como ejemplos de ácidos grasos

poliinsaturados podemos citar el ácido linoleico, el ácido linolénico de

gamma, el ácido araquidónico, el ácido eicosapentoico o el ácido

docosahexaenoico. Éstos dos últimos son llamados ácidos grasos

poliinsaturados w-3 (omega 3), mientras el resto de poliinsaturados se

denominan w-6 (omega 6).

En relación al colesterol, la ingestión de grasas animales

saturadas parece ser un factor primordial en el aumento del nivel de

LDL, siendo por lo tanto la grasa animal un alimento que debe ser

ingerido con mucha cautela. Existen además alimentos que contienen

no sólo grasas saturadas, sino también grasa ya en forma de colesterol.

Como principales, podemos mencionar los sesos, la yema de huevo, o

los riñones. La mantequilla contiene menos colesterol que la margarina

vegetal, la leche contiene muy poco, y el yogur parece incluso favorecer

su eliminación, según estudios recientes. En cuanto a la carne (no

grasienta), la que tiene más contenido en colesterol es la de cerdo. Las

- 61 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

frutas y verduras no contienen colesterol en absoluto. De todas formas

no hay que fanatizarse con este tema, pues eso nos produciría un estrés

que nos podría elevar el colesterol... Lo que sí resulta interesante es

racionalizar al máximo el consumo de carnes y, sobre todo, de grasas

animales.

Y si los ácidos grasos saturados tienen un efecto negativo sobre

los niveles de colesterol, los insaturados producen el efecto contrario. El

consumo de aceites vegetales ha demostrado ser un método efectivo

para reducir la cantidad de LDL y triglicéridos en sangre, mientras que

no reduce el HDL. Además, producen un cambio en la composición de

LDL que lo vuelve menos oxidable, con lo cual la probabilidad de

aterogénesis disminuye considerablemente. También protegen el

sistema cardiovascular aclarando la sangre y disminuyendo la

agregabilidad plaquetaria, disminuyendo así la probabilidad de

formación de coágulos.

El organismo puede producir ácidos grasos monoinsaturados,

pero los poliinsaturados provienen exclusivamente de la dieta, por eso

se llaman ácidos grasos esenciales. Aunque por lo dicho anteriormente,

los poliinsaturados son imprescindibles, se ha podido comprobar que

un exceso de ácidos grasos w-6 puede aumentar el riesgo de

carcinogénesis y enfermedades cardiovasculares. En cambio, no se

observa este inconveniente en el uso de ácidos grasos monoinsaturados

o poliinsaturados w-3. También se ha observado el efecto negativo del

exceso de poliinsaturados en general sobre el sistema inmunológico. El

aceite de oliva está básicamente formado por ácido oleico, el cual es

monoinsaturado, mientras que en el resto de aceites vegetales (soja,

girasol, colza, maíz, etc.) predominan los poliinsaturados w-6, sobre

todo el ácido linoleico. El cacahuete contiene también un gran

porcentaje de ácido oleico.

La formación de radicales libres por peroxidación del aceite de

oliva es mucho menor que en el caso de los demás aceites vegetales. Los

aceites de girasol, colza, soja, etc., forman al cocinarlos, a

temperaturas relativamente bajas, un compuesto denominado

acroleína, el cual resulta un poderoso agente carcinógeno. En cambio, el

aceite de oliva se descompone a temperaturas mucho más altas, siendo

mucho menor la cantidad de acroleína generada. Por todo ello, es lógico

pensar que se debería usar aceite de oliva habitualmente, sobre todo

para freír, en detrimento del resto de aceites.

El aceite de oliva al que nos estamos refiriendo es, obviamente,

el obtenido por primera prensión en frío. El aceite de oliva refinado o

mezclado no resulta recomendable en absoluto, pues es un producto

transformado y desnaturalizado químicamente. En el caso de los aceites

de girasol o soja, por ejemplo, es habitual en su producción el uso de

sustancias cáusticas alcalinas (como la sosa cáustica) para eliminar los

llamados lípidos no saponificables.

- 62 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

El ácido linoleico produce un espesamiento excesivo del bolo

alimenticio, cosa que no sucede con el ácido oleico. Otra ventaja del

aceite de oliva reside en que contiene un compuesto llamado escualeno,

que no aparece en ninguna otra grasa natural, exceptuando el aceite de

tiburón. Además de este compuesto anticancerígeno, contiene otras

sustancias que impiden el desarrollo de cáncer. Contiene también

antioxidantes, como vitamina E y polifenoles.

Los ácidos grasos poliinsaturados w-6 se encuentran

principalmente en los aceites vegetales. Los ácidos grasos w-3 se

encuentran en su mayor parte en las grasas del pescado azul (salmón,

caballa, sardinas, etc.), y en algunos vegetales como la soja o las

nueces. El aporte de ácidos grasos esenciales queda asegurado

mediante el consumo regular de aceite de oliva, pues dicho aceite

contiene entre un 4% y un 20% de dichos ácidos grasos, a parte del

ácido oleico.

Por todo ello resulta altamente recomendable la ingestión de

aceite de oliva de primera prensión, pescado azul, cacahuetes, nueces o

soja. También se deberían consumir frutas oleaginosas (almendras,

avellanas, etc.) con moderación, y siempre crudas, sin tostar.

Deberíamos evitar el resto de aceites vegetales, así como el aceite de

oliva refinado o mezclado. Las margarinas vegetales deberían ser

sustituidas por mantequilla.

En el caso de que realmente se desee llevar a cabo un buen

programa preventivo, sería aconsejable realizar los cambios de dieta

adecuados de forma gradual, pues un cambio brusco aumentaría las

probabilidades de fracaso. En cambio, los cambios progresivos tienden

a ser más duraderos. En el caso concreto de un tumor ya formado, se

debería acelerar dicho cambio, pues es importante actuar cuanto antes.

3.3.3 Fibra

El término fibra se usa para englobar varias sustancias vegetales

como la lignina y una serie de glúcidos como la celulosa o la

hemicelulosa. La mayoría de estos compuestos proceden de las paredes

celulares de los vegetales, con lo cual podemos deducir que los zumos

de frutas no contienen fibra. También podríamos incluir en esta

definición otros polisacáridos como la pectina, los mucílagos o las

gomas. Todas estas sustancias son más o menos digeribles,

exceptuando la celulosa, que si bien es perfectamente digerida por parte

de los animales herbívoros, el sistema digestivo humano es incapaz de

transformarla. La fibra se encuentra básicamente en los cereales

integrales, frutas y verduras frescas.

- 63 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

La fibra, en general, tiene mucha hidratabilidad, con lo cual se

hincha al mezclarla con agua. Este hecho, unido a la no transformación

de la celulosa, produce un aumento del volumen del bolo fecal. De esta

manera, el intestino es estimulado mecánicamente, facilitando en gran

medida las evacuaciones. Todo ello convierte a la fibra en un gran

protector intestinal.

Por un lado mejora el tránsito intestinal, pues al aumentar el

volumen de las heces, regula la frecuencia de evacuación, y por otro

lado, limpia el intestino de productos tóxicos: barre los productos

carcinógenos y evita la formación de putrefacciones indeseables. De este

modo, actúa favorablemente sobre la flora bacteriana. Al reducir

también el tiempo de tránsito, también dificulta la asimilación de

grasas. Además, la metabolización de la fibra produce unos compuestos

que disminuyen la toxicidad de las sales biliares, reduciendo

considerablemente su poder carcinógeno. Por todo ello, es un gran

agente anticarcinógeno en general, evitando especialmente el cáncer

colorrectal.

Se ha podido comprobar que el exceso de fibra puede ser

asimismo perjudicial, pues puede producir un volumen fecal exagerado

que irrite excesivamente el intestino. De todas maneras, dicho exceso

sólo es posible mediante el uso exagerado de preparados  dietéticos a

base de fibra. Consumiendo cereales, frutas y verduras en estado

natural, no existe peligro de sobredosis de fibra.

3.3.4 Dietas desintoxicantes

Para que la vida se procese plenamente en estado de perfecta

salud, es necesario que el organismo desarrolle a la perfección todos y

cada uno de sus mecanismos, de los cuales una gran mayoría nos son

plenamente desconocidos (aunque nos duela reconocerlo). La

asimilación de nutrientes y la eliminación de sustancias morbosas son

dos de las más importantes funciones que el cuerpo debe desarrollar

para mantener su energía vital.

Los nutrientes son obtenidos por el organismo principalmente a

través de los alimentos y bebidas que ingerimos, y del aire que

respiramos. Una vez que dichos alimentos son ingeridos, el mismo

organismo, verdadero laboratorio viviente, se encarga de separar,

descomponer y gestionarlo todo adecuadamente para asegurar un

correcto aporte de todas las sustancias necesarias a todos los órganos.

Este proceso de asimilación es prioritario dentro de las funciones

orgánicas, pues el desgaste metabólico es constante y se deben

reemplazar continuamente células, tejidos, etc. Pero para llevar a cabo

la digestión a través del aparato digestivo, el organismo consume una

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

cierta cantidad de energía, más o menos grande dependiendo de la

cantidad y composición de los alimentos. En efecto, el hígado, el

estómago, páncreas e intestinos trabajan unidos para tal fin, gastando

cada uno de ellos su cantidad de energía correspondiente.

Paralelamente, otro mecanismo importante, el de eliminación o

excreción, se desarrolla también continuamente, pues los metabolitos o

deshechos generados por el metabolismo, son generados

continuamente.

Los sistemas de eliminación, principalmente riñones, hígado,

piel e intestinos, trabajan según la energía de que dispongan. Puesto

que la digestión consume mucha de esta energía y es un proceso

prioritario, la eliminación será menos efectiva si sobrecargamos mucho

el sistema digestivo. No sólo eso, sino que además, un sistema digestivo

sobrecargado y afiebrado es en sí mismo una fuente de toxinas.

Pero, ¿qué sucede cuando interrumpimos la ingestión de

alimentos? La cantidad de energía asignada para la digestión queda

libre para otros usos. Paulatinamente, el organismo la asigna a otros

procesos, sobre todo de eliminación, y entonces es cuando empiezan a

producirse las llamadas crisis depurativas. Numerosos compuestos

tóxicos que durante años nuestro cuerpo había cargado y almacenado

en diversas partes del cuerpo (como el ácido úrico de las articulaciones)

y en la sangre, empiezan a ser eliminados efectivamente. Ello produce

molestias, con lo que es frecuente que durante los ayunos se presenten

síntomas desagradables o dolorosos. Ello debe interpretarse

principalmente como la agudización de una enfermedad hasta entonces

latente. Los síntomas son señal de que estamos empezando a librarnos

de estas sustancias morbosas que habíamos cargado en nuestro

organismo desde Dios sabe cuándo.

El ayuno es algo tremendamente curativo. Consiste en suprimir

todo alimento, ingiriendo únicamente agua e infusiones. Se

recomiendan 2 o 3 litros diarios. Muchísimas enfermedades crónicas

han remitido gracias al ayuno. Pero aún y así, es un método que debe

realizarse siempre bajo vigilancia médica por los riesgos que conlleva.

Afortunadamente existen otros métodos para aprovechar la fuerza

curativa del ayuno sin suprimir sus beneficios.

Los nutrientes básicos que nuestro cuerpo necesita son

principalmente proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas, sales

minerales y oligoelementos. La cantidad de energía consumida en la

digestión dependerá en gran manera en la composición de los

alimentos. Así, mientras las vitaminas, minerales e hidratos de carbono

son de fácil asimilación, las grasas y proteínas requieren un proceso

más costoso por parte del organismo.

Aprovechando este hecho, existen determinadas dietas de

purificación, también llamadas curas, basadas únicamente en agua y

alimentos libres de proteínas y grasas. De este modo, obtenemos los

- 65 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

beneficios del ayuno, sin perder el aporte de vitaminas, minerales y

azúcares, que son elementos más volátiles y que necesitan una más

rápida reposición. El cuerpo suele tener reservas suficientes de grasa y

proteína para intervalos de tiempo prolongados.

Para iniciar una cura, será necesario que previamente el

organismo posea suficientes reservas y no sufra ninguna deficiencia de

nutrientes. Debemos tener en cuenta también que durante el período

que dure esta dieta debemos abstenernos de esfuerzos físicos, pues el

organismo no dispone de la fuerza vital de costumbre. Los mejores

momentos para ello pueden ser los períodos en que no debamos

trabajar.

El intestino debe ser previamente limpiado antes de iniciar la

cura. Si no hemos evacuado con regularidad anteriormente a su inicio,

podemos echar mano del enema. Es importante que queden los menos

residuos posibles en el intestino antes de empezar la cura, aunque de

todas formas, una vez empezada, la suciedad que haya quedado será

fácilmente eliminada.

No se debe iniciar la cura de golpe. El paso será gradual:

durante tres o cuatro días (o más si se estima oportuno), tendremos

una dieta vegetariana, disminuyendo paulatinamente la dosis de

proteína y grasa hasta suprimirla del todo. Realizaremos la cura, y una

vez terminada, volveremos a la alimentación normal también

paulatinamente, mediante unos cuantos días de transición. Lo

fundamental será ingerir una buena cantidad de agua o infusiones

durante todo el proceso, para ayudar al organismo a eliminar y limpiar.

La pérdida de peso es un síntoma normal si practicamos una de

estas curas, pues el cuerpo consume nutrientes provenientes de sus

propias reservas; es la llamada autofagia. A parte de consumir dichas

reservas, numerosas sustancias morbosas son también excretadas.

Además, lo que resulta extremadamente perjudicial en el caso del

tratamiento o la prevención del cáncer, es el sobrepeso, como hemos

visto anteriormente, lo cual convierte a este método en un excelente

remedio contra el cáncer.

Es interesante simultanear las dietas desintoxicantes con

prácticas hidroterápicas purificadoras, de las cuales hablaremos más

adelante.

En general, las curas están constituidas por frutas o zumos de

fruta. Fuera de ello sólo se debe beber agua o infusiones. Veamos

algunos ejemplos de curas:

- 66 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Cura de limones

El gran poder antioxidante del limón lo convierte en un alimento

especialmente interesante para el tratamiento del cáncer.

El primer día de cura (se entiende después de los días de

transición) se tomará el jugo de tres limones recién exprimidos. Por

ejemplo se puede tomar el primero por la mañana, el segundo por la

tarde y el tercero por la noche. El segundo día serán cinco limones,

distribuidos como mejor consideremos. El tercer día, siete limones, y así

seguiremos sumando dos limones diarios, hasta el octavo día en que

tomaremos el jugo de 17 limones, siempre recién exprimidos. Se puede

distribuir, por ejemplo, tomando 2 o 3 limones cada 2 o 3 horas, pero

cada persona se puede diseñar su programa de tomas. A partir del

octavo día restaremos dos limones diarios, es decir, 15 limones el

noveno día, hasta llegar a 3 limones el día 15. Seguirá el período de

transición y daremos la cura por terminada. El incremento y posterior

disminución del número de limones puede ser de 3 o 4, en lugar de 2,

según se estime conveniente.

El limón, a pesar de su acidez es una fruta muy rica en bases,

con lo cual contrarresta los ácidos y es, aunque parezca una

contradicción, un buen remedio contra la acidez de estómago. De todas

formas, en un estómago débil el limón podría producir una acción

desagradable, aunque si se aguanta su primer embate, fortalecerá el

estómago contra futuras ingestiones. No hay en la Naturaleza un

producto más depurativo y limpiador que el jugo de limón.

Esta cura presenta un inconveniente: el limón arrastra muchas

materias tóxicas, pero puede producir también una desmineralización

que podría ser problemática. Es por ello que se recomienda tomar algún

alimento que contenga sales minerales. En este caso, se puede preparar

una olla de caldo vegetal (col, apio, cebolla, etc.) y beberlo durante el

día. Por ejemplo, puede ser interesante tomar uno o más tazones

correspondiendo con los horarios de las comidas (desayuno, comida y

cena). Tomaremos la precaución de distanciar lo más posible la hora de

la toma del caldo con la hora de toma de limón, para que el limón actúe

solo, sin mezclarse. También es muy útil complementar el caldo con

infusión de cola de caballo (Equisetum arvensis), por su poder

remineralizante.

Para evitar el daño que el limón puede provocar en el esmalte

dental, se puede ingerir su jugo a través de una pajita, o mediante un

porrón o similar. En todo caso, habría que enjuagarse la boca con

abundante agua o cepillarse los dientes después de cada toma.

Una vez finalizado el período de cura, debemos abstenernos de

ingerir ningún limón durante una temporada.

- 67 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Cura de uvas

Se realiza ingiriendo únicamente uvas durante el período de

cura. La cantidad, dependerá de cada persona. Se pueden distribuir las

tomas en cuatro o cinco comidas, y comer tantas uvas como se quiera

(sin llegar a hartarse, claro). Únicamente se podrá beber agua o

infusiones, pero fuera de las comidas. La duración será de una o dos

semanas como máximo. Como todas las curas, se puede repetir cuantas

veces se estime oportuno, dejando evidentemente un cierto tiempo entre

una y otra para permitir que el cuerpo se recargue nuevamente.

La cura de uvas se ha mostrado como una de las más eficaces

contra el cáncer, habiéndose producido curaciones de tumores

aplicando únicamente este método. Efectivamente, las pepitas y piel de

la uva tienen importantes propiedades anticancerígenas, sobre todo

gracias a los antioxidantes que contienen.

Otras curas

Se pueden usar todo tipo de frutas para realizar una cura. Se

puede comer a base de fruta variada durante varios días, o tomar

únicamente un tipo de fruta (sólo peras, o sólo manzanas, etc.), con lo

que la cura recibe el nombre de monodieta. En todo caso, siempre

deberá beberse agua abundante, aunque siempre será fuera de las

comidas.

Una recomendación generalizada para todos (sanos y enfermos)

es reservar un día a la semana para comer únicamente fruta, para darle

al organismo un respiro y mantener limpio el tubo digestivo, evitando

así la fiebre interna.

Existen otras curas que sustituyen la fruta por otros elementos

ricos en azúcares, minerales y vitaminas. Un ejemplo de ello es la cura

de suero de leche o la de sirope de savia de arce.

Dietas especiales

Existen determinadas dietas, que sin llegar al grado de curas,

son altamente purificadoras. No se trata de dietas puntuales, sino de

estilos de alimentación.

Un ejemplo de ello es la dieta crudívora purificadora, consistente

únicamente en fruta y verduras crudas (ensaladas). Otro ejemplo es la

macrobiótica, a base exclusivamente de cereales integrales, legumbres,

verduras y algas.

- 68 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Son dietas realmente curativas, recomendables para muchas

patologías, pero personalmente no las recomiendo en absoluto como

estilo de vida, pues no son equilibradas.

3.3.5 Sustancias anticancerígenas en los

alimentos

La Naturaleza nos ofrece un gran abanico de productos que nos

aseguran la salud y nos alejan de cualquier enfermedad, incluido el

cáncer. Una dieta equilibrada, sana y natural nos proporcionará el

máximo bienestar físico que no nos puede ofrecer ningún producto de

laboratorio.

La siguiente tabla es un ejemplo de la frase hipocrática “sea el

alimento tu medicina; sea tu única medicina el alimento”:

Sustancia Alimentos Efecto anticancerígeno

Catequinas

(taninos)

Té verde Antioxidantes

Flavonoides Perejil, zanahoria, cítricos,

brócoli, col, pepino, calabaza,

patata, tomate, berenjena,

pimiento

Indol Col, brócoli, coliflor, mostaza,

otras verduras

Isoflavonas Cacahuetes, judías, guisantes,

y otras leguminosas

- 69 -

Inhiben hormonas

carcinógenas

Destruye los

estrógenos;

genera enzimas

protectoras

Inhiben la producción

de estrógenos

Isotiocianatos Mostaza, rábano Inducen a la generación

de enzimas protectoras

Ácido fítico Semilla de sésamo, cacahuete,

germen y semilla de soja

Antioxidante

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Sustancia Alimentos Efecto anticancerígeno

Linanos Linaza, nueces, pescado graso Inhiben la producción

de estrógenos;

bloquean la acción de

las prostaglandinas

carcinógenas

Limonoides Cítricos Inducen la producción

de enzimas protectoras

Licopeno Tomate, naranja roja Antioxidante

Monoterpenos Perejil, zanahoria, brócoli, col,

pepino, calabaza, patata,

tomate, berenjena, pimiento,

menta, albahaca, cítricos

Ácidos grasos

poliinsaturados

w-3

Ácidos grasos

monoinsaturados

- 70 -

Antioxidantes;

ayudan a la producción

de enzimas protectoras

Nueces, linaza, pescado graso Inhiben la producción

de estrógeno;

reducen el LDL

colesterol;

bloquean la acción de

las prostaglandinas

carcinógenas

Aceite de oliva, cacahuete Reducen el LDL

colesterol

Ácido fenólico Perejil, zanahoria, brócoli, col,

tomate, berenjena, pimiento,

cítricos, cereales integrales

Esteroles

(precursor de la

vitamina D)

Brócoli, col, pepino, calabaza,

patata, tomate, berenjena,

pimiento, cereal integral

Sulforapano Crucíferas (brócoli, col,

coliflor, etc.)

Antioxidante;

inhibe la formación de

nitrosaminas

Agentes de

diferenciación

Activa una enzima que

elimina agentes

carcinógenos en las

células

Genisteína Judías, crucíferas Evita la angiogénesis

Poliacetileno Perejil Inhibe la producción de

prostaglandinas;

destruye el benzopireno

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Sustancia Alimentos Efecto anticancerígeno

Inhibidores de la

proteasa

Soja Dificultan la extensión

del cáncer

Quinonas Romero Inhiben la producción

de carcinógenos

Compuestos

sulfurados

Ajo Inhiben el desarrollo

tumoral y los agentes

carcinógenos

Terpenos Cítricos Estimulan a las

enzimas a bloquear el

efecto de los

carcinógenos

Triterpenoides Raíz de regaliz Inhiben la formación de

hormonas carcinógenas

Vitamina A

Beta-caroteno

Zanahoria, espinaca, brócoli,

patata, melón, mango,

melocotón, papaya, nabo,

escarola, lechuga, leche

entera, yema de huevo,

calabaza, tomate, col,

remolacha

Vitamina C Brócoli, naranja, limón, fresas,

coliflor, melón, naranja, lima,

pimientos, guisantes, cereza,

patata, papaya, manzana,

clementina, col, kiwi, moras,

tomate, espinacas, coles de

bruselas

Vitamina E Cereal integral, nueces, leche

entera, aceites vegetales, yema

de huevo, semillas de girasol,

germen de trigo, judías

Vitamina D Leche entera, atún, yema de

huevo, cereales, salmón,

huevos

- 71 -

Antioxidantes

Antioxidante;

inhibe la formación de

nitrosaminas;

potencia el sistema

inmunológico

Antioxidante poderoso;

inhibe la formación de

nitrosaminas;

potencia el sistema

inmunológico

Protege contra el

cáncer, aunque se

desconoce el

mecanismo

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Resulta especialmente interesante el efecto curativo del ajo

(Allium sativum) y la cebolla (Allium cepa). Ambos alimentos tienen una

marcada acción antitumoral. Son antioxidantes, antiagregantes,

antibióticos y potenciadores del sistema inmunológico, entre otras

muchas cosas. La raíz de regaliz (Glycyrrhiza glabra) o paloduz es

también un buen protector anticarcinógeno. También merecen especial

mención la zanahoria (Daucus carota) y las plantas crucíferas (coles,

coliflores, etc.), especialmente del género “laminaria”.

3.4 Productos naturales

anticancerígenos

Ya hemos visto las propiedades anticancerígenas de una dieta

sana. Alimentos como el limón, la zanahoria, el ajo, la cebolla, la soja, la

uva, el apio, la col, etc., resultan una medicina extremadamente efectiva

para limpiar y fortalecer el organismo. De ahí que no sea necesario

tomar suplementos curativos fuera de la dieta. Esto es cierto cuando

hablamos de prevención, pero cuando se presenta la necesidad de un

tratamiento, todo tipo de ayudas son buenas. Por lo tanto, expondremos

a continuación una serie de productos naturales con marcada acción

anticancerígena que pueden sernos de utilidad.

Los productos curativos provenientes de la Naturaleza no tienen

nada que envidiar a los preparados químicos de la medicina oficial,

pues en realidad, estos últimos están basados en infinidad de

moléculas presentes en las plantas medicinales. Es el caso del Taxol,

extraído del tejo; el Etopósido, extraído del podófilo; la Vinblastina y la

Vincristina, extraídas de la vicaria; etc. En cambio, los productos de

quimioterapia sí tienen qué envidiar a los productos naturales, pues

éstos últimos, siendo tan o más efectivos, no provocan las reacciones

secundarias desagradables de los fármacos.

De todas formas, aunque los remedios naturales no presentan

efectos secundarios, es necesario conocer las dosis adecuadas en cada

caso, las partes de la planta a utilizar, etc. Un mal uso de estos

remedios puede tener graves consecuencias. Por ejemplo, es fácil

confundir el perejil (Petroselinum crispum) con la cicuta (Conium

maculatum), y aunque ésta es un producto natural, podemos morir por

consumirla. De este modo, siempre es recomendable consultar con un

profesional de la salud antes de aventurarnos a recolectar una planta

para usarla con fines medicinales. También es recomendable tener en

cuenta si la planta que deseamos usar está o no amenazada o en

peligro de extinción. Si es así, evitaremos su recolección e intentaremos

cualquier otra forma de conseguir sus efectos curativos, plantando sus

- 72 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

semillas en nuestra casa, adquiriendo el producto en tiendas

especializadas, etc. Si queremos que la Naturaleza nos ayude a sanar,

será imprescindible que no le hagamos daño.

Aunque nosotros mismos podemos preparar el remedio si

conocemos dónde crece en abundancia, existe la posibilidad de adquirir

el producto en tiendas especializadas, a base de comprimidos, cápsulas,

etc. En este caso debemos asegurarnos siempre de que el producto sea

100% natural y no le ha sido añadido ningún componente sintético.

3.4.1 Cartílago de tiburón

El hecho de que el tiburón es una de las contadas criaturas que

no contraen cáncer ha hecho que algunos investigadores dirijan su

atención hacia ellos.

En los órganos vivos, los tumores desarrollan una fina red de

vasos sanguíneos que los nutren, y eliminan los productos de desecho

generados por el metabolismo del mismo tumor. Esta formación de

capilares se denomina angiogénesis o neovascularización. Eliminando

esta red, el tumor muere por inanición. Por otro lado, existe en los seres

vivos un solo tipo de tejido avascular, esto es, que no contiene red

capilar alguna. Es por ello que los científicos pensaron que dicho tejido

podía contener un agente inhibidor de la angiogénesis. Estamos

hablando concretamente del tejido cartilaginoso.

Las primeras experiencias con extractos de cartílago de bovinos

demostró claramente su efecto antiangiogénico. Posteriormente se

descubrió que la potencia inhibidora de cáncer era 1.000 veces más

potente en el cartílago de tiburón que en el de bovino; además, el

proceso de extracción no precisaba tanto esfuerzo en el caso del

tiburón, pues su cartílago es menos grasiento, más puro. El cartílago

extraído de la aleta contiene, en efecto, mucha cantidad de proteínas

inhibidoras de la angiogénesis.

Las experiencias realizadas en laboratorio y en pacientes fueron

sorprendentemente prometedoras. Su acción inhibidora de tumores se

pudo comprobar fácilmente en animales y personas. La efectividad de

este remedio es muy grande, y además carece de efectos secundarios.

Se ha podido comprobar que la probabilidad de metástasis es

directamente proporcional a la cantidad de neovascularización de un

tumor: para metastatizarse, las células tumorales deben primeramente

penetrar en el torrente circulatorio a través de un capilar, sobrevivir en

su viaje por los vasos sanguíneos, instalarse en la microvasculatura del

órgano invadido e inducir allí la angiogénesis a corto plazo. Teniendo en

cuenta que una célula maligna penetra mucho más fácilmente en un

- 73 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

capilar recién formado que en uno maduro, nos daremos cuenta que la

angiogénesis representa una puerta perfecta a la formación de

metástasis. El cartílago de tiburón, representa pues un excelente

remedio para prevenir la metastatización de un tumor existente.

Miles de supervivientes al cáncer avalan la efectividad de este

remedio. No es posible citar todos los casos, pero como ejemplo,

citaremos el caso del Dr. Carlos Luis Alpizar, director del programa de

Geriatría del Hospital de la Seguridad Social de Costa Rica. El doctor

fue llamado a tratar un paciente en estado terminal, con un tumor

abdominal inoperable del tamaño de una manzana. Se decidió

administrarle cartílago de tiburón como único medicamento. El tumor

dejó de crecer al cabo de un mes. A los seis meses, se había reducido

hasta el tamaño de una nuez; el paciente recuperó su apetito y reanudó

su vida normal.

Al ser el cartílago de tiburón un producto que normalmente sólo

podemos conseguir en tiendas especializadas, es importante

asegurarnos de su calidad. El tratamiento debe ser prolongado, pues los

primeros resultados empiezan a observarse a las 6 semanas, y debe

continuarse hasta la desaparición del tumor.

Una dosis orientativa puede ser 1 gramo diario del producto por

kilo de peso del paciente, dividiéndolo en 3 tomas diarias, antes de las

comidas.

3.4.2 Aloe (Aloe vera, Aloe arborescens, etc.)

Esta es una planta usada desde tiempos remotos para la

curación de heridas y problemas digestivos, principalmente. Los

principios activos de esta planta son numerosos, y su acción es

altamente sinérgica, es decir, la combinación de dichas sustancias tiene

un efecto más potente que la aplicación por separado de cada una de

ellas. En cuanto al cáncer, destaca el acemanano, un compuesto

presente en el aloe, de marcada acción anticancerígena. El líquido

amarillento de la parte verde de la hoja es el llamado acíbar, una

sustancia aperitiva usada también como laxante o purgante, según la

cantidad empleada. El resto de la hoja está formado por el famoso gel de

aloe.

Fue el monje Romano Zago, quien popularizó el uso del aloe

para tratar el cáncer. En cierta ocasión, el monje fue requerido para

administrar los últimos sacramentos a un enfermo moribundo de

cáncer. No recibía tratamiento médico alguno; los médicos le habían

enviado ya a “morir a casa”. El hermano Zago comentó a la esposa del

enfermo que conocía un remedio para curar el cáncer. Ante los atónitos

ojos de la familia, se trató al paciente con aloe, y el tumor del bajo

- 74 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

vientre, del tamaño de una pelota de tenis, acabó desapareciendo, y el

paciente regresó sano a sus tareas de agricultor. Muchos otros casos

sucedieron a éste. La fama de Romano Zago se extendió a nivel

mundial.

A parte de los efectos curativos en cuanto al cáncer, el aloe es

un excelente vitalizador del cuerpo y de las defensas orgánicas. En

especial, el acemanano es un activador de los linfocitos. El aloe aplicado

externamente es un excelente remedio para la piel, y se recomienda

también para tratar quemaduras dérmicas producidas por rayos X o

sesiones de radioterapia.

En cuanto a la preparación de un remedio casero usando aloe,

se recomienda seguir el siguiente proceso:

Recolectaremos  las hojas de aloe, con actitud de agradecimiento

hacia la planta, pues no olvidemos que se trata de un ser vivo que nos

ofrece sus poderes curativos, y como todo ser vivo, es sensible a nuestra

actitud hacia él. Las hojas deben estar en buen estado y provenir de

plantas de 4 o 5 años. Esta operación debe realizarse en horas de poca

luz solar. Del mismo modo intentaremos evitar exponer el aloe a la luz

durante el proceso de preparación, para evitar que se degraden sus

componentes químicos. La cantidad de hojas a usar será de dos o más,

de tal modo que sumen una longitud mínima de un metro, puestas una

a continuación de la otra.

Seguidamente, quitaremos los bordes espinosos de las hojas con

un cuchillo y las limpiaremos con un paño seco, sin mojarlas.

Procederemos a trocearlas sin quitar el recubrimiento verde y las

pasaremos por la licuadora. Lo mezclaremos con medio Kg. (500 g.) de

miel pura de abeja y 50 ml. (5 cucharadas soperas) de alguna bebida

alcohólica, como brandy. No hay que hervirlo. Guardaremos la mezcla

en un frasco de vidrio oscuro, lo taparemos y lo conservaremos en un

lugar donde no haya mucha luz.

El alcohol produce un efecto vasodilatador, y la miel realiza la

función de portadora de los compuestos presentes en el aloe, de tal

modo que los principios activos son distribuidos hacia todos los

rincones del organismo.

Tómense tres cucharadas soperas cada día, media hora antes de

las comidas.

Siempre resulta mejor prepararse uno mismo el remedio, pues

es la mejor forma de asegurarse de la buena calidad del producto y de

su procedencia natural. En caso de que no sea posible, deberemos

adquirir el preparado de una marca con las máximas garantías de

pureza. Existen preparados a base de aloe puro listos para tomar. En

ese caso, podemos realizar la mezcla con las mismas proporciones

- 75 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

citadas anteriormente en lo referente al alcohol y la miel, y usando unos

300 dl. (0'3 litros) de zumo de aloe.

3.4.3 Tejo (Taxus brevifolia)

El tejo es un árbol de una gran longevidad. Su corteza contiene

un alcaloide llamado taxol, muy usado en quimioterapia. Dicho

compuesto tiene una marcada acción antimitótica, es decir, impide la

reproducción de las células tumorales. Los cánceres que más responden

al taxol son el de ovarios y mama, siendo también efectivo en otro tipo

de tumores, como los pulmonares, melanomas, de estómago, etc.

Al administrar el taxol aisladamente, éste produce una serie de

efectos secundarios, como disminución de glóbulos blancos, alergia,

náuseas, caída del cabello, etc. Estos efectos son producidos por

administrar específicamente una sustancia que en la Naturaleza no se

encuentra aislada, sino complementada de manera natural con otros

muchos compuestos. Por ejemplo, en el tejo podemos encontrar otros

40 taxanos (alcaloides) distintos que, como en todos los productos

naturales, se compenetran de manera perfecta para la finalidad de

curar.

Aun y así, se desaconseja el uso particular de este árbol, pues

contiene también un alcaloide muy tóxico llamado taxina, cuyos efectos

pueden ser mortales. De hecho, los primeros galos envenenaban la

punta de sus flechas con el jugo extraído de las hojas del tejo, lo cual

las convertía en armas mortales. Actualmente existen preparados

naturales a base de tejo que no entrañan peligro alguno. Aun y así, el

consumo de este remedio debería estar siempre supervisado por un

profesional de la salud.

El taxol fue descubierto a principios de los años 60. En 1978, el

Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos pidió al servicio de

bosques del mismo país 30.000 Kg. de corteza de tejo seca para fabricar

taxol, pues es en ella donde se descubrió la sustancia. El problema

reside en el hecho que ¡un ejemplar de 500 años produce

aproximadamente un solo kilo de corteza! Además, cuando se despoja a

este árbol de su corteza, muere. Se calcula que en los últimos 15 años

se han talado más de 4 millones de tejos con fines medicinales. Los

bosques de tejos son ya muy escasos, lo cual significa que una vez más

no hemos sabido racionalizar los recursos que la Naturaleza nos ofrece,

poniendo en peligro una especie más que milagrosa.

Por suerte, recientemente se pudo sintetizar el taxol en

laboratorio, lo cual resultó un gran alivio para esta especie. Además, se

ha podido comprobar que las hojas y las puntas de las ramas de tejo

contienen también taxol, con lo que existen ya preparados naturales

- 76 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

hechos a partir de las mencionadas partes del árbol, que no aíslan

ningún componente, resultando un remedio totalmente natural, al

contrario que el taxol aislado. La recolección de hojas y ramas de tejo

no representa ninguna amenaza para la especie, pues se puede extraer

mucho remedio de un solo ejemplar sin matarlo, al contrario de lo que

sucedía con la corteza.

3.4.4 Consuelda (Symphytum officinalis)

En la revista “Let's Live” de octubre-diciembre de 1958, el doctor

H. E. Kirschner escribió un extraordinario artículo titulado “Consuelda”.

En él detalla los poderes curativos de esta maravillosa planta, y su

papel en el tratamiento del cáncer.

En el mencionado artículo, cita, entre otros, un caso ocurrido en

1719 en el que una persona aquejada de una úlcera maligna había sido

desahuciada por los médicos. Aplicándosele raíz de consuelda pelada y

machacada, sobre la úlcera, dos veces al día, el cáncer desapareció en

menos de diez semanas.

El mismo Dr. Kirschner pudo comprobar los efectos curativos de

la consuelda. En cierta ocasión fue llamado junto a la cama de una

mujer joven que padecía un cáncer maligno de unos 13 x 15 cm. El

doctor recomendó la aplicación de compresas hechas con hojas frescas

de consuelda varias veces al día. A las 24 horas de la primera

aplicación, había desaparecido todo olor desagradable (de malignidad).

A las 48 horas, el proceso recesivo empezó a evidenciarse. En

aproximadamente 3 semanas, la carne viva fue cubierta por una capa

de aspecto saludable. Los dolores también desaparecieron.

Según el doctor Kirschner, las hojas de consuelda se deben usar

en caso de tumores externos (melanomas, etc.). Para tumores internos,

se debe usar la decocción de raíz de la planta.

Las hojas deben recolectarse frescas, machacarlas y aplicarlas

como compresa. Esto se hará varias veces al día. En cuanto a la raíz,

deberá ser preferentemente fresca, y puede prepararse limpiándola,

troceándola e hirviéndola en agua. Serán suficientes 30 gramos de raíz

en un litro de agua. Esta decocción resulta más efectiva que la infusión

de hojas, para uso interno. La dosis diaria será de un vaso lleno.

Se debe ser cauteloso en el uso de esta planta por vía interna,

sobre todo en períodos largos, pues puede resultar tóxica para el

hígado. Resulta imprescindible consultar con un profesional cualificado

para que supervise el tratamiento si decidimos ingerirla.

No debería ser difícil encontrar planta fresca, pues cualquiera

puede cultivársela fácilmente en su jardín, o en un tiesto.

- 77 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

El principio anticancerígeno presente en la consuelda se

denomina alantoína.

3.4.5 Otras plantas anticancerígenas

Existen otras plantas que nos pueden ayudar en el tratamiento

del cáncer, como son el sasafrás (Sassafras officinalis), la cúrcuma

(Curcuma longa), la apancholida o alcáncer (Cuphea aequipetala), o el té

verde (Camelia sinensis). También podemos destacar las siguientes:

Muérdago (Viscum album)

Se han descubierto unas proteínas llamadas lactinas, existentes

en el muérdago, que poseen un efecto destructor de las células

tumorales. A parte de este efecto citolítico, las lactinas estimulan

especialmente la glándula timo, que como se sabe, es vital para el

sistema inmunológico, pues en ella, los linfocitos T sufren una

transformación imprescindible para llegar a ser activos. El muérdago

activa también las defensas celulares.

Las bayas deben desecharse pues son tóxicas; se usarán

únicamente las hojas: infusión de 15 gramos de hojas secas por litro de

agua, de lo cual se tomarán dos tazas diarias. También se pueden

macerar 20 gramos de hojas secas en medio litro de agua fresca

durante una noche. Después de filtrada se consume al día siguiente en

3 o 4 veces.

Lapacho (Tabebuia ipetiginosa)

La capa interior de la corteza del lapacho (también llamado pau

d'Arco) ha sido usada durante siglos para tratar el cáncer. En la revista

norteamericana “Let's Live”, apareció un artículo en febrero de 1985 en

el cual se podía leer, en referencia al lapacho: “En los pasados 20 años,

varios informes de médicos y pacientes han indicado que esta corteza,

ingerida (normalmente en forma de té), ha curado leucemias terminales”.

Y: “se ha mostrado como un efectivo analgésico, sedante,

descongestionante, diurético e hipotensor”. Una importante acción del

lapacho es la reducción de los síntomas desagradables y dolorosos

producidos por la quimioterapia. Además, está comprobado que

simultaneando su ingestión con el tratamiento quimioterápico, la acción

de este último se ve reforzada.

Su acción reforzante del sistema inmunológico es notable, siendo

usado este remedio para todo tipo de enfermedades en las que el papel

- 78 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

de las defensas orgánicas sea importante. Resulta un buen antibiótico

natural.

Existen muchas variedades de este árbol, sobre todo en América

(de norte a sur), pero sólo la variedad Tabebuia ipetiginosa se ha

mostrado efectiva contra el cáncer, y solamente la capa interior de la

corteza, con lo cual seremos cautos a la hora de adquirir el producto o

de recolectarlo nosotros mismos.

Trébol rojo (Trifolium pratense)

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos informó de

las propiedades antitumorales del trébol rojo. Uno de los investigadores

del instituto apuntó que 33 países de todo el mundo lo usaban para

combatir el cáncer desde tiempo atrás. Las pruebas de laboratorio

confirmaron que la planta contiene cuatro agentes antitumorales:

genisteína, daidzeína, tocoferol y vitamina E. Es antiinflamatorio,

sedante y diurético.

Se recomienda su uso en infusión o decocción: hervir 30 gramos

de hojas y/o flores por litro de agua, de lo cual se tomarán hasta 5

tazas diarias. Puede producir alguna ligera diarrea, pero ello será

indicativo de su efectividad limpiadora. Debido a su contenido en

estrógeno, no es recomendable para mujeres embarazadas, hasta que se

hayan investigado completamente sus posibles efectos abortivos. Los

estrógenos naturales no crean desequilibrios hormonales, cosa que sí

pueden hacer los sintéticos, por su calidad y concentración.

Uña de gato (Uncaria tomentosa)

Resulta un excelente remedio para prevenir y curar el cáncer. Es

un potente fortalecedor del sistema inmunológico. Contiene diversos

componentes antitumorales, y ha reducido el tamaño de tumores

visibles, en el corto espacio de tiempo de 2 semanas. Tiene importantes

propiedades antileucémicas.

Además, alivia los síntomas producidos por la quimioterapia.

Chaparral

A pesar de sus efectos anticancerígenos contrastados, puede

presentar algún efecto hepatotóxico colateral, con lo que su uso todavía

no es del todo recomendable, al menos hasta que se investigue más

profundamente su posible peligrosidad.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Celidonia mayor (Chelidonium major)

Tiene propiedades antimitóticas. Se puede preparar una infusión

de 10 a 15 g. de hojas o raíces trituradas, por litro de agua, de lo cual

se consumirán una o dos tazas diarias.

Mandrágora (Podophyllum peltatum)

También llamada podófilo. Presenta el mismo tipo de

propiedades que la celidonia mayor en cuanto al cáncer se refiere.

Contiene una sustancia llamada etopósido, que se usa aisladamente en

quimioterapia, sobre todo en casos de cáncer testicular y pulmonar.

Dosis muy altas de la planta pueden provocar fuertes diarreas.

Vicaria (Vinca rosea)

Se trata de otra planta con propiedades antimitóticas. Contiene

vinblastina y vincristina, dos sustancias utilizadas en quimioterapia,

especialmente para sarcomas, linfomas (enfermedad de Hodgkin, etc.) y

leucemias. De hecho, en la Edad Media ya se conocía el efecto

antitumoral de esta planta.

Ginseng (Panax ginseng)

Algunos estudios realizados sobre esta raíz sugieren que puede

frenar el desarrollo del cáncer colorrectal, a parte de poseer otras

propiedades anticancerígenas.

Kelp (Laminaria japonica)

Se trata de un alga originaria de Japón. Ayuda a la recuperación

de las células dañadas por causa de los tratamientos radioterápicos. Es

también un buen remineralizante.

3.4.6 Antiguos remedios desconocidos

Son muchos los remedios que desde antiguo se han utilizado

para luchar contra el cáncer, con más o menos fortuna. Concretamente,

dos de ellos, de los que he podido tener noticia, han dado unos

resultados altamente satisfactorios.

Puesto que son todavía desconocidos por la ciencia oficial, desde

este documento animo a todo aquél que tenga posibilidades de

investigar, dirija su atención hacia estos remedios que ya han

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

demostrado su efectividad. Para todo aquél que decida emprender esta

investigación, deseo transmitirle mi sentimiento sobre la necesidad de

hacerlo de forma absolutamente respetuosa con la Naturaleza. Los

hombres hemos demostrado ya que cuando hallamos un recurso

natural capaz de reportarnos algún beneficio, somos capaces de

volvernos locos y explotarlo salvajemente hasta su extinción. Creo que

ya puede haber llegado la hora de demostrar que sabemos controlarnos

y vivir en armonía con la Naturaleza... ¿O no sabemos...?

Hojaransín

El hojaransín, u ojaransín, es una planta de origen tropical

usada desde siglos atrás por ciertos  indios colombianos para curar el

cáncer. Hasta la fecha, desconozco el nombre científico de la planta, y

los pasos realizados para su identificación concreta han sido

infructuosos; en cuanto al nombre que doy, se trata de la denominación

indígena. A continuación daré algunos detalles descriptivos. En las

figuras 3 y 4 podemos observar algunos detalles del hojaransín, además

de un par de fotos del mismo. Si por fortuna este escrito llegara a

manos de algún botánico o alguien que conociera su denominación

científica y otros datos botánicos, le ruego que se ponga en contacto

conmigo.

Las propiedades anticancerígenas de esta maravillosa planta no

han sido todavía estudiadas científicamente, con lo cual, sólo dispongo

de datos empíricos.

Me constan varios casos de curación gracias a las hojas de

hojaransín. No se ha detectado efecto adverso ninguno, a no ser

algunas crisis eliminadoras, indicadoras de la previa toxicidad del

organismo. Una vez el cuerpo ha sido limpiado, se puede seguir con la

ingestión de la planta sin que se repitan dichas crisis. De todas formas

los casos en los que se ha producido esta reacción han sido realmente

escasos.

Al ser una planta tropical, su cultivo es difícil en las zonas donde

se producen heladas. Aunque puede aguantar incluso los -2 ºC, si

además del frío existe humedad, es probable que la planta muera. Hay

que plantarlo en zonas resguardadas del viento frío. Se puede albergar

en invernadero durante las épocas en las que se pueden producir

heladas.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

(a) (b)

(c)

Figura 3

(a) Hojaransín entero

(b) Pequeño brote en el borde de una hoja

(c) Hoja

El método que tiene esta planta para reproducirse es altamente

curioso. Aunque también florece (nunca he podido observar semillas

después de la floración), el método más utilizado para la reproducción

es la plantación de los hijos que brotan en los bordes de las hojas.

Efectivamente, en las pequeñas incisiones formadas por el borde

serrado de la hoja aparecen unos minúsculos puntitos rojos, que poco a

poco se van convirtiendo en dos diminutas hojitas, y unos pequeños

hilitos que no son más que las futuras raíces. Este pequeño brote va

creciendo hasta formar una pequeña planta con sus hojas y raíces. He

llegado a observar en ocasiones ¡más de 40 hijos en una sola hoja! La

facilidad reproductiva de esta especie es impresionante.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

            

(a) (b)

Figura 4

(a) Hojaransín entero

(b) Brotes ya plantados

Este proceso se verifica cuando la hoja “se da cuenta” de que va

a morir. Así, su instinto de conservación le impulsa a generar

descendientes. Cuando las condiciones en las que se encuentra un

hojaransín son malas (mucho frío, poca agua, etc.), la hoja enrojece y

tiende a reproducirse. Es una práctica habitual cortar una hoja y

dejarla sobre tierra, turba o un trapo húmedo (no excesivamente

mojado), según nos convenga, en una zona con luz indirecta

(penumbra). En ese estado, no tardan en aparecer los pequeños brotes.

Si mantenemos húmedo el trapo (o la tierra), sin mojar la hoja, las

plantitas irán creciendo al mismo tiempo que la hoja madre se irá

marchitando. Cuando se considera que las raíces del pequeño retoño

son suficientes para poder alimentarse a través de ellas, se puede

proceder a separarlo, recortando alrededor de él un trozo de la hoja

madre que todavía le da sustento, y plantándolo en un tiesto o

directamente en el suelo.

En las épocas frías el hojaransín detiene su crecimiento, con lo

que habrá que regarlo poquísimo para evitar que se pudra. La principal

causa de mortalidad del hojaransín en las zonas frías es el exceso de

humedad. No debe regarse por aspersión, pues al tener las hojas tan

grandes, se concentran muchas gotas de agua en su superficie, lo cual

puede producir el efecto lupa si hace calor, o helar la planta si hace frío.

Se debe regar directamente en la tierra. Si la zona es templada bastará

con mantenerla húmeda. Si estamos en zona o época calurosa,

podemos regarla mucho más sin peligro.

- 83 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Esta planta necesita mucha luz, pero no siempre directa, con lo

que será mejor situarla en algún lugar donde tenga sólo algunas horas

de sol directo. Si recibe continuamente luz solar directa, las hojas serán

menos verdes y más grandes (pueden superar el medio metro); si no

recibe apenas luz directa o la recibe sólo filtrada a través de un cristal,

crecerá más espigada y de color verde oscuro brillante, con hojas más

pequeñas, como el ejemplar de la figura 4(a).

Las hojas nacen en pares opuestos, alternándose

perpendicularmente. Es una planta muy vulnerable a las plagas,

aunque a medida que va creciendo aumenta su resistencia.

Al ser muy carnosa la hoja, se conserva muy bien una vez

recolectada, aguantando perfectamente 30 días en buen estado. Se

conserva mejor en el frigorífico. De todas maneras, como todas las

plantas, lo mejor es consumirla lo antes posible una vez ha sido

cortada. Recordemos una vez más la importancia de la actitud interior

de agradecimiento hacia ella, pues es un ser vivo que nos ofrece su

inestimable ayuda de forma desinteresada.

El uso habitual del hojaransín es en ensalada o en decocción.

En ensalada se puede trocear hasta una hoja (en casos graves) y

mezclar con la ensalada. Habitualmente media hoja diaria es suficiente,

si ésta es grande. En cuanto a la decocción, se preparará en medio litro

de agua, en el que echaremos 3 cucharadas soperas de planta fresca

troceada, y lo dejaremos hervir hasta que observemos que ha quedado

cocida. Retiraremos los trozos de hoja y beberemos ese caldo durante el

día. Se tomará este cocimiento a diario. Se puede aumentar

progresivamente el número de cucharadas, pero siempre en medio litro

de agua.

Aunque es poco probable, si observamos algún efecto eliminador

muy molesto, reduciremos la dosis, para aumentarla tan pronto como el

cuerpo haya sido limpiado y cesen las crisis.

Otra forma de aplicación es en baños: bastará con mezclar una

decocción de hojaransín en el agua de la bañera.

Serpiente de cascabel (Crotalus atrox, etc.)

Se trata de un antiguo remedio utilizado en varios países, entre

los que podemos destacar Colombia o Guinea Ecuatorial.

Personalmente, me constan numerosos casos de curación a través de

esta terapia.

Como ejemplo, puedo destacar el caso de un joven con un

cáncer pulmonar metastático, desahuciado por los médicos. No se le

daban muchas esperanzas de vida, ni tan siquiera aplicando

medicación. El hombre decidió no someterse al tratamiento

- 84 -

Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

quimioterápico para evitar los efectos secundarios, pues igualmente

carecía de posibilidades de sobrevivir, según los médicos. Al conocer la

posibilidad de tomar serpiente de cascabel decidió someterse a ello, ya

que no tenía nada que perder y además el tratamiento con la serpiente

carecía de efectos secundarios.

Un mes después, el cáncer se había detenido. Durante los meses

siguientes la enfermedad empezó a retroceder sensiblemente hasta que

finalmente se produjo la curación completa, ante la mirada atónita de

los médicos. Años después de aquello, este hombre lleva una vida

absolutamente normal y no ha vuelto a padecer ningún problema

similar.

El remedio se prepara de la siguiente manera: se deben desechar

los cascabeles y la cabeza de la serpiente, pues no son útiles. La carne

restante se seca (por ejemplo, al sol), se muele hasta reducirla a fino

polvo, se consiguen cápsulas vacías en una farmacia, y se rellenan con

el polvo de serpiente. Recalco una vez más la necesidad de respetar la

Naturaleza, y la legislación sobre especies amenazadas y espacios

naturales protegidos.

La dosis en casos graves será de una cápsula cada hora, es decir

24 cápsulas diarias, lo cual representa un gran sacrificio, pues no debe

interrumpirse el tratamiento ni de día ni de noche. A medida que el mal

va perdiendo su gravedad, se puede ir reduciendo la dosis, por ejemplo

a una cada dos horas por la noche, cada tres horas, etc. Finalmente se

pueden también ir espaciando las dosis diurnas. Todo dependerá de la

evolución del cáncer.

Esta terapia tiene el inconveniente de ser totalmente

incompatible con cualquier medicamento sintético, con lo cual no

se puede simultanear con quimioterapia ni radioterapia. Ni tan siquiera

se debe mezclar con una simple aspirina. El tratamiento debe iniciarse

con el cuerpo ya limpio de fármacos. En todo caso representa una

excepción aislada, pues los remedios de la medicina natural son

perfectamente compatibles con los tratamientos alopáticos.

3.4.7 Setas

Existen ciertas setas muy utilizadas en los países orientales por

sus propiedades medicinales y culinarias. Al estudiarlas, se ha

descubierto que poseen propiedades anticancerígenas, y resultan un

buen remedio para esta enfermedad. A parte de la Tremella fuciformis y

la Poria cocos, podemos destacar las siguientes:

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Shitake (Lentinula edodes)

Se trata de uno de los hongos más populares en Asia, muy

apreciado por su excelente sabor. Contiene todos los aminoácidos

esenciales; de hecho es más rico en aminoácidos que la misma soja.

Reduce el colesterol, es antibiótico y potenciador del sistema

inmunológico. Reduce los tumores cancerígenos.

Contiene múltiples vitaminas, y un total de 50 enzimas

diferentes, incluidas la tripsina y la pepsina, ambas necesarias para la

digestión. Otras, como la asparaginasa, resultan especialmente útiles

para luchar contra el cáncer.

Reishi (Ganoderma lucidum)

Es tonificante y oxigenador celular. Posee propiedades

depurativas e hipotensoras. Tiene una doble acción en cuanto a la

lucha contra el cáncer: en primer lugar, debilita y retrasa el avance de

las células cancerosas; por otro lado fortalece el sistema inmunológico.

Además, reduce los efectos secundarios de la quimioterapia o la

radiotarapia, mejorando notablemente la calidad (y cantidad) de vida de

los enfermos de cáncer; minimiza el riesgo de metástasis; Hace

desaparecer los dolores causados por la enfermedad.

Ha demostrado inhibir sensiblemente el desarrollo de leucemia

en ratones de laboratorio. Al parecer, los polisacáridos presentes en este

hongo son los responsables de su eficacia antitumoral.

Como ejemplo de los múltiples casos de tratamiento con reishi,

podemos citar el de un hombre de más de 70 años que ingresó en el

hospital con un tumor cerebral de 5 cm. de diámetro. Permanecía

inconsciente. Dos meses después de iniciar la aplicación del hongo (6

gramos de esencia de reishi diarios), recuperó la conciencia, aunque el

tumor no había variado su tamaño. Meses después, ante la sorpresa del

neurólogo, el cáncer empezó a retroceder. Se bajó la dosis a 3 gramos

diarios. Finalmente, el tumor llegó a reducirse hasta 1 cm., y el paciente

se trasladó a su casa, donde prosiguió con la toma de reishi.

Maitake (Grifola frondosa)

Sus propiedades anticancerígenas son prácticamente las mismas

que las del reishi. Al igual que en el caso anterior, su acción se debe

también a sus polisacáridos, formados por beta glucanos.

Es además un buen regulador de la glucosa, del colesterol, de la

presión arterial y del peso corporal.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

3.4.8 Plantas depurativas e inmunoestimulantes

Existen infinidad de plantas medicinales con acciones

depurativas y estimuladoras del sistema inmunológico. Citaremos sólo

algún ejemplo, pero debemos tener en cuenta que existen muchísimas

más. Cualquier remedio que limpie el organismo y robustezca las

defensas está actuando contra los posibles tumores malignos (o

benignos).

Diente de león (Taraxacum officinalis)

Es un excelente ejemplo de planta depurativa: ligeramente

laxante, diurético, colerético (estimula la producción de bilis en el

hígado), colagogo (facilita el drenaje de la bilis en la vesícula biliar), etc.

Su acción se concentra en los órganos eliminadores.

Se pueden tomar las hojas frescas en ensalada, o secas en

infusión, en la que podemos añadir las raíces (también secas): 60

gramos de planta por litro de agua; una taza antes de cada comida.

Equinácea (Echinacea purpurea, etc.)

Es el ejemplo típico de planta anticancerígena estimuladora de

las defensas. Desintoxica el hígado, destruye las células cancerosas y

aumenta las defensas de forma extraordinaria, pues incrementa la

producción y actividad de anticuerpos y leucocitos. Tiene una ligera

acción antibiótica y antivírica, que en caso de ser necesario podemos

potenciar extraordinariamente combinándolo con própolis de abeja.

Podemos ingerirla en decocción: hasta 50 gramos de raíz

triturada por litro de agua, de la que se tomarán de 3 a 5 tazas diarias.

3.4.9 Otros productos anticancerígenos

Existen otros preparados naturales que pueden ayudar en el

tratamiento del cáncer. Podemos citar algunos:

• Selenio: es un potente antioxidante

• Superóxido dismustasa (SOD): enzima antioxidante.

• Coenzima Q-10: a parte de su poder antioxidante, mejora la

oxigenación celular y potencia el sistema inmunológico.

• Melatonina: poderoso antioxidante y antidepresivo. Ingerido

antes de ir a dormir, ayuda a conciliar el sueño.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

3.5 Terapia mental

Como se ha explicado anteriormente, existen numerosos

bloqueos psicoemocionales de los cuales somos más o menos

inconscientes. El saneamiento mental consiste en descubrir estos

mecanismos patológicos que anidan en nuestra psicología. En otras

palabras, necesitamos realizar una autoexploración, una

autoinvestigación, para llegar a conocernos realmente.

El principal obstáculo que tiene este trabajo de búsqueda, es el

autoengaño, la autojustificación a la que estamos sometidos. A nadie le

gusta reconocer que es envidioso; nos desagradaría mucho descubrir

que somos posesivos con nuestra pareja; nos molestaría descubrir que

tenemos el amor propio muy subido. Por lo tanto, el primer paso será

reconocer que somos imperfectos y que debemos cambiar, que somos

los máximos responsables de nuestra enfermedad. Volvamos nuestra

atención hacia nuestro interior, y si descubrimos que somos perezosos,

orgullosos, miedosos, maniáticos, o crueles, aceptémoslo con alegría,

como un paso hacia la curación. Si nos autoengañamos,

permaneceremos enfermos.

Muchas veces es suficiente eliminar ligeramente el autoengaño y

vernos con ojos más objetivos para darnos cuenta de defectos y

traumas que habíamos estado apartando continuamente de nuestra

atención, de forma inconsciente. Busquemos, profundicemos en lo que

más nos duela.

Los problemas psicológicos que más nos molestan, y que

percibimos claramente sin necesidad de autoexploración son los que

necesitamos trabajar más urgentemente. A medida que avance este

trabajo de autoexploración, iremos profundizando hacia problemas

menos conscientes.

Es importante, sobre todo, vivir la vida de forma tranquila y

sosegada. Vivir el presente, sin estar constantemente pensando en lo

que pasó o en lo que pasará, es una forma de ahorrar nuestra energía y

reportarnos un bienestar que difícilmente se consigue en el mundo

civilizado. La actitud con los seres que nos rodean también marcará el

curso de nuestra vida: una actitud altruista, nos aportará mucho,

mientras que una actitud egoísta nos acercará a la soledad y a la

enfermedad. Para recibir, hay que dar primero. Quien no da, no recibe.

Esto es una ley casi matemática.

En la medida en que uno pueda, es bueno pararse diariamente y

practicar una relajación profunda. Ayudados de alguna música suave

(si es clásica mejor, siempre sin mensajes subliminales), luz tenue,

incienso, postura cómoda, ojos cerrados, etc., podemos llegar a un

estado de paz muy importante para darnos cuenta de muchas cosas. La

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

relajación debe ser física, mental y emocional. No profundizaremos en

ello, pues existe mucho material acerca de cómo relajarse bien.

Una vez en ese estado de relajación, podemos empezar a indagar

introspectivamente: ¿por qué estoy enfermo? ¿Cómo puedo eliminar

esta causa? Quien profese alguna religión puede hacerle estas y otras

preguntas similares a su Dios. Quien no, puede hacérselas a su

corazón, su fuerza interior, etc. Este es un trabajo que requiere

paciencia, pero las respuestas van viniendo paulatinamente. En cuanto

descubramos las causas de nuestra enfermedad, podremos proceder a

su eliminación. Podemos pedir, por ejemplo a Dios, que lo elimine. La

oración es importante.

También es útil realizar una práctica de visualización: estando

en completa relajación, intentaremos,  usando la imaginación,

visualizar la enfermedad o su causa, e imaginaremos como poco a poco

se va destruyendo, quemando, disolviendo, etc. Cada cual tendrá su

propio método. Podemos combinar esta visualización con la petición a

nuestro Dios.

Es importante que cultivemos la esperanza, la alegría y las

ganas de vivir. Es muy conveniente desechar los perjudiciales miedos.

La fe en la curación será nuestra medicina más efectiva. El hecho de

estar convencidos de que vamos a curarnos acelerará de manera

increíble el proceso de curación.

3.5.1 Flores de Bach

El sistema terapéutico del doctor Edward Bach es un claro

ejemplo de medicina dirigida a la parte mental. Esta terapia, a pesar de

la filosofía espiritual que encierra, está reconocida por la OMS desde

hace ya algunas décadas.

En cuanto al origen de las enfermedades, dijo el doctor Bach:

“Las enfermedades orgánicas, tales como nosotros las conocemos, son un

resultado y un producto final; son la última etapa de algo mucho más

profundo. La enfermedad se origina por encima del nivel físico, más cerca

del plano mental, y es enteramente el resultado de un conflicto entre

nuestro Yo espiritual y nuestro Yo mortal. En la medida en que éstos se

encuentren en armonía, gozamos de perfecta salud, pero tan pronto como

entran en discordia, surge lo que conocemos por enfermedad.

La enfermedad es pura y exclusivamente correctiva; no es

vengativa ni cruel, sino el medio adoptado por nuestras propias Almas

para señalarnos nuestras fallas; para evitar que cometamos más errores;

para encauzarnos de vuelta por el sendero de la Verdad y la Luz, del que

nunca deberíamos habernos apartado.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

La enfermedad es, en realidad para nuestro propio bien, y es

beneficiosa, aunque podamos evitarla si tenemos una buena comprensión

de ella, combinada con el deseo de hacer el bien”.

Haciendo caso de estos síntomas, o indicaciones del Alma, es

decir, armonizándonos con nuestra Alma, la salud se restaura por

completo. Por lo tanto, toda enfermedad es debida a algún error

psicológico que nuestra parte espiritual quiere que enmendemos.

Siguiendo con las palabras de Bach: “El médico ya no tendrá

interés en la patología, o la anatomía patológica, ya que sus estudios se

centrarán en la salud. No le importará, por ejemplo, si una deficiencia

respiratoria está provocada por el bacilo de la tuberculosis, el

estreptococo o cualquier otro organismo; pero sí se preocupará

intensamente por saber si el paciente está desarrollando

equivocadamente su aspecto afectivo. Ya no se utilizarán los Rayos X

para examinar una articulación artrítica, sino que se investigará la

personalidad del paciente para descubrir la rigidez de su mente.

El pronóstico de la enfermedad ya no dependerá de signos y

síntomas físicos, sino de la habilidad del paciente para corregir sus

defectos y armonizarse con su vida espiritual”.

Los 38 remedios del sistema floral de Bach permiten al paciente

descubrir y rectificar sus errores. De este modo, siendo una medicina

que actúa a nivel mental, puede sanar enfermedades físicas: “La acción

de estos remedios se basa en elevar nuestras vibraciones, hacernos

conocer los canales de recepción de nuestro Yo espiritual, colmar

nuestras naturalezas con las virtudes que necesitamos, y hacer

desaparecer de nosotros el defecto que nos está perjudicando”.

De este modo, existe una esencia floral distinta para cada estado

psicológico negativo (podríamos llamarlo patológico, pues produce

enfermedad física). Veamos, a modo de ejemplo, algunos remedios

florales que podrían ser útiles en caso de cáncer, aunque las posibles

causas pueden ser otras muchas:

• Agrimony: para estados de sufrimiento escondidos bajo una

apariencia alegre. La represión de angustias es una fuente

importante de cáncer y otras enfermedades.

• Aspen: miedos indeterminados, miedo a cosas desconocidas,

a la muerte, etc.

• Cherry Plum: para todo tipo de descontrol; el cáncer en sí es

un descontrol celular.

• Crab Apple: para limpiar el cuerpo y la mente de procesos

morbosos.

• Gentian: depresión, desaliento, falta de fe.

• Gorse: estados de desesperanza, en los que no se cree en la

curación.

• Larch: para la falta de confianza en uno mismo.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

• Mimulus: miedos a cosas concretas.

• Mustard: depresiones graves, o sin causa aparente.

• Rock Rose: situaciones en las que predomina el pánico

paralizador.

• Star of Bethlehem: para cicatrizar antiguas o nuevas

heridas psicoemocionales.

Cabe añadir que el doctor Bach nunca cobró un solo céntimo

por administrar sus remedios florales: su labor fue totalmente

desinteresada.

3.5.2 El método del doctor Hamer

El doctor Geerd Ryke Hamer pudo comprobar gracias a su

experiencia personal, que el cáncer va íntimamente ligado a la

psicología. Él mismo desarrolló un cáncer, cuyo detonante fue la trágica

muerte de su hijo Dirk. El Dr. Hamer desarrolló una hipótesis, cuya

práctica le sirvió para sanar de su propio mal. Posteriormente verificó

esta hipótesis en miles de pacientes (más de 11.000).

Dicha hipótesis fue formulada del siguiente modo:

• Todo cáncer se inicia por lo que el Dr. Hamer denominó un

Síndrome Dirk Hamer (DHS), es decir, un choque brutal, un

conflicto agudo y dramático que la persona vive en el

aislamiento y no puede digerir.

• La forma en que el paciente experimenta este choque

determina, por un lado, el llamado Foco de Hamer, es decir

qué zona específica del cerebro sufre una ruptura de campo

bajo la influencia del choque psíquico; por otro lado este foco

empieza a dar directrices anárquicas a las células del órgano

dependiente de la zona cerebral donde se instale dicho foco.

Es decir, dependiendo del estado psíquico del paciente, el

cáncer (o de hecho, cualquier otra enfermedad) aparecerá en

uno u otro órgano.

• Existe una correlación exacta entre la evolución del conflicto

psíquico y la del cáncer, en su doble nivel cerebral y orgánico.

Así pues, si el conflicto se complica con nuevos conflictos

secundarios (por ejemplo, la angustia de saber que se padece cáncer),

un nuevo Foco de Hamer puede aparecer en el cerebro, y así aparecer

un nuevo tumor, o una metástasis.

Una vez desaparece el conflicto psíquico, la zona cerebral

afectada deja de dar órdenes anárquicas y reanuda su trabajo normal.

El cáncer se detiene. La zona tumoral tarda a partir de entonces, un

tiempo en recuperarse. El cerebro ordena la regeneración del órgano

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

enfermo y el tumor se repara, sea a través de una contracción

cicatricial, por reconstrucción o por expulsión.

La teoría de Hamer alcanzó una difusión extraordinaria a nivel

internacional. Pero en lugar de profundizar e investigar más acerca de

estos descubrimientos, la comunidad científica optó por relegarlo todo

al olvido. La terapia del Dr. Hamer, que ha dado un elevado número de

curaciones, ha caído actualmente en el más absoluto descrédito.

3.6 Sol y aire

La luz solar incidente en nuestro cuerpo nos carga de energía,

como si fuéramos paneles solares. El sol proporciona vitalidad y facilita

numerosas reacciones químicas en la piel, como por ejemplo la

formación de vitamina D. Estas acciones químicas se deben

fundamentalmente al espectro ultravioleta, llamado también rayos

actínicos. Estos rayos ultravioleta tienen además un marcado poder

antibacteriano y desinfectante, por lo que su aplicación racional sobre

heridas, infecciones, o en enfermedades infecciosas es muy beneficiosa.

Los rayos ultravioleta tienen también el efecto de aumentar la

hemoglobina en la sangre y la hacen más capaz de liberar oxígeno y

captar el dióxido de carbono resultante del metabolismo celular.

Además aumenta las acciones bactericidas y desinfectantes en la

sangre, principalmente a través de un aumento en el número y

actividad de los leucocitos. Los rayos solares bajan la tensión sanguínea

si es excesiva, normalizan el metabolismo, favorecen las eliminaciones

tóxicas, etc. A parte de los numerosos efectos beneficiosos sobre la

sangre y el sistema inmunológico, la luz solar produce un considerable

efecto sobre el sistema nervioso, aumentando la capacidad mental.

El cuerpo genera, como protección contra los rayos ultravioleta,

una sustancia denominada melanina, que consiste en un pigmento

oscuro que se va acumulando en la piel. De esta manera, una piel muy

pigmentada (oscura) es más resistente, y al mismo tiempo más receptiva

a los rayos solares. Cuanto menos pigmentada está la piel, más

peligroso resulta sobreexponerse a dichos rayos, y menos se aprovecha

la energía vital del sol. Por lo tanto, los baños de sol terapéuticos serán

cortos inicialmente, e irán aumentando su duración a medida que la

piel vaya adquiriendo pigmentación. De esta forma, el organismo está

cada vez más protegido contra los posibles efectos nocivos del sol, y los

efectos curativos serán aprovechados cada vez más.

Una piel blanca será más propensa a enrojecer, inflamarse,

generar ampollas, desarrollar tumores, etc. Cuando la piel está bien

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

pigmentada, estos riesgos van desapareciendo paulatinamente. Cuando

la piel recibe más radiación solar de la que está preparada para

absorber, sufre una hiperemia más o menos intensa, es decir un

enrojecimiento por mayor afluencia de sangre. Si este enrojecimiento es

leve, no entraña ningún peligro. La hiperemia superficial

descongestiona los órganos internos, como veremos cuando hablemos

de hidroterapia. Pero cuando dicho enrojecimiento es excesivo, puede

llegar a aparecer el eritema, la quemadura. Debemos evitarlo a toda

costa. Debemos procurar que la piel sufra sólo un ligero enrojecimiento,

lo cual producirá una pigmentación gradual y saludable. El

enrojecimiento excesivo producirá una pigmentación rápida pero no

duradera, pues suele ir acompañada de descamación en pocos días. Si

abusamos todavía más, se pueden producir los diversos tipos de

accidentes solares acostumbrados: dermatitis, eritemas, ampollas, etc.,

que pueden llegar a degenerar en formaciones malignas. El sol, como

toda terapia, es bueno en su dosis adecuada, más allá de la cual se

torna pernicioso, pudiéndose incluso llegar a la muerte por insolación.

En cuanto al espectro infrarrojo de la radiación solar, podemos

destacar que el calor generado por dichos rayos produce rápidamente

una ligera hiperemia en la piel, por vasodilatación periférica, que

descongestiona los órganos internos. Debido a ello, notamos una

relajación y ligero sueño, producido por una leve anemia cerebral

temporal, es decir, menor flujo de sangre en el cerebro. Así, estos rayos

son ligeramente analgésicos y sedantes. También producen una mayor

circulación sanguínea general, y un estado parecido al de la fiebre:

aumento de temperatura, aumento de actividad cerebral, cardíaca y

pulmonar, activación de la sudoración, etc. De este modo, vemos cómo

aumenta el metabolismo, produciéndose así una mayor oxigenación y

eliminación de toxinas.

3.6.1 Sol y melatonina

Existe otro tipo de rayos con elevado poder terapéutico dentro

del espectro solar: la luz visible. Es evidente el efecto de dichos rayos,

pues gracias a ellos podemos ver el mundo exterior. La luz visible del sol

influye poderosamente en nuestro ánimo: no nos sentimos igual en un

día soleado que en uno nublado. Por más bombillas que encendamos en

nuestra casa, si falta la luz solar nuestro ánimo suele descender más o

menos según la persona. En definitiva, el poder de la luz natural no

puede compararse con  el de la luz artificial.

En relación a este punto, debemos hablar de una glándula

endocrina llamada glándula pineal o epífisis, pues está altamente

relacionada con la luz del sol. Hasta hace poco, las funciones de esta

glándula eran prácticamente desconocidas. Actualmente se ha

descubierto que se trata de un elemento clave en la regulación del

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

equilibrio hormonal endocrino, la integridad del sistema inmunológico y

el equilibrio del reloj biológico. La hormona más importante segregada

por esta glándula se denomina melatonina.

Resulta interesante el mecanismo de la epífisis en cuanto a la

secreción hormonal, pues ello se produce exclusivamente de noche, en

ausencia de luz solar. El momento de máxima secreción se produce

hacia las 2 de la madrugada en personas jóvenes, y hacia las 3 de la

madrugada en personas mayores. También la cantidad de melatonina

segregada por una persona joven es el doble que en el caso de una

persona mayor. Durante el día, la cantidad de melatonina en sangre es

pequeña y la secreción, nula.

En el momento en que el sol se pone, se dispara una señal

neuronal que estimula a la glándula pineal a segregar melatonina y

otras hormonas. Esta secreción va aumentando paulatinamente hasta

la hora pico (entre 2 y 3 de la madrugada), en la que comienza a

descender la actividad de la glándula. En el momento de la salida del

sol, la actividad cesa. Y si bien la luz artificial parece influir sobre el

funcionamiento de la epífisis, la luz más saludable y terapéutica es la

solar.

Es fácil deducir entonces, que los desarreglos en el sueño

producen desequilibrios en cuanto al funcionamiento de la glándula

pineal. Por ejemplo, el llamado jet-lag consiste en diversos síntomas

como fatiga, insomnio, dolor de cabeza, irritabilidad, falta de

concentración, respuesta inmunológica débil, etc. Este fenómeno está

producido por el cambio que recibe el reloj biológico al viajar a un lugar

con distinta franja horaria que la de origen. Se ha comprobado que la

mayoría de estos síntomas se deben al desarreglo endocrino que se

produce, sobre todo en lo referente a la melatonina. La aplicación oral

controlada de melatonina ha demostrado ser efectiva contra los

síntomas del jet-lag. Pero no sólo se producen este tipo de desarreglos

endocrinos cuando viajamos. Cualquier actividad anormal en el proceso

del sueño traerá como consecuencia una reducción más o menos

importante en la secreción de melatonina: los cambios de turno, los

trabajos nocturnos, permanecer despierto toda o gran parte de la

noche, etc.

Pero, ¿cuál es el efecto de la melatonina en el organismo? Entre

lo que se ha descubierto sobre esta hormona, podemos destacar sus

efectos antidepresivos. Si tenemos en cuenta que la cantidad de

melatonina segregada por la noche depende en gran parte de la

cantidad de luz solar de la que se haya disfrutado durante el día,

deduciremos fácilmente que a menos luz solar, más depresión. Los

resultados de la ingestión adicional de melatonina parecen reforzar esta

conclusión. Es un hecho comprobado que en los países con menos días

soleados la tasa de suicidio es más alta. La melatonina ayuda también a

la capacidad mental y la concentración.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Podemos comprobar entonces la importancia del espectro visible

de la luz solar, pues la mejor melatonina de que puede disponer el

organismo es siempre la que él mismo puede fabricar, y no la que le

venga externamente a través de cápsulas o comprimidos.

La melatonina tiene también propiedades antiestrés. Se ha

podido comprobar además, que quien está expuesto a campos

magnéticos está más protegido de sus efectos negativos si su tasa de

melatonina es alta.

El Dr. Maestroni administró cada noche melatonina a ratones de

mediana edad, los cuales vivieron un promedio de un 20% más que los

ratones a los que no se administró dicha hormona, con lo que parece

concluirse que una deficiencia en su producción puede acortar la vida.

Este descubrimiento puede estar muy relacionado con el hecho de que

la melatonina tiene grandes propiedades antioxidantes, siendo de vital

importancia en el tratamiento y prevención del cáncer y otras

enfermedades: por la noche la glándula pineal limpia el organismo de

radicales libres. Se ha comprobado en estudios posteriores que juega

un papel vital en la lucha contra el cáncer, especialmente el cáncer de

mama.

Por todo lo señalado hasta aquí, podemos asegurar que el sol es

un elemento terapéutico de primer orden: fortalece todo el organismo,

aumenta las defensas naturales, limpia y desinfecta, alegra, etc.

Veamos cómo pueden usarse sus rayos con moderación.

3.6.2 Helioterapia: el sol como medicamento

Si bien es cierto que la exposición solar es la principal causa de

cáncer de piel, ello es debido a que nos exponemos al sol de forma

totalmente irracional. En realidad, la exposición solar controlada, con

fines terapéuticos, es una medicina saludable y natural.

En primer lugar, deberíamos prescindir de las cremas

protectoras solares, a no ser que la zona en que vivamos tenga una

capa de ozono extremadamente debilitada, lo cual sucede con más

probabilidad cerca de los polos terrestres. Los protectores solares

impiden que la acción beneficiosa del sol penetre en el organismo. Se

aconseja en ocasiones untarse la piel que ha sido expuesta al sol, con

aceite de oliva (prensado en frío, naturalmente), para aprovechar los

efectos antioxidantes del mismo. Esto se hace realmente recomendable

si ha habido una sobreexposición solar con el consiguiente riesgo que

ello conlleva.

En todo caso, deberíamos empezar por tomar el sol unos pocos

minutos el primer día, para ir aumentando el tiempo a medida que la

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

pigmentación va evidenciándose en la piel. Nunca se tomará un baño

solar que esté por encima de la capacidad de reacción del organismo,

con lo que si partimos de una piel muy blanca, extremaremos las

precauciones, mientras que si ya tenemos la piel muy pigmentada

podemos exponernos al sol más tiempo.

El baño solar debería ser general, a cuerpo desnudo, y durante

todo el año, aprovechando todos los días soleados. Se aplicará

tendiéndonos de espaldas primero y boca abajo después, de tal manera

que toda la piel resulte bañada por los rayos. Si vivimos en una zona

fría, podemos aplicarlo en casa a través de una ventana abierta, por

ejemplo. Nunca tomaremos el baño de sol a través de un cristal, pues

parte de los rayos beneficiosos serían  filtrados, principalmente,  los

ultravioletas. En caso de tener frío por tener la ventana abierta,

realizaremos el baño solar mientras hacemos ejercicio. Si aún y así

persiste el frío, es mejor prescindir del baño solar, pues sería más

perjudicial que beneficioso. El enrojecimiento leve de la piel posterior al

baño, mostrará la efectividad de la aplicación y nos permitirá aumentar

su duración, pues la piel irá tomando un tono más oscuro cada vez.

Después del baño solar en el que hemos acumulado calor,

debemos aplicar agua fría sobre el organismo para reactivarlo y

robustecerlo. Profundizaremos más adelante en ello, cuando hablemos

de hidroterapia.

En cuanto a la duración del baño solar, cada persona debe

averiguar cuánto tiempo debe exponerse al sol, actuando con

precaución, y cuánto puede aumentarse ese tiempo diariamente. De

esta manera llegaremos a tener un organismo francamente vitalizado

para luchar contra el cáncer.

Los enfermos del corazón deberán realizar baños cortos si pasan

calor. Si el aire es fresco y no llegan a pasar calor, pueden prolongarlo

más.

3.6.3 Aire

Decía Hipócrates: “El aire puro es el primer alimento y el primer

medicamento”. En efecto, la calidad del aire es algo sumamente

importante para disfrutar de un organismo sano y debidamente

oxigenado. Si no vivimos en el campo, la ciudad nos ensucia el

organismo con su contaminación. Entonces deberíamos hacer lo posible

por salir frecuentemente a la montaña, al bosque, o a cualquier espacio

natural que esté cerca de nuestro hogar, para renovar el aire de

nuestros pulmones. Las actividades al aire libre son francamente

vitalizadoras.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

En relación a lo expuesto anteriormente acerca de la fiebre

intestinal y el frío de la piel, el aire puede jugar un papel importante en

todo ello. Una de las causas por las cuales la piel está debilitada es por

el exceso de abrigo, sobre todo en las zonas frías. La piel es el órgano

que está en contacto directamente con el medio exterior. Si ésta está

débil, seremos muy vulnerables a las condiciones climáticas. En

cambio, si la robustecemos, será una buena protección contra las

agresiones del clima.

En una zona más o menos fría, necesitamos abrigarnos para no

pasar frío. Pero si nos abrigamos más de la cuenta, le quitamos trabajo

a la piel, la cual no se verá forzada a adaptarse al medio, produciéndose

la consecuente atrofia. Si por el contrario vamos absolutamente

desabrigados en días muy fríos, dicho frío puede penetrar en el interior

del organismo, produciéndose el consecuente resfriado, pulmonía, o

toda clase de infecciones, pues el cuerpo no tiene suficientes defensas

para protegerse del choque. Entonces, ¿qué debemos hacer?

Lo más saludable en estos casos es vestirse con el mínimo de

ropa posible, justo para no pasar frío. No importa si notamos el frío en

la piel; lo importante es que no lo notemos más adentro. Es decir, si el

frío se queda en la piel y no penetra hacia el interior del cuerpo,

estamos ejercitando al organismo de manera saludable. En cambio, si

empezamos a temblar, es porqué no estamos lo suficientemente fuertes

para aguantar la agresión fría, con lo cual, deberemos abrigarnos más,

pero no hasta llegar a estar demasiado calientes bajo el abrigo: debemos

notar el frío y sobreponernos a él. La cuestión es encontrar ese

equilibrio que nos permita fortalecernos gracias al frío.

Si aplicamos esta técnica correctamente empezaremos a notar

que al estar cada vez más preparados contra el clima, la cantidad

necesaria de ropa va disminuyendo. En ese estado, nuestro organismo

estará mucho más preparado para luchar contra las infecciones y

contra todo tipo de problemas patológicos. Paradójicamente, llegaremos

a ir mucho más desabrigados que de costumbre, y nos resfriaremos con

mucha menos frecuencia.

Existe un importante impedimento psicológico para vencer al

frío: el miedo.

Cabe añadir que frecuentemente una persona friolera lo es

debido a la fiebre gastrointestinal, de la que ya hemos hablado. Por lo

tanto, otra medida de endurecimiento frente al clima frío es la

eliminación de dicha fiebre, en caso de que exista. Endurecer la piel

significa devolverle la capacidad de reaccionar, es decir, la capacidad de

calentarse. De esta manera, se producirá un traspaso de calor desde el

tubo digestivo hacia la piel, equilibrando térmicamente el cuerpo. Es

decir, si no nos sobreabrigamos, equilibraremos las temperaturas

corporales, con lo que desaparecerá la fiebre interna, cosa que a su vez

implicará que resistiremos mucho mejor el frío; así, necesitaremos

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

todavía menos ropa, etc. Por lo tanto, eliminando la fiebre interna y

potenciando el calor en la piel a través del frío, llegaremos a un

equilibrio térmico que nos predispondrá en gran manera hacia el estado

de salud, mejorando nuestro sistema inmunológico de forma

espectacular.

En resumen, es indispensable aplicar siempre esto: desabrigarse

todo lo posible, pero sin que el frío penetre en el interior del cuerpo; es

decir, hay que sentir el frío, pero nunca hay que pasar frío.

En cuanto a las zonas cálidas o zonas con temporadas cálidas,

el endurecimiento de la piel debe realizarse mediante la hidroterapia,

pues al no existir aire frío, el cuerpo no se ve tan obligado a activar las

defensas.

En definitiva, el aire resulta un fenomenal agente curativo, sobre

todo si es puro.

3.6.4 Ejercicio

Los beneficios que la actividad física puede reportar a la salud

resultan evidentes. Cualquier tipo de ejercicio físico practicado

habitualmente y de forma moderada produce una serie de reacciones en

el organismo que ayudan a mantener o recuperar la salud. De todas

maneras hay que indicar que, como en todo, se debe buscar la dosis a

la que el cuerpo pueda reaccionar adecuadamente, puesto que un

deporte excesivo, en lugar de mejorar la salud, puede llegar a

consumirla. Cada persona debe saber cuál es el umbral de ejercicio más

allá del cual fatiga el cuerpo en lugar de reactivarlo. De este modo para

un anciano pasear lentamente durante 5 o 10 minutos puede ser su

ejercicio ideal, mientras que para una persona joven un paseo rápido de

20 minutos pude ser insuficiente. Cada uno debe buscar el equilibrio

que permita mantener intacta su salud. No debemos buscar llevar el

cuerpo al máximo de su resistencia física, pues ello redundará en un

desgaste prematuro de la vitalidad.

¿Cuáles son las ventajas de un ejercicio adecuado? En primer

lugar, el aumento de la circulación sanguínea, la respiración, y la

sudoración, lo cual acelerará los procesos de oxigenación y eliminación

(por la piel y pulmones). El cuerpo quedará más limpio de toxinas y más

oxigenado que antes de iniciar la actividad. Al aumentar la cantidad de

aire consumido, es lógico pensar que lo ideal es practicar deporte en

medio de la Naturaleza. Por ejemplo, una excelente práctica sería la

ascensión de un monte a paso rápido. Si a esa práctica añadimos un

clima algo frío y una indumentaria ligera (sin llegar a pasar frío, sólo

notándolo), el efecto será altamente purificador y fortalecedor. El frío

provoca un aumento de la circulación periférica, con lo que el flujo de

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

sangre aumenta en la piel, notándose en un enrojecimiento más o

menos pronunciado de ésta. Si a esto añadimos el aumento de la

sudoración, comprenderemos por qué la eliminación de toxinas se

realiza de manera tan efectiva a nivel de piel. Es frecuente notar

picores, sobre todo en las extremidades, cosa que indicará que la

eliminación se está llevando a cabo de forma satisfactoria.

Si tenemos en cuenta que el sobrepeso representa un serio

riesgo de cáncer, comprenderemos por qué el ejercicio reduce la

probabilidad de contraer la enfermedad.

El ejercicio fortalece el corazón y baja los niveles de grasa en

sangre, incluido el LDL colesterol, con lo que reduce el riesgo de

enfermedades cardiovasculares.

Para realizar cualquier ejercicio físico es recomendable haber

ingerido alimentos ricos en hidratos de carbono lentos (polisacáridos

complejos) en la comida anterior, es decir, alimentos feculentos (pasta,

arroz, patatas, etc.). Evidentemente, a la hora del ejercicio, el estómago

debe haber terminado ya la digestión.

Como contraindicaciones del ejercicio, podríamos citar

principalmente a las personas con síntomas agudos de cualquier tipo;

es importante el reposo absoluto en las enfermedades agudas. En las

enfermedades crónicas, el ejercicio debería ser limitado a paseos al aire

libre aprovechando los efectos beneficiosos del aire y el sol, evitando el

cansancio, pues necesitamos tener la mayor parte de energías posibles

para luchar contra la dolencia.

Practicar ejercicio físico ayuda a mantener la mente más serena,

y facilita el descanso. El sedentarismo impide muchas veces descansar

o relajarse correctamente.

3.7 Hidroterapia

El uso del agua con fines medicinales se remonta muchos siglos

atrás. Dice Hipócrates: “El médico debe estudiar el uso del agua a título

de agente terapéutico y recomendarla en algunas enfermedades, sobre

todo cuando sea preciso combatir el exceso de calor que las fiebres de

todas clases provocan en el cuerpo humano”. Es obvio el importante

papel del agua para combatir la fiebre interna, externa o local.

Las aplicaciones más interesantes desde el punto de vista

terapéutico son las de agua fría. Los efectos de estas aplicaciones en el

organismo son muy beneficiosos. En general, mejoran la circulación

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

sanguínea, descongestionan y activan los órganos, tonifican los nervios,

bajan el exceso de fiebre, etc.

El poder curativo del agua radica en el hecho de ser un agente

capaz de provocar una reacción curativa en el cuerpo. Cuando el agua

fría entra en contacto con la piel, los vasos sanguíneos de la piel se

contraen (vasoconstricción periférica). Inmediatamente después, sigue

la reacción del organismo a este estado de enfriamiento de la piel:

aumenta la afluencia de sangre hacia la superficie (hiperemia), con lo

cual se descongestiona el órgano correspondiente a esa zona. Es decir,

el exceso de temperatura y sangre de un órgano se traslada a la piel.

Todo esto produce, a parte de lo que ya hemos comentado, una

reactivación de las funciones de la piel y una mejora en el sistema

inmunológico.

El poder curativo del agua fría se manifiesta en la reacción

caliente del organismo. Por ejemplo, si mojamos nuestro brazo con agua

fría, notaremos después de la sensación de frío, un calor característico

que invadirá progresivamente la zona que ha sido mojada, e incluso

podemos ver la zona más o menos enrojecida. Esto es la reacción

caliente (vasodilatación, hiperemia). Si no se produce dicha reacción,

significa que no se ha aplicado correctamente la terapia, siendo

entonces más perjudicial que beneficiosa.

¿Cómo usar la hidroterapia para obtener la reacción del cuerpo?

Pues como en todas las terapias, aplicando la dosis adecuada a la

capacidad de reacción del organismo a tratar. En el anterior ejemplo, si

mojamos un brazo en agua excesivamente fría durante demasiado

tiempo, el frío penetrará hasta el hueso, y será imposible la reacción:

nos habremos excedido en la dosis. Si tomamos una ducha fría breve de

5 segundos, notaremos inmediatamente después un calor por toda la

piel. En cambio, si nos sumergimos en agua muy fría durante  diez

minutos, saldremos tiritando y posiblemente nos resfriemos: no hay

reacción por exceso de frío. Lo importante es que el frío no llegue a

penetrar. Si tiritamos es señal de que nos estamos excediendo.

Por lo tanto, lo indispensable, antes de empezar la aplicación, es

que el cuerpo esté caliente: si tenemos suficiente calor acumulado, no

llegaremos a pasar frío. Si empezamos una aplicación de agua fría con

el cuerpo destemplado, no conseguiremos la reacción caliente

descongestiva. Por lo tanto, si tenemos frío, es mejor calentar

previamente el cuerpo, con ayuda de abrigo, una estufa, agua caliente,

etc. Una vez hayamos entrado en calor, estamos en condiciones de

aplicar el agua fría. Una vez se ha terminado la aplicación fría, hay que

ayudar al cuerpo a reaccionar, con lo cual, si hace falta, nos secaremos

rápidamente y nos abrigaremos más o menos, dependiendo de la

capacidad de reacción que tenga nuestro organismo por sí solo.

La duración y temperatura del agua dependerá en gran medida

de la capacidad de reacción de la persona. Cuanto más frío mejor, y

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

cuanto más duradero mejor, pero sobre todo, sin sobrepasar el umbral

de capacidad de reacción: no sirve para nada llevar al cuerpo hasta el

límite de su resistencia, pues ello no resulta curativo sino destructivo.

Debemos buscar como agente curativo la reacción caliente, la

congestión de la piel, indicativa de la descongestión de los órganos

internos.

La aplicación de agua fría está contraindicada en casos de

enfermedades cardiovasculares y pulmonares. No se debe aplicar nunca

esta terapia con el estómago lleno, por lo que lo haremos antes de las

comidas o un mínimo de dos horas después de éstas. No se debe aplicar

tampoco en mujeres embarazadas ni durante la menstruación, pues por

un lado podría aumentar el riesgo de aborto, y por otro lado podría

dificultar el flujo del menstruo, o incluso cortarlo, lo cual es

extremadamente peligroso.

3.7.1 Aplicaciones generales

Las aplicaciones generales de agua fría tienen un efecto

tonificante y revitalizador del organismo en general y del aparato

circulatorio y el sistema nervioso en particular. Aumentan las defensas

orgánicas y fortalecen los nervios, siendo un buen sedante en

momentos de nerviosismo.

Duchas

Las duchas generales frías serán breves, de un máximo de un

minuto. Lo importante es que el organismo reaccione posteriormente

con calor en la piel. Si no podemos aguantar bien la ducha fría, se

puede empezar la ducha por agua tibia o caliente, y bajar

progresivamente la temperatura hasta llegar al agua fría que podamos

soportar bien. En todo caso, después de cualquier ducha de aseo

deberíamos terminar con agua fría.

Frotaciones

Las frotaciones se realizan usando una esponja o paño mojado y

escurrido para que no gotee. Como su nombre indica, consiste en frotar

el cuerpo entero (excepto la cabeza) varias veces, siempre en la

dirección de la circulación venosa, es decir, hacia el corazón. Se usan

las frotaciones cuando la persona se encuentra en un estado de

debilidad que le impide reaccionar bien a la ducha fría. Como siempre,

sabremos que ha funcionado bien si el cuerpo responde con calor en la

piel una vez finalizada la aplicación.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Una frotación fría aplicada a diario, por la mañana al levantarse,

estimulará y robustecerá nuestro sistema inmunológico para luchar

contra cualquier enfermedad. Es una medida preventiva de primer

orden.

Fiebre

Ya hemos visto los diferentes tipos de fiebre existentes. Para la

fiebre local, lo más indicado es la aplicación en la zona concreta de una

compresa de agua fría, es decir, un paño mojado en agua fría y

escurrido para que no gotee. La compresa se irá renovando cuando se

caliente.

Para bajar la fiebre externa o general cuando ésta es excesiva, se

puede aplicar una ducha fría y breve, aunque no debe hacerse de forma

demasiado brusca, pudiéndose sustituir por una serie de frotaciones

frías.

En el caso contrario de querer provocar fiebre general con fines

purificadores, se puede aplicar un baño de vapor o un baño

hipertérmico de calor creciente. Este último se inicia con el cuerpo

sumergido en el agua, con la cabeza fuera; la temperatura inicial debe

ser la misma que la del cuerpo, para aumentarla progresivamente hasta

un máximo de 41 ºC. El baño no debería durar más de 40 minutos, y

está contraindicado en caso de enfermedades agudas o

cardiovasculares. En cuanto a los baños de vapor, tienen las mismas

contraindicaciones; más adelante hablaremos de ellos.

Para eliminar la fiebre interna o gastrointestinal, lo mejor es la

aplicación de compresas frías en la región abdominal, renovándolas al

enfriarse. Buscaremos la reacción caliente cuando terminemos la

aplicación: así, ese calor excesivo pasará a la piel, y se

descongestionarán las vísceras. Cuando existe desequilibrio térmico

extremo en el organismo, es decir, intestinos afiebrados y extremidades

frías, debemos aplicar lo contrario: es decir, frío en el abdomen y calor

en las manos y pies, provocando así un equilibrio artificial que

favorecerá la recuperación del enfermo.

3.7.2 Aplicaciones locales

Una de las utilidades más interesantes de la hidroterapia es su

efecto termoequilibrador. Cuando los intestinos se hallan

congestionados, el agua fría los descongestiona y reduce la fiebre

interna. Del mismo modo que en el caso de las aplicaciones generales,

lo interesante es la reacción caliente del organismo.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Baño vital

Este baño tiene un efecto vitalizador del organismo, de tal modo

que su práctica diaria, tanto en enfermos como en no enfermos, puede

prolongar la vida y retrasar el envejecimiento. Consiste en aplicar agua

tan fría como sea posible en el bajo vientre, del ombligo para abajo. Se

puede aplicar, por ejemplo, sentándonos en un bidet lleno de agua fría,

sin llegar a tocar el agua, y echando ese agua sobre la zona

mencionada. Podemos utilizar una esponja o guante de esparto o de un

material áspero similar, con el que frotaremos toda esta zona abdominal

inferior. Hay que evitar mojar otras partes que no sean el bajo vientre.

En todo caso, es inevitable que se moje también la zona genital, pero

ello es también beneficioso. La acción del agua fría, junto con esta

frotación con material áspero, provocará una hiperemia en la piel y una

sensación de calor una vez terminado el baño, signos indicativos de la

efectividad del mismo y de la descongestión intestinal.

La duración recomendada de este baño es de media hora diaria.

Es muy aconsejable para todo aquél que desee poseer una salud

robusta.

Dolor y congestión de cabeza

En el caso de congestión o dolor de cabeza, jaqueca, migrañas,

etc., existe una técnica hidroterápica que ha dado muy buenos

resultados. Al ser éste un síntoma muy típico de los primeros días de

cualquier dieta purificadora, resulta una lástima tener que recurrir a

productos químicos analgésicos que interfieran con el proceso curativo.

Para descongestionar la cabeza procederemos como sigue:

aplicaremos agua tan fría como sea posible en ambas piernas. Si no nos

es posible aguantarlo, se puede hacer lo mismo de rodillas para abajo, o

únicamente en los pies. En casos de muy poca resistencia, podemos

aplicar frotaciones frías en las piernas. La aplicación con agua será de

corta duración (30 segundos o un minuto). Inmediatamente después,

secaremos la parte mojada, nos vestiremos, y si hace falta nos

taparemos con una manta. Es muy importante la reacción de calor en

las piernas. Esta afluencia adicional de sangre en las extremidades

significará la descongestión y alivio de la cabeza.

3.7.3 Lavado de sangre

Esta técnica, desarrollada por Manuel Lezaeta, es una

combinación de baño de vapor y frotaciones frías. El calor que provoca

el baño de vapor abre los poros de la piel y estimula la sudoración. El

frío de las frotaciones descongestiona los órganos internos y traslada

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toda esa congestión a la piel. De este modo, las sustancias tóxicas que

afectan al órgano correspondiente, se alejan de él, concentrándose en la

piel. Si volvemos a aplicar el vapor, parte de dichas sustancias serán

eliminadas a través de los poros. Podemos comprobar, pues, que esta

aplicación representa un verdadero lavado de sangre.

La manera de aplicarlo sería el siguiente: en primer lugar

empezamos con una frotación general fría, como la explicada

anteriormente. Seguidamente iniciamos el baño de vapor, de tal manera

que el cuerpo entero quede expuesto al calor, a excepción de la cabeza.

Este baño tendrá una duración de hasta 45 minutos, pero teniendo en

cuenta que cada 5 minutos aproximadamente abandonaremos el baño y

aplicaremos una frotación fría en todo el cuerpo de cuello para abajo,

para regresar nuevamente al baño de vapor. Para terminar el lavado de

sangre lo haremos siempre con una frotación fría.

Una posibilidad para realizar dicho lavado en casa podría ser

como se muestra en la figura 5.

Figura 5

Baño de vapor para el “lavado de sangre”

Podemos usar un plástico o tela impermeable con un agujero en

el centro para sacar la cabeza. Dicho agujero debe ajustarse

perfectamente al cuello para que no se escape el vapor, para lo cual

puede ser útil una goma elástica. De todas maneras, el cuello no debe

quedar apretado. Para producir el vapor podemos usar un hornillo

eléctrico encima del cual colocaremos una olla con agua, la cual deberá

hervir lentamente. Si no disponemos del hornillo móvil, podemos

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

colocar una olla hirviendo, que deberá ser reemplazada por otra cada

vez que el agua deje de producir vapor.

En definitiva, esta técnica puede ser muy útil para eliminar el

exceso de toxinas en la sangre. El lavado de sangre puede practicarse a

diario si se desea.

3.7.4 Arcilla

El poder curativo de la arcilla es muy grande, pues absorbe

sustancias perjudiciales, inactiva venenos, desinfecta, desinflama,

cicatriza, corrige el pH, etc. Estas propiedades generales son comunes

para todos los tipos de arcilla (roja, verde, blanca, negra, etc.), y no se

manifiestan cuando la arcilla está seca, sino únicamente cuando está

húmeda. Por lo tanto, cualquier aplicación tendrá validez únicamente

mientras no se seque.

Es un remedio económico fácilmente adquirible en droguerías o

tiendas especializadas en salud. Lo más habitual son los paquetes de

arcilla en polvo. También se puede conseguir directamente de la

naturaleza: buscaremos una zona donde la tierra sea arcillosa. Una vez

obtenida la dejaremos secar y la pasaremos triturada por un harnero o

criba para así conseguir la arcilla finamente tamizada.

Para prepararla, se tomará la arcilla en polvo y se le añadirá

agua fría o caliente según sea necesario para cada caso, hasta obtener

una masa pastosa. Untaremos esa masa en un trapo doblado de

algodón o similar, y aplicaremos éste directamente sobre la piel. A este

tipo de aplicación se le denomina cataplasma o emplasto. También se

puede untar el barro sobre la piel y taparlo posteriormente con el trapo.

El espesor de la masa puede llegar hasta un centímetro.

La actividad de la arcilla cesa cuando ésta se seca. Tendremos la

precaución de no reutilizarla una vez se haya secado, pues al absorber

sustancias nocivas, queda impregnada de tóxicos. Lo mejor es preparar

la masa justa para cada aplicación.

Por norma general, la mezcla se aplicará caliente sobre zonas

frías, o fría cuando la zona a tratar esté caliente. Por ejemplo, aplicando

una cataplasma de arcilla en el bajo vientre, obtenemos un excelente

remedio contra las putrefacciones intestinales y la fiebre interna; por lo

tanto, es lógico suponer que la cataplasma deberá ser fría en ese caso.

Cuando existe inflamación o dolor agudo, también se aplicará fría.

Cuando se trata de dar vitalidad a cualquier órgano enfermo y

debilitado, se aplicará caliente sobre la zona donde reside dicho órgano:

el tubo digestivo es la excepción, pues normalmente sufre una

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temperatura excesiva, con lo cual las cataplasmas gastrointestinales se

aplicarán frías (nunca después de comer, claro).

Para el caso concreto de cáncer, se recomiendan las cataplasmas

de arcilla fría, sin renovarlas cuando se calienten, sobre el abdomen,

durante toda la noche, o durante algunas horas del día. Esto limpia y

descongestiona los intestinos.

En el caso de cánceres que no afecten a órganos internos, es

aconsejable la cataplasma de arcilla fría sobre dicho tumor,

renovándola cuando se caliente. Esta aplicación se realizará a diario y

deberá tener una duración de 30 minutos.

La arcilla tiene además propiedades anti-radiactivas, puesto que

absorbe las radiaciones. De hecho, en algunas centrales nucleares, las

piezas contaminadas por radiactividad son sumergidas en arcilla

durante un tiempo para que pierdan esa contaminación. Por lo tanto

puede ser una buena terapia a aplicar en el caso de problemas

causados por radiaciones.

También es posible el uso interno de la arcilla: tomar en ayunas

un vaso de agua en el que hayamos disuelto una cucharadita de arcilla

resulta un buen remedio para casos de cáncer en el tubo digestivo

(esófago, estómago o intestinos). Además es una buena medida

preventiva si sospechamos que hemos estado expuestos a fuentes

radiactivas o que podemos estarlo. También es un remedio eficaz contra

la acidez de estómago, la diarrea o las putrefacciones intestinales.

Otra práctica que puede resultar saludable es el baño de arcilla.

Lo ideal es encontrar una fuente natural de barro, y bañarse

directamente en ella, dejando que se seque posteriormente sobre

nuestra piel. Pero cuando no sea ello posible, siempre podemos echar

arcilla en polvo en nuestra bañera y tomarnos un baño de media hora.

Resulta excelente para las impurezas de la piel.

3.8 Reflexoterapia podal

Otro de los inconvenientes de la vida alejada de la Naturaleza, en

cuanto a la salud se refiere, es el aislamiento del hombre con respecto a

la tierra. A muchos nos resulta difícil o prácticamente imposible

caminar a pie descalzo sobre un pedazo de tierra silvestre. Las

modernas ciudades facilitan nuestros desplazamientos mediante

asfalto, aceras, y demás superficies lisas. Además, disponemos de los

cómodos zapatos, que impiden que los pies nos duelan al andar. Todo

ello nos priva del estrecho contacto con el planeta.

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

Este aislamiento físico lo es también a nivel energético, pues

estos materiales que nos separan de la tierra, impiden que circulen las

energías telúricas y cósmicas a través nuestro. Es poco menos que

evidente el efecto beneficioso de andar descalzos por el campo, la playa,

un río, etc. Pero cada vez tenemos menos acceso a ello.

En los pies están reflejados todos los órganos del cuerpo, de tal

modo que cada zona del pie corresponde a un órgano diferente.

Podemos comprobar el estado de un órgano, por ejemplo, masajeando la

parte del pie correspondiente a ese órgano. Si el masaje resulta

doloroso, o existe en el pie alguna señal de tensión, contractura

muscular, enrojecimiento, callosidad, etc., significa que el órgano

correspondiente está afectado por algún tipo de dolencia. Del mismo

modo, el masaje podal sobre dicha zona estimulará la correspondiente

parte del organismo.

En la planta del pie están reflejados los órganos más

importantes, de modo que al caminar descalzos sobre una superficie

irregular (arena, tierra, piedras, etc.), activamos dichos órganos a través

de la reflexoterapia.

Figura 6

Zonas reflejas de las plantas de los pies

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Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

En el gráfico de la figura 6, se muestra un mapa zonal de las

plantas de los pies. Dicho mapa es incompleto, mostrando únicamente

las zonas que más nos interesan para el tratamiento del cáncer.

En primer lugar nos interesa activar toda la zona intestinal,

sobre todo el colon, pues es allí donde se producen “tapones” e

incrustaciones más fácilmente, al ser el lugar donde las materias fecales

se espesan y amontonan. Activando esta zona ayudaremos al organismo

a eliminar su fiebre interna. También resultará interesante activar el

apéndice vermiforme, pues con frecuencia se acumulan allí sustancias

morbosas. Con el intestino libre de suciedad y putrefacciones, todo

resulta mucho más fácil.

También resulta interesante activar la zona correspondiente a

los riñones, pues de esta manera ayudamos a la depuración de la

sangre. Por la misma razón, activaremos también el hígado y la vesícula

biliar, masajeando la correspondiente zona podal.

Resulta también muy saludable activar los ganglios linfáticos,

para que así aumente la capacidad inmunológica y se produzca un

drenaje de materias extrañas. Podemos comprobar que en la planta del

pie se reflejan tanto los ganglios linfáticos craneales como los axilares.

El masaje debe hacerse presionando lo suficiente, pero sin llegar

a traspasar el umbral en el cual provoquemos dolor. Según la vitalidad

de cada órgano, podremos presionar más o menos en cada zona del pie.

Para facilitar el masaje, usaremos un aceite vegetal de primera prensión

en frío, como el de almendra. También se puede usar el de oliva u otro

tipo. De todas formas, el masaje más natural es, insistimos una vez

más, caminar descalzos por la Naturaleza.

La duración total del masaje puede ser de hasta 20 minutos por

planta.

Las contraindicaciones de la reflexoterapia son las siguientes:

• Estados agudos. Si por ejemplo una persona padece una

apendicitis, no hay que activar el apéndice mediante masaje,

pues ello agravaría la crisis.

• Enfermedades dérmicas en el pie; descalcificación ósea; en

general, cualquier patología podal.

• En el embarazo, cuando exista peligro de aborto, no se debe

masajear la zona refleja genital.

• Durante la menstruación, los masajes de la zona refleja

genital deben ser mínimos o nulos.

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3.9 Otras terapias

Para finalizar, cabe añadir que las terapias y métodos aquí

expuestos no representan todas las opciones posibles. Esta Humanidad

es ya muy vieja, y por este planeta han pasado muchos millones de

seres humanos, muchos de los cuales han descubierto terapias más o

menos acertadas para luchar contra el cáncer y otras enfermedades.

Muchas de estas terapias han tenido una difusión amplia; en cambio,

otras han pasado desapercibidas. En general, cualquier terapia o

medicina que se desee considerar como correcta debe cumplir como

requisito fundamental la cooperación con la Naturaleza.

Entre las terapias que no hemos comentado y que cumplen

perfectamente con lo que acabamos de exponer, podemos destacar, por

ejemplo, la homeopatía, la medicina tradicional china (acupuntura), la

aromaterapia, la musicoterapia, etc.

En el caso concreto de la homeopatía, se aplican algunos

remedios para potenciar de forma natural las funciones orgánicas de

curación. Los remedios concretos dependen del tipo de cáncer y de la

situación particular del paciente. Resulta especialmente interesante el

nosode Carcinosinum, obtenido a partir de tejidos cancerosos.

Cualquier estímulo natural que nos ayude a potenciar nuestras

defensas contra la enfermedad debe ser experimentado. Lo más

importante es nuestra salud. Bien vale la pena realizar un pequeño

esfuerzopara obtener toda la información necesaria acerca de las

alternativas existentes, independientemente de opiniones, prejuicios y

teorías vanas.


Evitar el cáncer... ¡Naturalmente!

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